Masivo rechazo a la reforma laboral de Rajoy

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Cientos de miles de personas se volcaron este domingo a la calle en 57 ciudades de España, con Madrid y Barcelona a la cabeza, para protestar contra la reforma laboral del gobierno de Mariano Rajoy, que abarata y facilita el despido en un país en plena recesión y con cinco millones de desocupados.

Bajo el lema “No a la reforma laboral injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo”, más de medio millón de personas se reunieron en el acto central de Madrid, según cifras de los dos grandes sindicatos españoles, Comisiones Obreras (CC.OO.) y la Unión General de Trabajadores (UGT).

La marcha de Barcelona, que tuvo como consigna “Ni reforma laboral, ni recortes”, reunió también a más de 450.000 personas, de acuerdo con las mismas fuentes. En tanto, en Valencia, los sindicatos cifraron la participación en más de 80.000 personas y en toda Andalucía en 100.000. La policía, en cambio, cifró en 20.000 los manifestantes en Sevilla, donde en marzo de este año se celebrarán elecciones regionales con el Partido Popular (PP) de Rajoy como favorito para desbancar a los socialistas de uno de sus últimos reductos.

“Huelga general, huelga general”, coreaban los participantes de las protestas en 57 ciudades, a lo largo y ancho de España y en sus diferentes lenguas. Debido a la afluencia de manifestantes, la cabecera de la marcha de la capital, en la que se encontraban el líder de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, y su par de UGT, Cándido Méndez, tardó dos horas en avanzar desde la plaza de Neptuno, lugar de la convocatoria, hasta la Puerta del Sol. La asistencia en Madrid y Barcelona ha sido comparada por los sindicatos y algunos participantes veteranos con la manifestación de la huelga general de 1988. Se trata del primer pulso entre el gobierno y los sindicatos por la reforma laboral aprobada por el gobierno de derecha, que apunta a abaratar y facilitar el despido, y abre la puerta a una rebaja masiva de sueldos de forma unilateral en las empresas. La respuesta ciudadana a la jornada de protesta, a la que se unieron sindicatos minoritarios y el movimiento de los “indignados” era para las centrales sindicales un termómetro de cara a la convocatoria de una huelga general, medida que se reservan como último recurso contra la reforma.

Antes de que se iniciara la movilización, los sindicatos mayoritarios evitaron hacer referencias a la huelga y, en cambio, llamaron al gobierno a que abra “un proceso de negociación”. “Nos ofrecemos como cauce de diálogo para vehicular la protesta de forma democrática”, dijo Méndez en conferencia de prensa junto a Toxo, quien, por su parte, advirtió que si “el gobierno no tiene en cuenta la protesta, será el responsable de lo que pueda pasar en la calle”. La reforma “no va a solucionar el problema del desempleo”, agregó el dirigente de CC.OO., mientras su homólogo de UGT sostuvo que “si no se corrige, va a alterar el modelo de convivencia en las empresas”.

Mientras miles de personas se movilizaban en toda España, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, afirmó al intervenir en el congreso nacional que clausuró su partido en Sevilla que “la reforma laboral es justa, buena y necesaria para España”. Asimismo, Rajoy advirtió a los sindicatos, sin mencionarlos, que “España dejará atrás a los que pongan obstáculos en el camino” y que los españoles “no van a entorpecer la tarea del gobierno”. La reforma laboral es rechazada por los sindicatos y por la mayor fuerza opositora, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que también participó de las marchas, junto a las principales fuerzas de izquierda. “El Partido Socialista está con los ciudadanos para decir no a una contrarreforma laboral, injusta, desequilibrada e ineficaz”, señaló la portavoz del PSOE en el Parlamento, Soraya Rodríguez, quien asistió a la caminata de Madrid, donde su presencia fue repudiada por algunos “indignados”.

Otros de los dirigentes políticos que participaron de la manifestación, el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, aseguró que la reforma laboral de Rajoy es “el ataque más brutal a los derechos de los trabajadores en democracia”. Además del “No” a la política laboral, la protesta reunió a miles de ciudadanos que rechazan los recortes que están aplicando los gobiernos regionales en educación y sanidad.