Argentina: Ahora es oficial, ¡los chinos vienen marchando!

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Juan Guahán-Question latinoamérica|

Si antes (del cambio de gobierno) el incremento de las relaciones económicas entre China y Argentina venían viento en popa, esa situación no solo no cambió sino que se profundizó en estos meses. Las razones son obvias: China, como próximo líder mundial necesita abrirse al mundo y tener buenas relaciones con esta región, además demanda bienes primarios (alimentos, minería) que abundan en esta zona.

A estos requerimientos se agrega el hecho que China tiene recursos y puede hacer inversiones de largo plazo. Para el actual gobierno las inversiones extranjeras constituyen el “aire” que le permite respirar. Resultado de imagen para macri en china

Mauricio Macri, confiaba en el triunfo de Hillary Clinton y creía que Estados Unidos no cambiaría su política favorable a la globalización, ello junto a nuestra voluntad de alinearse con el mundo occidental le hizo pensar que “lloverían las inversiones” de esa parte del mundo. Además de las condiciones de nuestro país, poco llamativas para muchos inversores, hubo otras novedades. El triunfo y las políticas proteccionistas de Trump hicieron que la economía norteamericana absorbiera capitales. Éstos entendieron el mensaje y hacia allá partieron.

Macri también entendió el mensaje. Fiel a su concepción del mundo, primero viajó a Estados Unidos para consolidar su alianza política con ese país y la Unión Europea. Pero sabía que solo en China encontraría las respuestas que andaba buscando. Claro está, ello no será gratis. China también juega (¡y cómo!) en el tablero político mundial.

En el caso de nuestras relaciones con China, ello se manifiesta en algunos gestos políticos y en el tipo de inversiones acordadas.

En el aspecto más político no es casual que la visita de Macri a China coincidió con la realización del Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, también conocido como OBOR (por sus siglas en inglés), donde se anunció la construcción del “Cinturón y Ruta de la Seda” que intenta reeditar –de un modo ampliado- la “Ruta de la Seda” que a partir del siglo 1 antes de Cristo (AC) vinculaba a China con Europa. Esa “ruta” tendría antecedentes en otras semejantes como la “Ruta del Jade” construidas varios miles de años antes.

A esa reunión asistieron delegados de 30 países, con la presencia de 12 jefes de gobierno, entre ellos Macri y Michelle Bachelet. El Presidente Chino Xi Jinping señaló, al terminar ese encuentro: “A través del desarrollo del [Cinturón y Ruta de la Seda] esperamos desencadenar nuevas fuerzas económicas para el crecimiento global, construir nuevas plataformas para el desarrollo global y reequilibrar la globalización económica para que la humanidad se acerque más a una comunidad de destino común”.

Resultado de imagen para oborCon ello definió su propuesta de confrontar con el proteccionismo económico y profundizar el camino de la globalización, pero bajo la hegemonía china. Dicha obra tocaría 60 países, en ellos está el 75% de las reservas estratégicas mundiales, el 70% de la población del planeta y el 55% del PBI mundial. De concretarse esta iniciativa todas las rutas de Eurasia conducirían a Beijing.

Entre otros gestos políticos que le fueron demandados a Macri figura la reunión paralela establecida entre el Partido Comunista Chino y el PRO argentino, para planificar las acciones comunes con vistas a la próxima reunión del G 20 que se realizará en nuestro país. Por otra parte es de imaginar la “emoción” de Macri cuando depositaba la consabida corona de flores en el monumento de Mao Tse Tung fundador del Partido Comunista y líder histórico de la Revolución China.

En lo estrictamente económico Macri firmó 16 convenios por 17 mil millones de dólares, entre ellos la construcción de dos centrales nucleares, que se suman a las dos represas ya aprobadas. Es muy clara la direccionalidad de las inversiones chinas. Estos convenios van dirigidos hacia las inversiones energéticas y en materia de transporte. El otro rubro que prioriza China son las inversiones mineras, ya realizadas.

En esas inversiones está la clave sobre el tipo de Argentina que le conviene a China. Cualquier parecido con el modelo que le interesó a los ingleses en los fines del siglo XIX, no es pura casualidad.

Brasil y Temer temen, Argentina y Macri también

Cuando parecía que Brasil –el gigante sudamericano-, de la mano de una modesta recuperación económica, podía empezar a emerger de la crisis provocada por la puesta en evidencia de vastas redes políticas de corrupción, todo estalló en pedazos. Los gigantescos negocios que rodearon a Petrobras y al caso Odebrecht daban la impresión que podían quedar opacados y amortiguados por los datos que indicaban un leve crecimiento económico. Pero no fue así.

Es como si una fuerza superior empujara a Brasil hacia insondables destinos de crisis cuyos protagonistas son una camada de políticos, posiblemente no muy diferentes a los del resto de la región. No es descartable que detrás de la divulgación de estos condenables hechos haya intereses que van más allá de una “ola justiciera” procurando hacer más decente la vida política. Brasil constituye una nación poderosa y de gran futuro, muchas potencias –particularmente los Estados Unidos- no ven con buenos ojos esas perspectivas y las de sus empresas.

