Apoyo empresarial a golpes de Estado

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Aníbal Ortizpozo|
ORTIZPOZO2“Nos forzaron,
 a balazo, corvo y picana eléctrica,
a someternos al modelo neoliberal
 más extremista de la tierra”
Gabriel Salazar. Santiago 1936 
Doctor en Historia Económica y Social
No importa cuánto tiempo ha transcurrido, y si lo que vivimos los chilenos hace más de cuarenta años está olvidado, o para los más jóvenes no tiene sentido, lo que no significa que estén desmovilizados, hemos visto y estado presente en sus recientes, multitudinarias y creativas marchas de protestas por una educación gratuita de calidad, sin un endeudamiento de por vida, la eliminación de la constitución pinochetista vigente, contra las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) y la violencia de género.
No obstante aquí está nuestra “porfiada memoria” para seguir preguntándonos, si la sangrienta experiencia que vivió Chile ha servido de lección a los pueblos del planeta tierra. Me refiero aquí especialmente, a la llamada “conspiración del imperialismo del dólar”, una suerte de terrorismo financiero empresarial que preparó el camino al Golpe cívico-militar chileno.
Además del poder político, se trataba de ganancias y privilegios de las empresas instaladas a sus anchas en la economía chilena, quienes financiaron el golpe cívico militar. Encabezadas por los tres tiburones más voraces: el Consorcio Anaconda, el Consorcio Kennecot y la International Telephone & Telegraph (ITT), a las que se sumaron: General Electric Co., General Motors Corporation, Gulf Oil Corporation, Ford Motors Company, Union Carbide Corporation, Eastman/Kodak Company, Exxon (Estandar Oil Company), International Business Machine Corporation (IBM), RCA Corporation, Chase Manhattan Corp. Co. y otras de la República Federal de Alemania que junto a importantes empresas de Gran Bretaña, Países Bajos, Italia, Japón y Suiza,  participaban en la explotación del pueblo chileno y posteriormente en el golpe.
Uno de los ejemplos más simbólicos fue la huelga de los propietarios de camiones que transportaban todo tipo de productos, a través de nuestro largo territorio y cómo por su parqueo recibieron la suma aproximada de US$ 4.000 diarios, desabasteciendo a todo el país y generando con ello el descontento, para desestabilizar el gobierno.
En la conspiración también participaron los grandes bancos del mundo, aplicando su puño estrangulador, producción de mayores deudas al Estado y grandes ganancias para ellos a costa de la miseria del pueblo. Cuando el gobierno de la Unidad Popular los trancó, ellos usaron el arma impopular de la no-concesión de créditos, liderizados por el First National City Bank USA, –que para entonces poseía diez sucursales en Chile–, Banco Interamericano, Bank of London and South América, y grandes bancos de Alemania, con sus filiales entre otros el Deustsche Bank. 
Las corporaciones privadas del capital transnacional usando su poder económico, han sido parte de las guerras, invasiones y financiamiento de golpes de estado. Existen también otras acciones donde las empresas intervienen con el consentimiento de los gobiernos, como las llamadas “las alianzas estratégicas”, especialmente en las actividades culturales-artísticas, científicas y militares, además, intervienen mediante convenios binacionales con universidades y otras instituciones del Estado. Por otro lado, las empresas de capitales nacionales, intervienen cada vez que consideran que se está atentando contra su bolsillo, financiando a grupos o partidos de la derecha económica, en plebiscitos o cualquier otra consulta popular. El más reciente escándalo revelado en los medios de comunicación, es que al menos 30 empresas y 30 personas naturales, financiaron la campaña por el “NO” en el plebiscito sobre los acuerdos de paz en Colombia, así lo declaró Juan C. Vélez, gerente de la campaña por el NO. Entre ellas figuran: Colombiana de Comercio, Codiscos, Tronex, Seguros Bolívar, Banco Davivienda, etc.  Incluso los abogados Jorge Molano y Élmer Montaña, demandaron ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia al partido Centro Democrático por hacer campaña sistemática de mentiras y engaños sobre los Acuerdos de Paz.
Hoy la historia se repite en Latinoamérica. El mismo libreto exitoso en el Chile de los setenta, se está aplicando a Venezuela. Como refugiado político chileno, me parece una mala película, repetida los trescientos sesenta y cinco días de todos los años, o sea una verdadera pesadilla. Con el agravante que el apoyo empresarial, golpista y desestabilizador, se hace hoy con mayor descaro y violencia en Venezuela, terreno fértil, por ser un país que depende de la renta petrolera, por lo tanto tiene que recurrir a la importación de materias primas, maquinarias, alimentos, etc., cuyos dueños son las empresas privadas transnacionales y nacionales, en especial sus sistemas de distribución y venta, en manos del capitalismo criollo, preexistente. 
Dichas empresas propician y financian la formación de grupos aliados a la derecha opositora, hasta han llegado a crear “saqueos show televisivos” cuando dirigentes políticos, acarrean a elementos disociados para que destruyan uno que otro pequeño mercado del interior del país, eso sí, primero convocando a los medios de comunicación nacionales e internacionales para difundir los hechos delictivos que provocan, culpando de ellos al gobierno. Así ha sido posible constatar una vez más, cómo empresas periodísticas como CNN en Español desde Miami, Caracol en Colombia y la prensa impresa y televisiva Española, estén publicando diariamente  fotos de saqueos, muertos y represión en manifestaciones atribuyéndoselas al gobierno venezolano, cuando los hechos en ocasiones, hasta han ocurrido en otro tiempo y país.
Lamentablemente, cualquier medida gubernamental para proteger a los pueblos de la especulación empresarial, no es tarea fácil, porque el problema de fondo es que, basándose en lo económico como estrategia, el objetivo, es definitivamente la toma del poder político, con el apoyo e injerencia de EEUU. A muchos ciudadanos inmersos en la economía ilegal especulativa y funcionarios estatales corruptos, se les captura, enjuicia y detiene, son los responsables, de los llamados “mercados negros”, no obstante, es justo decir que las medidas gubernamentales de control han sido insuficientes y contradictorias, porque a mi entender, mientras haya subsidios por parte del Estado a los productos, habrá especuladores que se apropian de los productos subsidiados y ciudadanos quemasivamente compran en el mercado negro, por necesidad, haciéndose cómplices involuntarios, por lo tanto, todas las medidas de control quedan neutralizadas, favoreciendo el objetivo político de generar, angustia, descontento y desestabilización. 
Se han implementado cientos de planes y operativos, pero todavía falta mucho por hacer para erradicar el mercado ilegal de productos, alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad como repuestos de automóviles y maquinaria industrial, entre otras razones, porque algunas policías municipales se abastecen gratuitamente de los especuladores haciéndose de la “vista gorda” de este grave delito.
Se habla muy poco en público de las empresas latinoamericanas que ocultan sus ganancias en paraísos fiscales, despiden arbitrariamente a sus trabajadores, no pagan el Seguro Social, evaden impuestos y especialmente las que están al margen de la ley, cuya riqueza es producida por actividades ilegales. Por ejemplo, en EEUU y sus “franquicias” en nuestros países las de mayor ganancia son: el narcotráfico, la falsificación de productos, como los medicamentos, el tráfico humano, el tráfico ilegal de petróleo y gasolina, tráfico de vida salvaje (animales, aves en peligro de extinción, la venta de sus cueros, cuernos, piel etc.) amparadas por el crimen organizado, según informe del Foro Económico Mundial – Foro de Davos, Global Financial Integrity GFI, Washington.
Me imagino y quiero creer, que existen empresarios honestos y empresas que además de sus legítimas ganancias, por el trabajo que realizan, están al margen del abuso y la delincuencia comercial, tan abundante en las sociedades capitalistas.

