Le cascotean el rancho al kirchnerismo, mientras crece el drama del narcotráfico y el consumo
Juan Guahán-Question Latinoamérica|
No quedan dudas sobre la estrategia electoral del macrismo y el kirchnerismo, principales contendientes en la pelea de fondo en las elecciones internas (prelegislativas) que es la Provincia de Buenos Aires, la más poblada del país. Ambas fuerzas hacen hincapié en la “grieta” a la que, cotidianamente, contribuyen a profundizar.
Mientras, el presidente Mauricio Macri dijo el viernes pasado, al hablar de los narcotraficantes: “Los vamos a echar a patadas (…) hacen mierda a nuestros jóvenes” A pesar de estas palabras, cada día que pasa el drama del narcotráfico y el consumo de drogas parece más duro y cercano. Ya es imposible negarlo.
Le cascotean el rancho al kirchnerismo
El macrismo insiste en recordar la “herencia” recibida y carga las tintas sobre la corrupción de ese período. En ese sentido se han profundizado ataques y denuncias, periodísticas, judiciales y parlamentarias. Simultáneamente trata de evitar el debate sobre los temas de subsistencia que preocupan a la población en la vida cotidiana. En este sentido la evolución del consumo, con una tendencia que nunca termina de bajar –ratificada en los números del mes de junio- es el principal argumento en contra de su campaña.
El kirchnerismo, coloca el eje en que las cosas antes estaban mejor. El menor consumo de los sectores populares avala su discurso. Trata de instalar en la opinión pública que los ataques por corrupción forman parte de una persecución política. Prefiere no hablar de la “herencia” que ahora el macrismo denuncia.
Estas características, de los discursos de campaña, están favoreciendo al cristinismo que –desde hace un tiempo- va mejorando sus números electorales. Esto llega al punto que -al día de hoy- en la Provincia de Buenos Aires, la mayor parte de las encuestas reconoce una diferencia a favor de Cristina.
Por ello, en estos días, el macrismo trata de penetrar en algunos sectores populares inyectando algunos recursos para mejorar el consumo de los más humildes. Los polémicos créditos –de $ 3000- a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijos (AUH) es una de esas medidas. Paralelamente se profundiza, con el auxilio de la Justicia y el Parlamento, el avance de las causas por corrupción, la detención del contador de la familia de Cristina es un paso más en esa dirección. La pretensión de separar del Parlamento a Julio de Vido, creando antecedentes que pueden servir para la propia Cristina –en caso de ser electa- constituyen formas de irla acorralando mediática y legalmente. Incluso se están utilizando discursos de Cristina cuando se opuso a la asunción del senador Raúl “Tato” Romero Feris por sus antecedentes penales.
A su vez el cristinismo trata de penetrar en espacios -hasta hoy- inaccesibles. La reunión de Cristina con un tambero bonaerense es parte de esa maniobra.
Lo cierto es que Cristina, que aún mantiene un altísimo nivel de opiniones negativas, apuesta a que una victoria en territorio bonaerense la vuelva a colocar al frente del conjunto del peronismo y desde allí pueda cuestionar al macrismo y pelear la Presidencia en el 2019. Eso hoy parece un camino imposible, pero las políticas macristas vienen favoreciendo esa tendencia.
Habrá que esperar para ver si el triunfo bonaerense se concreta y cómo el mismo repercute en el peronismo del interior, centralmente referenciado en gobernadores poco adictos al cristinismo. Desde el macrismo habrá que ver si la economía y el creciente endeudamiento aguantan su gran apuesta, la continuidad de las obras públicas. De todos modos esa política no es suficiente si ella no es acompañada de un crecimiento del mercado interno, en materia de posibilidades de trabajo y consumo.
Drogas: una tragedia por donde se la mire
“El Polaquito”, Lanata y la función de los medios
Esta semana se debatió, hasta el cansancio, el tema del “Polaquito” y su presentación en el programa de Jorge Lanata. Junto a esta polémica no se puede ignorar el rol de los socios, promotores y/o cómplices estatales de esta explosiva situación. Trascendieron detalles escabrosos de las respuestas a esta cuestión en México y Filipinas.
Desde hace un tiempo nos están notificando que no existe lo que no está en los grandes medios masivos de comunicación. Poco a poco esa misma prensa nos fue adentrando en el drama de la droga. Lo fue haciendo desde la visión de los delitos que son uno de los efectos finales de un macabro periplo de cuyo origen, causas y grandes beneficiarios no se habla.
En esta perspectiva los adolescentes y jóvenes de los barrios más humildes son los “portadores del mal”. Contra ellos hay que descargar las grandes frustraciones colectivas. Para disciplinarlos ya no alcanza con facilitar los enfrentamientos por sus querellas internas, ni los asesinatos bajo la forma del “gatillo fácil. Tampoco es suficiente el aturdimiento que la adicción provoca. Para completar la estigmatización se propone modificar las condiciones legales y sobrecargar las cárceles –ya colapsadas- con jóvenes pobres.
El programa televisivo de Jorge Lanata lo que hizo, más allá de sus explicaciones o intenciones, fue un linchamiento público destinado a fortalecer esa tendencia a la criminalización de ese sector mostrando a un niño/adolescente como un “peligro” para la sociedad. Un comunicado del SIPreBa (Sindicato de Prensa de Buenos Aires), recuerda las normas a la que deben atenerse los periodistas en el tratamiento de temáticas juveniles.
