Stratfor espía a los “brasiguayos” y las tomas de tierras en Paraguay
SANTIAGO O´DONELL| Para la llamada “CIA en las sombras”, la disputa entre el movimiento campesino paraguayo y los agricultores extranjeros conocidos como “brasiguayos” es la principal amenaza de seguridad en el Cono Sur. Según se desprende de una serie de mails de la agencia global de Inteligencia Stratfor filtrados por Wikileaks, la agencia basada en Texas sigue con lupa la disputa entre los campesinos desplazados y los agricultores brasileños que hoy monopolizan la explotación de la franja sojera del este paraguayo, motor del fuerte crecimiento económico de ese país en los últimos años.Página 12
De acuerdo con los analistas de Stratfor, al gobierno brasileño le preocupa mucho la supuesta incapacidad del gobierno paraguayo para controlar las tomas de los campesinos sin tierra que habitualmente ocurren en esa parte del país. Le preocupa sobre todo porque muchos de los agricultores brasileños tienen títulos dudosos, ya que la ley paraguaya no permite que los extranjeros posean tierras en zonas fronterizas. Según los mails, Stratfor tiene entre sus clientes al Ministerio de Defensa de Brasil.
Distintos informes de prensa señalan que unos 35.000 agricultores de origen brasileño habitan los departamentos fronterizos de Canindeyú y Alto Paraná en Paraguay, donde poseen 1,2 millones de hectáreas de tierra óptima para el cultivo de soja, más del cuarenta por ciento de la superficie total. Muchos de esos agricultores llegaron a Paraguay en los ’70 como mano de obra desempleada tras la construcción de la represa de Itaipú, una megaobra que atrajo a miles de brasileños a la región. Otros llegaron como pequeños productores desplazados por la expansión de las grandes empresas sojeras en Brasil. Luego esas empresas cruzaron la frontera y hoy realizan fuertes inversiones en Paraguay, con mano de obra desempleada.
Fuentes de Stratfor informan que el gobierno brasileño se ocupa activamente de defender a brasiguayos, a pesar de que operan en territorio extranjero. (Según los mails, Stratfor tiene entre sus clientes al Ministerio de Defensa de Brasil.) La política brasileña descripta en los mails comprende aspectos diplomáticos, económicos y militares.
Por un lado, la presidenta Dilma Rousseff saca el tema en cumbres diplomáticas para insistir en que su par paraguayo Fernando Lugo controle a los campesinos y evite la toma de tierras. “Rousseff expresó preocupación por la situación de los brasiguayos durante un aparte con Lugo. Este es un tema que el gobierno brasileño viene siguiendo de cerca. Rousseff dijo que es importante que Brasil y Paraguay se pongan de acuerdo en este tema”, señala un informe de Stratfor referido a la cumbre del Mercosur en Asunción en junio del año pasado.
Por otro lado, Brasil ha reforzado su presencia militar en la frontera y, según fuentes de la agencia, estaría dispuesta a actuar en el vecino país para defender los intereses de los brasiguayos.
“Una movida concreta de Brasil (en respuesta al problema de los brasiguayos) es el anuncio de que va a invertir 35 millones de dólares para reforzar la policía fronteriza y sus once bases, dos de las cuales son adyacentes a la frontera paraguaya de Matto Grosso y Paraguay”, señala otro análisis de Stratfor, esta vez del 4 de mayo del 2010.
Por otro lado, Brasil financia, coordina y procesa un programa de documentación y naturalización de brasiguayos que lleva adelante el gobierno paraguayo en la zona fronteriza. “Brasil básicamente está financiando un programa de nacionalización en Paraguay. (La fuente de Inteligencia militar brasilera) criticó al gobierno paraguayo diciendo que esto había sido un problema durante años y que nunca se pusieron las pilas para resolver la situación legal de esta gente”, dice un largo informe de Stratfor dedicado al tema, de julio del año pasado.”El programa básicamente consiste en llevar todos los servicios administrativos a los pueblos con mucha población brasiguaya, para hacer todo el papelerío ahí. Incluye a todos los funcionarios locales necesarios, representantes de la embajada brasileña, fotógrafos, médicos para hacer chequeos, policía federal de ambos países para revisar registros criminales rápidamente y otros funcionarios cuyos trámites son necesarios para obtener las aprobaciones que hacen falta. La gente básicamente forma fila y recorre las distintas estaciones para que al final del recorrido ya hayan completado todos los pasos necesarios para normalizar su situación migratoria. Entonces reciben su tarjeta de residente en una semana en el mismo lugar.”
