Trump y militares: México y Venezuela

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John Saxe-Fernández|
¿Es Trump presidente sólo para consumo público o son las fuerzas en la sombra –los militares, la CIA, la elite corporativa/bancaria y las Exxon del mundo– los poderes detrás del trono que, como dice Finian Cunningham (ICH 6/V/17), dejan un rastro de beligerancia y militarismo? Después del 11/S, Bush hijo optó por un estado de excepción sin apego constitucional ni al derecho internacional y desde 2010 la Suprema Corte aprobó la Ley Citizens United, que permite al 1 por ciento y a las corporaciones contribuir sin límite a las campañas electorales, instaurándose lo que para el ex presidente Carter es una oligarquía con capacidad ilimitada para el soborno político como algo básico para ser nominado y electo presidente. ¿Cómo actúa al sur del Bravo, en particular en Venezuela y México, la proyección externa de una oligarquía en estado de excepción?

Igual que siempre en contubernio con la oligarquía local, pero peor. Desde el 11/S Estados Unidos practica la unilateralidad militar bajo coartadas varias: la guerra antiterrorista o la guerra al narco. Rechaza las Convenciones de Ginebra, ataca Afganistán y miente al mundo sobre las armas de destrucción masiva luego bombardea e invade Irak. Bush ocultó la activa participación de Arabia Saudita en el 11/S y él y su sucesor se fueron sobre Libia, Siria, Yemen, Sudán, Paraguay, Honduras. Por su riqueza fósil y cercanía la mira está en México, Canadá y Venezuela, sometida a una brutal intervención golpista de Estados Unidos, en pos del control y usufructo de su vasta reserva mientras los otros van a renegociar el TLCAN.

Al lado del tratado hay acuerdos de facto que acoplan a México a los principios de la política exterior y de seguridad de Estados Unidos. ¿Qué principios? 1) avalar la doctrina de autodefensa anticipatoria o guerra preventiva, en desacato al derecho internacional y 2) aceptar la doctrina straussiana contra la función de defensa nacional, desviando a las fuerzas armadas hacia funciones policiales. Recuérdese que el estado de excepción interno se estableció en Estados Unidos bajo la Ley Patriota y luego la Ley Marcial John Warner Defense Authorization Act de 2007, que permiten al Ejecutivo usar los militares en tareas propias del Ministerio Público. Con una partida de 3 mil millones de dólares y un Felipe Calderón en Los Pinos, se puso en marcha la Iniciativa Mérida, arreglo de facto fuera del derecho internacional y de la jurisdicción y vigilancia legislativa mexicana. Hoy la Ley de Seguridad Interior de PRI y PAN nos homologaría con las leyes del Department of Homeland Security (DHS) en el contexto de operativos del Comando Norte y del DHS ¡para proteger la vasta infraestructura Pemex/CFE, en traspaso a los huachicoleros del big oil!

El nombramiento de Rex Tillerson (Exxon) a la Secretaría de Estado y del general John F. Kelly, ex jefe del Comando Sur, al DHS, es parte del asalto oligárquico-imperial contra el manejo nacional del petróleo venezolano y de lo que los astutos de acá van dejando del sector. Por eso Kelly va en contra de la izquierda mexicana.

Se puede seguir paso a paso el guión golpista de Kelly contra Maduro en la Operación Venezuela Freedom 2. Ahí un gran lector de partituras como Dudamel, verá que Luis Almagro, de la OEA (un cachivache imperial) pactó con Kelly en 2015 aplicar la Carta Democrática contra Venezuela y que la oligarquía y su MUD siguen el libreto imperial: generan crisis alimentaria, de medicinas, agua, electricidad y otros bienes esenciales, como en el golpismo Nixon/Kissinger contra Allende. En ese guión Kelly incluyó el uso de la MUD para hacer chillar las calles con violencia encapuchada, culpando a Maduro desde las pro-golpistas CNN y DW de Berlín, de cuanto herido, muerto, escasez, desperfecto o desabasto ocurra.

Tanto en lo interno de Venezuela como en lo regional, los hechos y narrativa en medios se aproximan de manera cínica a la partitura de esa operación que desnudó cómo se fragua el gran saqueo contra Venezuela. Los sucesos diarios hacen patente una diplomacia de fuerza parte y parcela del acelerado desplome hegemónico de una potencia ante los riesgos existenciales de hoy, sin sustento moral y científico en los altos puestos de mando. Si la Operación Venezuela 2 deja ver el complot Kelly-Almagro-MUD al servicio del big oil, no nos limitemos a explicar al belicismo de Estados Unidos o a Trump, como resultado de una aberración fascistoide.

Es peor que eso. Es el desplome hegemónico del capitalismo monopólico-financiero lanzado a la explotación de los recursos que van quedando sobre la corteza, incapaz de frenar el arrastre de los poderes fósiles al abismo. El golpismo de Kelly/Exxon por el crudo venezolano, va al lado del negacionismo de Trump. La demolición controlada de las Torres Gemelas, las carnicerías de Estados Unidos y el ascenso de los generales, aceleran el desplome. En un mundo multipolar y calentándose sin control, la ruta es otra.