Con medidas económicas, Cristina comenzó un mes antes su nuevo mandato
JUAN GUAHÁN| Varias semanas antes del próximo 10 de diciembre, fecha de su formal reasunción, Cristina Fernández de Kirchner comenzó a tomar medidas que van marcando distancias de las políticas seguidas hasta ahora. Estas decisiones, aceleradas por la situación económica internacional, tienen que ver con una “racionalidad tardía” según opinólogos de la oposición o la necesidad de “emprolijar el modelo” en la interpretación de voceros oficiales. Question Latinoamérica
Las medidas tomadas tienen –en la cabeza de los principales funcionarios del gobierno- varios objetivos que se podrían resumir en la necesidad de conservar dólares y hacerse de recursos (“caja”) sin que tales medidas impliquen un “ajuste” indiscriminado y no sean un freno -demasiado severo- a la producción, ni perjudiquen a los sectores más débiles.
La semana pasada se planteó que las empresas que exportan hidrocarburos y minería debían ingresar todos los dólares producto de sus ventas y las reaseguradoras deberían repatriar sus inversiones en el exterior. Esas medidas apuntan a retener dólares para que afloje la presión sobre esa moneda y no sean afectadas las reservas del país.
Ahora se anunciaron tres medidas: Una quita de subsidios, la creación de una Comisión para analizar los instrumentos que permitan extender esa medida y la discusión con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para transferirle subte y premetro. Todas ellas están orientadas a reducir lo que se conoce como “gasto público”.
La primera medida, anunciada y concretada, es la eliminación del 100% de los subsidios al consumo de electricidad, gas y agua de: Bancos, financieras, empresas de seguros, telefonía celular, juegos de azar, hidrocarburos, mineras, aeropuertos y puertos fluviales. Con eso el Estado ahorraría unos 600 millones de pesos, aproximadamente el 0,8% de los 75.273 millones de pesos previsto para subsidios en el Presupuesto (2012).
Esta medida fue ampliamente aplaudida. Es evidente que nadie podía defender esos subsidios, que llegaban al colmo de beneficios insensatos y ridículos como, por ejemplo, a los juegos de azar. Los banqueros, cuyas ganancias no cesan de crecer, fueron algunos que más fervientemente adhirieron a lo resuelto. Ello se escuchó -entre otros- de labios de Jorge Brito, del Banco Macro, y de Luis Ribaya, directivo del Galicia. Ambos no solo festejaron la medida, como expresión del principio de equidad, sino que pidieron que fuera extendida hacia los “consumidores particulares de mayores recursos”.
Justamente esa pretensión de extender la eliminación de subsidios, que benefician a ciertos consumidores privados, es la razón por la que se creó una Comisión Interministerial integrada por funcionario de los Ministerios de Economía y Planificación que tendrá a su cargo proponer cómo hacerlo. Ante la pregunta ¿hasta dónde llegarán esos recortes?, hay una respuesta rotunda: ¡Hasta dónde se pueda! En este sentido se plantean varias cuestiones importantes con vista al futuro.
Es obvio que uno de los grandes problemas será determinar cuál o cuáles serán los límites en cada caso. Para determinar quiénes seguirán o no siendo subsidiados, es claro el concepto pero mucho más complicada la ejecución.
Otro problema resulta de la necesidad de determinar si esa reducción la pagarán íntegramente los actuales beneficiarios o si una parte de la misma deberá ser absorbida por las empresas prestatarias de esos servicios. El Ministro Julio de Vido fue muy claro al afirmar que esta quita de subsidios no afectará las tarifas. El problema no está en las tarifas, sino en quién se hará cargo del subsidio, la diferencia entre la tarifa y lo que realmente se paga.
Por último, como parte de esta misma política, está el planteo que subte y premetro pasen a la órbita del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. El gobierno nacional anunció que lo transferirá con los recursos existentes. Lo que no está claro quien pondrá el dinero para mantener el subsidio a ese medio de transporte, si es que se lo mantiene subsidiado. De hecho, el año pasado, el gobierno nacional destinó 750 millones de pesos para mantener el precio de 1,10 pesos cada boleto. Según el gobierno nacional solo el 11% del millón trescientos mil usuarios que tiene el subte estarían en dificultades de pagar el valor real que sería de $ 3,40, en caso de eliminarse el subsidio, según lo manifestara el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Para el gobierno se trata de introducir “equidad” en los subsidios, reemplazando el régimen de “subsidios generalizados” (a todos los que usan determinado servicio) a otro de “subsidios personalizados” (según las condiciones socio-económicas del usuario de dicho servicio). Este aspecto de las medidas adoptadas prácticamente no tiene objeciones.
En términos estructurales las mayores críticas apuntan al hecho que esta medida se adopta en medio de una crisis mundial que ya está frenando la actividad económica. Quienes sostienen esa posición imaginan que esta medida debió adoptarse en los momentos de euforia económica, cuando el crecimiento era generalizado. Sostienen que, más allá de sus buenas intenciones -en este momento- ella puede reforzar las tendencias a una contracción económica.
En la pasarela de Cannes
En Cannes, una de las más importantes vidrieras del cine mundial, se reunieron los Presidentes del poderoso G 20. Allí estaban los administradores de los principales países del mundo. Argentina forma parte de ese grupo y Cristina estrenó –internacionalmente- su 54%. Lo hizo ante la envidia, vestida de felicitaciones, de la mayor parte de los presentes, entre ellos Barack Obama, Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, David Cameron, Silvio Berrlusconi. La crisis europea y mundial, con eje en Grecia, fue el centro de esos debates. Cristina aportó su crítica al sistema financiero mundial diciendo “esto es un anarco-capitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie” y pidió un “capitalismo en serio”, con mayores regulaciones sobre el mundo financiero. Sin embargo, se opuso a la regulación de las materias primas, base de nuestras exportaciones.
Según la mayor parte de los observadores, la reunión del G 20 pasó sin mucha gloria. Son los que sostienen que no se podía esperar otra cosa de un evento que entregaba tickets para ingresar a los salones reservados a dirigentes de empresas y entidades bancarias patrocinadoras, responsables de la crisis (Société Générale, por ejemplo). Mientras tanto más de diez mil manifestantes expresaban su repudio a ese evento alejados por la policía del sitio de reunión.
Cristina estuvo acompañada por la plana mayor de la Unión Industrial Argentina (UIA) con el agregado de un reconciliado empresario de Techint y los dirigentes sindicales Hugo Yasky (CTA oficialista) y Gerardo Martínez (UOCRA y CGT). La reunión de Cristina con Obama estuvo rodeada de mutuos gestos de amistad. “Seguir trabajando en la cooperación entre ambas naciones”, fue la conclusión públicamente compartida, sobre el futuro de estas relaciones. Amanecera y veremos.