“Me resteo con las bases”

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NICMER EVANS | Entre un verbo encendido (Chávez) y un exceso de triunfalismo (Capriles) se ha iniciado la campaña no formal, una precampaña con dos candidaturas claras y cientos de intereses detrás de cada una.
Capriles ha decidido no confrontar y Chávez ha empezado a hacerlo, el primero pretende emular al segundo cuando fue candidato en 1998, el segundo asume hasta ahora el mismo esquema que le ha resultado exitoso en procesos electorales pasados.
Hoy más que detenerme en Capriles, de quien ya he dicho que le será cuesta arriba tratar de convencer al electorado venezolano pretendiendo ser una copia de un discurso cuyo original tiene plena vigencia política, y que su gran reto no es ganar con el voto opositor, sino quitarle votos al chavismo ya que sin esos votos no gana ya que ahí esta la mayoría, quisiera centrarme en el candidato Chávez.
Chávez sigue representando en nuestro país el mayor momento de ruptura entre un pasado nefasto y la posibilidad de un futuro mejor. Durante 13 años nos ha demostrado que ese cambio es posible, avanzando en aspectos inéditos tanto en lo político como en lo social, y ha dejado sembrado un liderazgo con características carismáticas que se han convertido en referencia para cualquier nuevo liderazgo en nuestro país, hecho que se refleja siendo el único presidente electo en el mundo que teniendo 13 años en el gobierno, goza de más de 60% de popularidad y aceptación de su gestión y más del 55% de intención de voto para un nuevo período, pero ¿eso basta para ganar unas nuevas elecciones?
Decirse revolucionario y no ser crítico y propositivo es una contradicción insalvable. Con base en esto presento algunos elementos que creo importantes para esta campaña electoral hacia el 7 de octubre:
  1. Después de 13 años en el gobierno, para cualquiera es difícil demostrar que un nuevo período en el poder podría implicar mayores cambios en la acción y estilo de gobernar, eso sólo puede lograrlo una revolución permanente, y a esto ayudaría una verdadera renovación de los equipos de gobierno, que permita hacer una lectura clara al ciudadano de la existencia de cuadros políticos nuevos dispuestos ha ser parte de un proyecto en permanente actualización.
  2. La participación permanente de la base del partido de gobierno, y consultas a las organizaciones sociales, políticas y económicas sobre los liderazgos locales y regionales que deben afrontar el reto de encabezar la ejecución del plan revolucionario, a través de mesas de trabajo permanentes y elecciones por la base para candidaturas, permite la constante movilización y genera confianza en los militantes de que sus capacidades y competencias pueden ser reconocidas por la base de su organización sin depender de la venia de los liderazgos superiores o similares (cooptación).
  3. La humildad de reconocer los errores cometidos y rectificar, demostrando   voluntad para el logro de los objetivos, develando a nuestro enemigo con la verdad, sin la antipática descalificación ofensiva, evitando caer en lo que ellos han caído durante 13 años, sería una lección de ética política incuestionable.
La revolución ha soportado 13 años de insultos e improperios en contra del Presidente Chávez: Desde “loco” hasta “mono” pasando por “anticristo” y pare usted de contar, se ha dicho todos los días desde antes de que el presidente empezara a gobernar, sin embargo, él con hidalguía  no sólo ha soportado, y ha logrado sobreponer todos esos insultos. Pero además, quién a demostrado de manera permanente creer en el Poder Popular, ha sido él mismo, al abrir la compuerta de la participación en los Consejos Comunales, Comunas, etc. y además ha dejado claro en términos electorales dentro del PSUV que “con las bases me resteo” como lo expresara el 13 de marzo del 2010 en el Teresa Carreño.
Algunas contraargumentaciones afirman que: 1. Sería un error distraer la atención ante el esfuerzo del 7O, 2. Unas elecciones por la base nos dividiría o levantaría las miserias humanas, 3. Si eso no lo dice Chávez es una postura contrarevolucionaria, Chávez sabe lo que hace, 4. No estamos a tiempo.
En este sentido me permito responder:
1. ¿El hacer participar a las bases en procesos democratizadores o potenciar las fuerzas removilizando a los militantes en torno a una decisión estratégica es distraer la atención o centrar el objetivo revolucionario? Prefiero mil veces tener a unos candidatos legitimados por las bases que una base descontenta por tener candidatos impuestos con un método poco amigable como la cooptación.
2. ¿El ejemplo dado por el PSUV en el 2008 y el 2010 nos ha dividido o a levantado tantas miserias como para argumentar que una elecciones por la base a estas altura sería inconveniente? Una postura como esa termina reconociendo que el PSUV está dividido, torpe argumento, además por no ser cierto.
3. El presidente Chávez aún no ha definido el método para elegir a todos los candidatos, él se ha pronunciado en algunos casos que sabemos son neurálgicos, entonces ¿no podemos discutir el método para el resto de los candidatos, comprendiendo que debe haber una reserva estratégica para el Presidente?
4. El presidente Chávez ha dicho que los candidatos a gobernadores ya designado por él se desprenderán de sus cargos en julio, son más de cuatro meses, para aquellos que aspiren a gobernados y más de un año para los que aspiren a Alcaldes, ¿qué tiempo falta?
No reforzar la candidatura de Chávez con sus equipos regionales y locales constituidos por aquellos que aspiran a los cargos de elección popular sería un error táctico ya que sería ir a la guerra con puros soldados, sin Generales, Coroneles o Comandantes de tropa con legitimidad, pero además, permitir que la oposición coloque la agenda y no comprender que cada día más se debe ser coherente entre el discurso y la acción, sería un error estratégico fatal.