La paradoja del desabastecimiento en Venezuela es, que sí hay mercancías, porque los productores abastecen preferencialmente a los especuladores……. pero, los pueden adquirir son sólo las minorías burguesas adineradas, los dueños del dólar que venden en el mercado negro o viven de la renta, los dirigentes políticos financiados por extrañas ONGs o la NED,  USAID, y el Departamento de Estado, donde la embajada estadounidense ha funcionado como oficina de pagos, según consta en los documentos desclasificados de la CIA. 

Por lo demás, es público y notorio que los ricos de Venezuela en Caracas, llenan los restaurantes, boutiques, discotecas y tiendas de delicateses, a los cuales arriban en automóviles del año; no han dejado de viajar al exterior donde hablan de del régimen que los oprime, los derechos humanos, presos políticos, dictadura, comunismo, libertad de expresión y sus declaraciones son ampliamente difundidas por los medios de prensa impresa digital y televisiva, empresas que también les pertenecen, las de la mentira mediática globalizada, lo que me trae a la memoria la frase “el Mercurio miente” que el pueblo chileno creó, vigente hasta nuestros días, señalado fehacientemente en la película documental “El diario de Agustín”.
Por declaraciones públicas de sus gobernantes, sabemos, que en la política exterior de EEUU, el descaro no tiene límites y lo ha llevado a expresar pública y abiertamente su estrategia imperial neoliberal: “vamos a dominar al mundo por la fuerza si es necesario, las leyes internacionales no importan, menos las Naciones Unidas, si no hay una razón o pretexto para invadir, lo inventaremos porque somos una fuerza militar sin paralelo, tenemos el derecho de actuar en todo el mundo para imponer la economía de mercado y garantizar la seguridad energética y podemos atacar a quien consideremos una amenaza o a cualquier país que pueda convertirse en una competencia militar…” como expresó el presidente George W. Bush. 
Al respecto, el refrán popular dice “Por la boca muere el pez” , ellos siguen vivitos y coleando, imponiendo tratados (TTP); amenazas de invasiones preventivas y reales, contando con el silencio cómplice de las organizaciones internacionales, entre nosotros la OEA; vetando acuerdos mayoritarios de las Naciones Unidas, por ejemplo, entre otros, el levantamiento del bloqueo económico a Cuba; la impunidad de la OTAN con sus mentirosos daños colaterales en Europa y sus alianzas con grupos terroristas en Medio Oriente; la CIA planificando día tras día la injerencia; y finalmente, las empresas privadas transnacionales financiando incondicionalmente golpes de estado, disfrazados hoy de “constitucionales”, de “legalidad judicial o parlamentaria”, en nombre la libertad y la democracia pero que en realidad lo que defienden es el libre comercio neoliberal empresarial.