Según el informe, la fuente diplomática brasileña confiaba en que solucionando el problema de documentación se arreglaría el de la toma de tierras. “Cuando le pregunté sobre la tierra básicamente me dijo que al normalizar la situación migratoria (de los brasiguayos) le arreglarían muchos de los problemas que tienen con esa gente (los campesinos). También le pregunté si le preocupaba el efecto negativo que podría tener en esas comunidades: ‘¿Los habitantes locales de descendencia paraguaya tomarán represalias en contra de los brasiguayos?’. Dijo que si bien reconocía que hubo informes sobre algunos episodios de violencia, él no lo veía como un gran peligro ya que las comunidades son pequeñas y muchos de sus habitantes han crecido ahí y están llegando al punto en el que las comunidades han crecido juntas.”
La fuente consideraba que la relación con Paraguay era prioritaria para Brasil, por la intensidad de los vínculos generados: “Dijo que Paraguay y Brasil tienen una relación muy densa y muy fuerte. Dijo que pondría a Paraguay como el vecino más importante entre los países limítrofes.”
A pesar del optimismo expresado por el diplomático brasileño destinado en Paraguay, dos meses más tarde una fuente militar brasileña le confió a Stratfor que la ofensiva política de Brasilia para proteger los intereses brasiguayos no había arrojado los resultados esperados. Dijo que Lugo no podía frenar las tomas de tierras y sugirió que Brasil se estaba preparando para actuar militarmente en Paraguay si las cosas empeoraban. “La fuente también habló de los brasiguayos y dijo que el tema está cada vez más caliente y que cree que es el único tema en el que ve a Brasil apartándose de su tradición de evitar decisiones difíciles porque el gobierno se da cuenta de que aunque tienen una buena relación con Lugo, es demasiado débil como para imponer alguna clase de control”, señala el informe del agente Paulo Gregoire del 7 de septiembre del año pasado.
El informe disparó el siguiente intercambio, en el que los analistas de la agencia parecen especular solapadamente con un posible golpe de Estado apoyado o consentido por Brasil:
Allison Fedirka: –Con respecto a los brasiguayos y Brasil rompiendo con la tradición de evitar decisiones difíciles, ¿podés especificar a qué tipo de decisiones te referís? ¿Qué curso de acción tomaría Brasil y cuál sería el punto de quiebre? Yo sé que hasta ahora Lugo no ha podido controlar el tema en Paraguay y sigue habiendo mucha fricción entre los locales (paraguayos y guaraníes) y los brasileños, o descendientes de ellos. ¿Tendrá que actuar Brasil antes de que Lugo sea reemplazado en el 2013?
Paulo Gregoire: –Buena pregunta. Por lo que pude entenderle a la fuente, a Brasil realmente le gusta Lugo y no querría actuar mientras sea presidente porque ha sido cooperativo a pesar de su inhabilidad para controlar el tema. La cosa es que si con Lugo, que es un “amigo” del gobierno brasileño, la cosa se hace difícil de manejar, piensan que con otro presidente sería mucho más difícil. Yo creo, y es la sensación que me dejó la conversación, que Brasil recién empieza a pensar sobre otras medidas y que en ese caso las cosas tendrían que empeorar, pero todavía están en la etapa inicial. Creo que recién ahora están empezando a pensar en otras medidas.
En los últimos tres años Stratfor siguió con lupa el conflicto brasiguayo a través de informaciones propias y otras levantadas de los medios brasileños y paraguayos. Las informaciones alcanzan su pico en julio del año pasado, en lo que parece ser el punto de máxima tensión hasta ahora en el conflicto brasiguayo. A continuación, algunos ejemplos:
“Amorim teme más actos de violencia contra brasiguayos. El ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Lula dijo que la situación se agravó desde que Lugo asumió el poder en Paraguay, el pasado 15 de agosto”, informó Stratfor el 12 de enero del 2009.
“El gobierno de Paraguay se reúne con líderes locales para resolver los problemas de invasión de tierras en Nacunday. Los funcionarios de Alto Paraná no asistirán”, señaló el servicio de Inteligencia el 6 de julio del 2010.
“El gobierno paraguayo reglamentó una ley que crea una zona de seguridad de cincuenta kilómetros en la frontera brasileña donde los extranjeros no pueden poseer tierras y los militares pueden revisar los títulos de propiedad. El gobierno podría otorgar permisos especiales en algunos casos”, alertó e 27 de octubre del 2010.
“Cuarta etapa de la campaña para regularizar la situación migratoria de los brasileños en Paraguay programada para julio 15-21”, avisó la agencia el 7 de julio del año pasado.
“La policía para dispersar a los Sin Tierra que ocupan tierras brasiguayas en Canindey”, dice un informe del 17 de julio del 2011
“Granjeros brasiguayos están organizando una reunión en Foz de Iguazú para requerir la mediación del gobierno de Brasil para encontrarle una solución a disputas por tierras que ya llevan años sin resolverse. Los colonos brasileños y sus descendientes dicen que están cansados de invasiones de los Sin Tierra y de ser extorsionados por funcionarios públicos”, informó la agencia el 18 de julio del año pasado.
