Polémica: Borón y la “guerra civil” en Venezuela
Carlos Carcione |
El martes 23 de mayo se publicó en Aporrea.org un artículo de Atilio Borón titulado “Venezuela sumida en la guerra civil”[1]. En él, luego de una larga descripción de hechos, algunos reales, otros inverificables y otros, la mayoría, directamente falseados, Borón concluye que: “Ante ello, la única actitud sensata y racional que le resta al gobierno del presidente Nicolás Maduro es proceder a la enérgica defensa del orden institucional vigente y movilizar sin dilaciones al conjunto de sus fuerzas armadas para aplastar la contrarrevolución y restaurar la normalidad de la vida social.”
No se trata de un simple artículo de propaganda en defensa del gobierno de Nicolás Maduro, supuestamente asediado por una guerra civil. Es un grito de guerra contra, al menos, la parte del pueblo que rechaza al gobierno y que en el día hoy alcanza, según todos los estudios de opinión incluso los del oficialismo, un rechazo que va del 75% al 85% de toda la población del país que llega a 30 millones de habitantes. Es decir, un rechazo abrumadoramente mayoritario. ¿Habrá que aplastarlos a todos? ¿Con cuántos aplastados cree Borón que se recuperará la “institucionalidad vigente” y la “normalidad de la vida social”? ¿Con 100, 1.000, 5.000, 50.000, 100.000?
Argumenta Borón que esto es necesario porque: “El patriótico y democrático llamado del presidente Nicolás Maduro a una Constituyente sólo sirvió para atizar la violencia y el salvajismo de la contrarrevolución. La razón es bien clara: esta no quiere una solución política de la crisis que ella misma ha creado.”
Pero para hacer esa afirmación, el catedrático, tiene que pasar por encima y no nombrar al movimiento ciudadano autónomo e inorgánico que se viene expresando desde el mismo anuncio de la convocatoria a esa Constituyente fraudulenta el 1º de Mayo. Y como no le conviene dar a conocer que una parte significativa de ese rechazo proviene, justamente, de destacados dirigentes políticos, intelectuales, académicos y luchadores sociales del propio chavismo, vergonzantemente lo oculta. Sucede que no puede hacerlo porque esto derrumbaría el pilar de su llamado al aplastamiento, “los terroristas rechazaron el patriótico y democrático llamado”.
Por eso no dice que, entre centenares de otros, han hecho público su rechazo a la Constituyente los ex ministros de Chávez, Héctor Navarro, Gustavo Márquez Marín, Ana Elisa Osorio, Oly Millán Campos, Mary Pili Hernández, Miguel Rodríguez Torrez, además de Eustoquio Contreras, actual diputado del PSUV, Reynaldo Quijada dirigente del partido UPP 89, proveniente de las filas del Proceso Bolivariano, Javier Biardeau Sociólogo, Edgardo Lander, Santiago Arconada, Gonzalo Gómez, Nicmer Evans, el Mayor General Cliver Alcalá Cordones, decenas de constitucionalistas y nada más y nada menos que dos Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia actual y uno Emérito, la anterior Defensora del Pueblo y la Fiscal General de la República, también actual. Además por supuesto de Marea Socialista.
No los nombra para no perder tiempo ni espacio en argumentar por qué es que están equivocados al rechazar la que sería una convocatoria “patriótica y democrática”. Porque para él, para Borón, es suficiente afirmar que esa convocatoria es “patriótica y democrática” para que lo sea. Y le pide entonces al presidente, al más puro estilo estalinista, “aplástelos”. Imaginamos que hubiera dicho si lo hubieran consultado desde el Palacio de Miraflores, siguiendo su lógica es muy probable que hubiera afirmado: “vea Presiente, no quieren asumir su magnánimo llamado. Por lo tanto le hacen el juego a la derecha terrorista”. Listo, firmado y sellado el ucase del exterminio.
Por supuesto que no negamos la existencia una derecha extremista, que impulsa grupos foquistas y que, como dice Edgardo Lander en la entrevista que le realicé para Aporrea.org[2], son financiados y entrenados por el Departamento de Estado de Estados Unidos, entre muchas otras afirmaciones con las que coincidimos y que por eso no voy a abundar en este artículo. Pero esto sucede desde hace muchos años.
Lo que Borón no consigue explicar, ni con este artículo ni antes, es por qué es ahora cuando se manifiesta con tales magnitudes. Por qué a pesar de esa violencia foquistas y de la represión desmadrada, de los tribunales militares para juzgar a civiles, de los 55 muertos en manifestaciones, etcétera; hace más de 50 días que las protestas continúan ocupando gran parte de las ciudades del país. Serán que son miles y miles los terroristas y van disfrazados de ciudadanos desarmados que simulan marchar.
No será tal vez porque desde hace año y medio el gobierno de Nicolás Maduro viene recortando derechos y garantías, con un estado de excepción ilegal. O tal vez, porque rechazan la eliminación de toda salida electoral a la crisis por parte del gobierno desde que perdió la elección del Diciembre de 2015. O quizás, porque no soportan ya la manipulación de los poderes públicos como el CNE, que se negó a organizar las elecciones a gobernadores en diciembre pasado, pero está dispuesto a organizar en menos de 45 días una elección de Constituyente como las que nunca se habían realizado en el país, para la que ni siquiera hay registros confiables de quiénes son los que tienen derecho al voto para elegir a los 180 constituyentes que se deberán elegir corporativamente.
No será tal vez porque una parte sustantiva del pueblo venezolano dedica entre 8 y 30 horas semanales a hacer colas para comprar alimentos. O porque una parte importante de los enfermemos crónicos, hipertensos, diabéticos, asmáticos, con HIV o con cáncer, con párkinson, no consiguen regularmente sus medicamentos. ¿No cree Borón? que constitucionalizar los CLAPs[3], es una forma vergonzosa de reconocer que, de ahora en adelante, 6 millones de familias venezolanas vivirán de comprar una miserable bolsa de alimentos de pésima calidad, de menos de 10 kilos, distribuidos cada mes y medio. ¿No le asombra? que se aliente que eso quede escrito en una Constitución.
¿No pensó Borón?, que un gobierno que firma contratos leoninos con el capital financiero internacional, como el vergonzoso y trágico acuerdo cerrado el domingo 28 de mayo con Goldman Sachs, en el que el banco del Secretario del Tesoro de Trump, compró 2.800 millones de dólares en Bonos de PDVSA con el 61% de descuento, y que al momento del rescate, la petrolera de todos los venezolanos deberá pagar, sólo de intereses 848 millones de dólares, una cifra superior a la recibida, el domingo pasado. No cree Borón que ese gobierno, que firma ese contrato, merece el desprecio de los que luchan por la independencia económica del país frente al imperialismo.
¿No cree Borón?, que el Desfalco a la Nación enriqueció súbitamente a niveles multimillonarios en dólares a la cúpula política del PSUV y el Gobierno y a muchos dirigentes de la oposición. Y qué el Arco Minero del Orinoco es un negocio apetecido por las grandes mineras mundiales y sus financistas.
En fin. Desde sus oficinas del Centro Cultural de la Cooperación en la Av. Corrientes de Buenos Aires, una bella tarde de otoño, imagino que Borón escribe para saciar su sed: “Aplaste Maduro”. Y me da asco.
NdR: Este artículo se publicó originalmente bajo el título: “La sed de sangre venezolana de Atilio Borón”, en Aporrea.