Aunque usted no lo crea
Luis Britto García|
La Olimpíada de los ciclistas invisibles
Cabeza abajo se ha puesto la vialidad de Caracas por la olimpíada de los ciclistas invisibles. Las arterias más congestionadas, entre otras al Norte del Centro Simón Bolívar y entre la Universidad Central y la Bolivariana, cerraron definitivamente uno o más canales para permitir la competencia de los ciclistas invisibles, mientras se aglomera descomunal tranca de vehículos paralizados, no por la congestión, sino por el deseo de choferes y pasajeros de no llegar a destino y contemplar a los ciclistas impalpables. Se puede no verlos a cualquier hora del día o de la noche y en cualquier día del mes o del año. Tampoco se les oye, no mueven papeles, ni hojas, ni un grano de polvo. Se otorgará al inventor de la Olimpíada un trofeo, también invisible. Las autoridades cerrarán todas las calles de la ciudad, para que nada estorbe el paso de los ciclistas invisibles.
La pérdida de la identidad venezolana
Sostienen los amargados que el venezolano no tiene identidad, porque todavía en algunas dependencias oficiales se conserva la práctica de la policía de la IV República de decomisarle al infeliz ciudadano sus papeles de identidad. El identicidio persiste a pesar de la Constitución y del decreto del Comandante Eterno que sanciona con prisión a quien despoje de sus documentos a un ciudadano. Lo único que no es eterno es el cumplimiento de los decretos del comandante.
El fantasma de Internet
Los cansados de observar pistas con ciclistas invisibles pueden frustrarse más intentando contactar con Internet de Cantv. Como en sesión espiritista, nunca se sabe si se establecerá comunicación. Apenas llega, se desvanece. Pasé dos días sin conexión antes de remitir este artículo; 6 horas y 46 minutos descargando la foto para esta columna. La producción de un país depende de dos sistemas de transporte: el que mueve mercancías y personas, y el que mueve información. Si uno colapsa, el país también. Fedecámaras intentó derrocar a Chávez con un paro laboral. ¿A quién intenta derrocar el paro de Internet?
El Estado desconoce al Estado
Los matavotos de Hidrocapital, que es del Estado, me cortan el agua sin avisar porque se antojan de no recibir los pagos que desde hace décadas realizo puntualmente con mi cuenta en el Banco de Venezuela, que también es del Estado. Tengo que ir personalmente a pagar e ingenuamente cancelo un año de servicio anticipado. Ese dinero como que se lo rumbearon, porque hace una semana me volvieron a cortar el agua. Cuando el Estado desconoce al Estado y los dos se burlan del ciudadano, este les pierde el respeto. Seguiremos informando.