“El embajador brasileño Eduardo dos Santos dijo que el gobierno de Brasil está satisfecho con la decisión del gobierno de Paraguay de desalojar a invasores de tierras de las propiedades pertenecientes a granjeros brasileños en la región de Nacunday, Alto Paraná… Los brasiguayos de Paraguay le han enviado una queja directa al senador Alvaro Días, un ex gobernador (del estado de Paraná, Brasil), un duro en las relaciones con países vecinos. Al hacer referencia a la preocupación de Brasil por las invasiones en Alto Paraná, López Perito (jefe de Gabinete de Lugo) indicó que el problema de la tierra es un tema que será resuelto por las autoridades paraguayas. Es un tema de soberanía. La solución y medidas que toma el país no son bilaterales. Un país no consulta con otro para decidir qué tiene que hacer’, refirió. Aclaró, sin embargo, que entre Paraguay y Brasil hay una relación de ‘entendimiento y cooperación’”, dice otro alerta del 19 de julio del año pasado.
Los mails de Stratfor muestran que así como Brasil busca defender los intereses de los brasiguayos, a Paraguay le interesaría contrabalancear la creciente influencia brasileña en las políticas de seguridad paraguayas. Un informe del 23 de septiembre del 2010 señala que Lugo estaría dispuesto a aceptar una presencia militar estadounidense en el interior paraguayo para no dejarle el terreno libre a las fuerzas brasileñas:
“La fuente primero explicó que Lugo es el primer presidente de izquierda en Paraguay y que es más de centroizquierda que de extrema izquierda. La fuente cree que Lugo necesitaba seguir estas ideas de centroizquierda al principio de su mandato, por ejemplo desconfiar de los Estados Unidos. La fuente cree que por eso Lugo empezó a criticar y ponerse duro con Brasil (Itaipú, por ejemplo) después de asumir. La fuente aclaró que Paraguay nunca soñaría con confrontar a Brasil y entiende perfectamente su papel de subordinado. Al mismo tiempo Paraguay tiene un temor saludable al potencial de dominación que tiene Brasil y no le gusta ver a Brasilia involucrada y poderosa dentro de Paraguay (cuando me refiero a ‘dentro de Paraguay’ me refiero al nivel local, temas culturales como los brasiguayos y negocios brasileños, etc.) La fuente dijo que ahora que Lugo está llegando a la mitad de su mandato, no tiene miedo de introducir cambios dentro del gobierno para redireccionar el curso que quiere seguir”, señala el informe, titulado “Nuevo Horizonte”, un programa del Pentágono estadounidense que combina presencia militar con asistencia social.
En septiembre de 2009 Lugo anunció que había cancelado el programa “Nuevo Horizonte” en Paraguay como resultado de la decisión de Estados Unidos de incrementar su presencia militar en bases colombianas. Al fundamentar su decisión, Lugo citó las críticas de Brasil, Argentina y Venezuela, entre otros países sudamericanos, al acuerdo militar entre Washington y Bogotá. El análisis de Stratfor, basado en una fuente militar paraguaya, exploraba la posibilidad de revivir dicho acuerdo.
“La fuente dijo que la clave para un acuerdo de renovada cooperación militar es la naturaleza de la cooperación. ‘Nuevo Horizonte’ es un programa de desa-rrollo humanitario en el que militares de EE.UU. irían a zonas donde el gobierno paraguayo está ausente para ayudar a las comunidades a desarrollar y mejorar su calidad de vida. La fuente dijo que el gobierno paraguayo se está dando cuenta de que los resultados del programa ‘Nuevo Horizonte’ y las cosas buenas que conlleva cooperar en este aspecto traen más beneficios que perjuicios. La fuente me recordó que Lugo prometió ayudar a las comunidades pobres y fomentar el desarrollo durante su campaña presidencial”, señala el informe, firmado por Allison Fedirka.
“Le pregunté si la presencia de las FF.AA. estadounidenses ofendería a los militares paraguayos. Dijo que no, que no creía que causara un escándalo entre los militares paraguayos, sino que les caería bastante bien, dada la naturaleza humanitaria y social del proyecto. Entonces le pregunté por qué no le piden ayuda a Brasil en este tema y me contestó: ‘sos una chica inteligente, sacá tus propias conclusiones’. Después dio a entender que tener a los Estados Unidos a mano no estaría mal para equilibrar a los países que ayudan a Paraguay”, concluye el informe.
Sin embargo, la opinión de los líderes de la Unasur pareció pesar más en la ponderación del presidente paraguayo que el lobby de la agencia de Inteligencia global, ya que a pesar de los esfuerzos de Stratfor, el capítulo paraguayo del programa “Nuevo Horizonte”, hasta ahora, por lo que se sabe públicamente, permanece cancelado.