Irán en América Latina
José Steinsleger|
Con altibajos, América Latina ha sido un continente de paz, en comparación con las fuerzas belicistas que imperan en Medio Oriente (Afganistán, Irak, Siria, Yemen, el Kurdistán) y el sureste de Europa (Ucrania, Crimea, Turquía). Así nos ve la república islámica de Irán, potencia petrolera y gasífera, con 80 millones de habitantes que no son árabes.
País donde se inventó el ajedrez, Irán fue el único de Medio Oriente en sortear el hegemonismo de las grandes potencias, rayando la cancha de Washington, Tel Aviv, las monarquías árabes y la OTAN en la región, desde el nunca aclarado ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York (11-S).
Prueba de ello fue el histórico Plan de Acción Conjunto y Completo (P5+1, Viena, 14 de junio de 2015), acuerdo sobre el programa nuclear entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (China, Francia, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos, más Alemania y la Unión Europea).
Entonces, y parcialmente despejada la densa nube de infamias mediáticas contra Teherán, el canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, emprendió a finales de agosto una gira por seis países latinoamericanos, que también puede calificarse de histórica: Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Chile, donde un patético grupo sionista azuzado por el Centro Simon Wiesenthal (que dice representar a la comunidad judía) advirtió a la presidenta Michelle Bachelet: ¡no recibas al canciller iraní!
La primera escala de Zarif y su delegación (70 empresarios púbicos y privados, junto con políticos de alto rango) fue Cuba, donde desde la revolución iraní (1979) Teherán sostiene amplios tipos de cooperación y reciprocidad en distintos terrenos, el biotecnológico entre los principales.
Zarif se reunió con el presidente Raúl Castro y puso de relieve las hostilidades que Irán y Cuba han sufrido de Estados Unidos, y que continúan a pesar del viaje del presidente Barack Obama a la isla. Allí, el diplomático persa ratificó la inmutable política antimperialista de Irán, que ha estado y seguirá al lado del pueblo caribeño.
Luego, la comitiva persa aterrizó en Nicaragua, fortaleciendo los lazos en el campo tecnológico y agroindustrial. Zarif se reunió con el presidente Daniel Ortega, y participó en el primer foro empresarial iraní-nicaragüense, donde manifestó el apoyo de Irán en la construcción del canal interoceánico. Proyecto polémico cuya concesión fue otorgada al empresario chino Wang Jing, y que tendría un costo de 50 mil millones de dólares…
En el tercer país visitado, Ecuador, el canciller iraní reforzó los nexos establecidos en 2007 y 2012 por el ex presidente Majmud Ajmadineyad, ofreciendo una línea de crédito por 100 millones de dólares para atender la reconstrucción del terremoto que en abril arrasó con varias poblaciones de la costa ecuatoriana.
De su lado, el presidente Rafael Correa recordó que la exportación de productos como banano, madera, rosas, pulpa de frutas y otros se hubiera podido realizar antes de no haber sido por el bloqueo de Washington al país asiático. Asimismo, y en su calidad de socio más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Ecuador trató con el visitante la necesidad de estabilizar los precios internacionales del crudo.
En cambio, la comitiva iraní en Chile fue la primera entre ambos países. En 2014 se restablecieron las relaciones (rotas en 1980), pero Teherán no tiene aún embajada física en Santiago, atiende en la de Brasil. Y en consonancia con el estilo de la diplomacia chilena, el jefe de la dirección de Medio Oriente de la cancillería, Hernán Mena, sintió la necesidad de telefonear a Rafael Eldad, embajador de Tel Aviv en Santiago, para darle explicaciones a modo.
No obstante, el encuentro entre el ministro con Bachelet y su canciller, Heraldo Muñoz, se vio facilitado, pues se conocían desde inicios del decenio pasado, cuando coincidieron en la Universidad de Denver. Según la cancillería chilena, se celebraron importantes acuerdos bilaterales para encontrar una vía directa marítima, y “…coadyuvar en la llegada de las exportaciones del país sudamericano a las naciones de Asia Central”.
En Bolivia, Moahamad Yavad Zarif se encontró con un ambiente más amable y receptivo, dada la amistad cultivada entre el presidente Evo Morales y Ahmadineyad, quien visitó en dos ocasiones el país bolivariano. Y en un encuentro empresarial, celebrado en Santa Cruz, el canciller David Choquehuanca oyó al visitante elogiar los apoyos brindados por el gobierno de Evo al derecho inalienable de Irán a acceder a la energía nuclear con fines pacíficos.
La última escala de Zarif fue Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro, en medio de la brutal ofensiva de las derechas contra la revolución bolivariana, calificó a Irán de potencia estabilizadora de la humanidad.
Maduro informó sobre la creación de una comisión técnica y especial de alto nivel para el seguimiento del acuerdo P5+1, “…para que nada se retrase, ni se pierda en el camino”. A lo que Zarif respondió que las relaciones Irán-Venezuela son muy calurosas, e inspiradas por políticas independientes. Y serán profundizadas de forma más estratégica.
*Publicado en La Jornada