Por eso en la crisis brasileña confluyen factores internos y de la política y economía internacionales. Veamos algunos antecedentes. Petrobras le estaba dando a Brasil una importante autonomía energética, sus explotaciones mar adentro justificaban la existencia de submarinos nucleares para defender esas riquezas y constituían un punto de avance brasileño para el control marítimo del Atlántico Sur, cuestionando el poderío y la influencia de la IV Flota norteamericana, dependiente del Comando Sur, allí estalló un nido de corrupción. La constructora Odebrecht estaba en disputa con otra norteamericana por significativos contratos en diferentes puntos del mundo, todos vimos como la corrupción de esa empresa se difundió por la región. Los frigoríficos JBS son –mayoritariamente- propiedad de la familia Batista.

Recientemente estuvieron involucrados en el tema de las carnes vencidas y “reacondicionadas” para su exportación. Estos frigoríficos no solo crecieron demasiado rápidamente durante los gobiernos del PT, sino que se han constituido en los más importantes del mundo, es posible que la preservación de esos intereses y no solo la libertad de sus dueños tengan algo que ver con los hechos que están acorralando a Michel Temer, quien hoy ejerce la presidencia de Brasil. Lo concreto es que Joesley Batista, uno de los hermanos que controlan al paquete accionario de esa empresa grabó al Presidente Temer, sin su consentimiento, desatando la crisis que amenaza con arrasar con todo el sistema político brasileño. En esa grabación se escucha a Temer pedirle a Batista que le siga pagando a Eduardo Cunha los 160 mil dólares mensuales solicitados para mantener su silencio. Cunha, actualmente preso, fue presidente de la Cámara de Diputados y promotor del juicio político que terminó con la presidencia de Dilma Rousseff.

Llama la atención que los medios de la red O Globo, el conglomerado comunicacional más importante de Brasil (algo así como La Nación y Clarín juntos), haya sido quien divulgó este último hecho. Todo parece indicar que se está buscando la liquidación del actual y desprestigiado sistema político brasileño, lo que también supondría dejarlo fuera de carrera a Luis Inácio “Lula” da Silva. No sería aventurado pensar que trabajan para un reemplazo por “fuera de la política”, tal como ocurrió en Italia luego del mani pulite que terminó con la erradicación del sistema político surgido después de la II Guerra Mundial y entronizando en la administración del Estado dell magnate periodístico Silvio Berlusconi.

Es poco probable que Temer logre mantenerse en el cargo y –legalmente- el reemplazo inmediato podría provenir de la titular del Supremo Tribunal Federal o una designación de la propia Asamblea Legislativa, dado que los titulares de Diputados y Senadores difícilmente los puedan suceder, porque también están involucrados en investigaciones por corrupción. El movimiento popular reclama ¡Elecciones directas YA! Ello demandaría una modificación en el texto constitucional. Mientras tanto caen la Bolsa y el valor del real, volviendo a tirar para abajo una débil economía.

Los problemas no son menores para Argentina que tiene en Brasil su natural y lógico socio económico. Las dificultades para el gobierno argentino abarcan temas muy distintos, aunque vinculados, ellas pasan por cuestiones de corrupción que vinculan a éste y al anterior gobierno; también nos afectan las secuelas económicas de la crisis política brasileña y los riesgos que el cuestionamiento global que se está desplegando en Brasil se extienda a estas tierras.

En cuanto a recientes corrupciones, en las que estarían involucrados miembros del kirchnerismo y macrismo, el aspecto más saliente es el Caso Obedrecht. La relación entre Macri y Cristina no está limitada a los entredichos y acusaciones que, prácticamente todos los días, se cruzan entre ellos. En este semana  aparecieron los vínculos cruzados entre Odebrecht con Gustavo Arribas -el jefe de los espías de Macri- y de reuniones de la propia Presidenta con Marcelo Odebrecht, ahora preso y máximo directivo de esa empresa.  Una de esas entrevistas es del 31 de julio de 2013 y en ese tiempo se estaban negociando aspectos de una planta potabilizadora de AySA y del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento.

En ambas obras tiene participación Odebrecht y en el soterramiento también IECSA, empresa que la familia Macri dejó en manos de uno de sus miembros -Ángelo Calcaterra- y que ahora fue adquirida por Marcelo Midlin, según la prensa económica,“el empresario preferido de Mauricio”. El monto de las obras concedidas por el kirchnerismo a Odebrecht es de 10.370 millones de pesos. Todo parece indicar que las relaciones entre Macri y Cristina rozan intereses que van más allá de las diarias diatribas que se gastan. ¡Milagros de la economía y de ciertas mañas que rodean a las obras públicas!

Desde el punto de vista económico los problemas tienen diversas expresiones. La más importante es que una recaída de Brasil nos afecta directamente porque se reducirían nuestros negocios físicos con sus consecuentes efectos internos. Los primeros coletazos de lo ocurrido en Brasil ya se manifiestan en las pérdidas observadas en la Bolsa y en una cierta devaluación del peso.

Por último la dirigencia política argentina teme que si la crisis brasileña termina con su sistema político imperante, desde los fines de la última dictadura, sus efectos retardados puedan cruzar el límite del Río Uruguay y se manifiesten también por estas tierras, donde todavía resuena cercano aquel ¡Que se vayan todos! de años atrás y que bajo modalidades parecidas recorre el escenario político del país vecino.