Fundamentalmente citan el Artículo 16 de la Convención Internacional del Niño, que forma parte de sistema legal y cuyas disposiciones fueron vulneradas en la nota de referencia. Allí se abrían las puertas para el revanchismo y el exterminio social de quienes han sido definidos como los “enemigos públicos” y responsables de “nuestra inseguridad”. Pero, no se habló sobre los grandes beneficiarios y promotores del fenómeno del narcotráfico. (Ellos son quienes –muy a menudo- financian estos programas) Muchas veces, mostrar solo una partecita de la verdad es lo más parecido a la peor de las mentiras.
El Estado y sus instituciones, como promotores y cómplices
Poco a poco crece, en la sociedad, la convicción que el fenómeno del narcotráfico y las drogas tiene en las instituciones estatales uno de principales facilitadores. Desde este punto de vista, en sectores de las fuerzas de seguridad están quienes intervienen del modo más directo y palpable.
Lo hacen como reclutadores, socios, extorsionadores y selectivos represores. Lo ocurrido en esta semana con el oficial de policía Pablo Cejas, en la ciudad de Santa Fe, es un dato insoslayable. Éste padeció diversos atentados hasta que fue asesinado, luego de denunciar la complicidad narco-policial.
Ello fortalece la idea que eso sería imposible si esa actividad criminal no tuviera el aval o la protección de otros sectores del mismo Estado.
El uso policial de niños/adolescentes parece estar incorporado a la actividad policial, ello parece evidente respecto de la “Bonaerense” y forma parte de la política de control territorial. No son pocas las investigaciones que lo atestiguan. Carlos Stornelli, hoy Fiscal y siendo Ministro de Seguridad bonaerense dijo en el 2008, respecto de esa policía: “hizo un reclutamiento de menores y mayores de edad en asentamientos de emergencia (…) les encomendarían tareas delictivas, bajo patrones criminales comunes”.
Ahora la madre del “Polaquito” denuncia la extorsión policial y de funcionarios del gobierno municipal de Lanús. Eso fue lo que hizo posible que el menor compareciera ante las cámaras. La denuncia de estos días es una prueba más acerca de cómo la policía utiliza a niños y jóvenes para cometer delitos, hasta transformarlos en los seres “descartables” (según el lenguaje del Papa Francisco) que están poblando vastas zonas de la periferia de la vida y la dignidad.
Droga: algunas escabrosas respuestas en México y Filipinas
No hay que olvidar la responsabilidad de algunos grandes intereses mundiales, con los bancos a la cabeza, sobre el actual despliegue del flagelo de la droga. Por eso estamos ante un fenómeno universal que, con distinta fuerza y modalidades, se extiende por la geografía de muchos países. Uno de ellos, el mexicano, bastante conocido; el otro, el filipino, muy poco difundido.
El costo de la “Guerra a las drogas en México” es dramáticamente importante. En el año 2006 el gobierno mexicano dio inicio a su “Guerra a las Drogas”. Entre ese año y el 2012 los muertos, por este tema, suman 60 mil personas. Desde ese año las cifras han disminuido, pero tengamos presente que para el 2016, las muertes motivadas por las drogas fue –después de la guerra de Siria- el conflicto que se cobró más vidas, en todo el mundo.
Los ingresos de los diferentes carteles mexicanos rondan los 20 mil millones de dólares anuales, solo por el tráfico en la frontera con Estados Unidos. Buena parte de ese dinero se “lava” en bancos estadounidenses. Cabe recordar que una reciente encuesta da a los cárteles mayor poder que al propio Presidente. En cuanto al consumo, mientras baja el número de adictos a la nicotina (cigarrillo), crece el consumo de drogas. Entre 2011 al 2017, aumentó un 47%, acentuándose este fenómeno entre las mujeres.
En Filipinas, la “Campaña oficial antidrogas” hizo crecer las muertes extrajudiciales. Este hecho -en el último año- habría producido, en ese país donde habitan unos 104 millones de personas, alrededor de 7 mil ejecuciones extrajudiciales. Unas 400 muertes corresponden al primer mes de gobierno del nuevo Presidente, Rodrigo Duterte, un ex Fiscal y ex gobernador de 71 años. La mayor parte de las víctimas fueron jóvenes pobres.
El mencionado Presidente suele vanagloriarse de este hecho, aunque otras veces lo niegue. Uno de sus objetivos para el primer semestre de gobierno es “matar a 100 mil criminales”. Una encuesta da el 75% de aceptación a la política seguida por el actual Presidente en esta materia. La mayor parte de esas muertes, fuera de la ley, son efectuadas por personal policial que tiene “tarifas especiales” por cada “encuentro”, nombre con que se designan esos asesinatos. Esa “tarifa” oscila entre 160 y 300 dólares. Son pagos efectivos y en secreto. Las detenciones no son remuneradas.
Pero esta “guerra contra las drogas”, que la mayor parte de los observadores reconoce como una auténtica guerra contra los pobres, ha encontrado un punto inesperado de oposición. Se trata de las alumnas de colegios secundarios de monjas que salieron a la calle para cuestionar la idea que estos asesinatos son patrióticos.