Macri-Tinelli, un “encuentro histórico”, político, futbolero y farandulero
Juan Guahán-Question latinoamérica
Fue el “encuentro” que marcó la semana política. Lejos de los tarifazos, la inflación, los problemas de empleo, el “hecho político de la semana fue el encuentro presidencial, entre el actual ocupante de la Casa Rosada –Mauricio Macri- y quien sueña continuarlo, Marcelo Tinelli.
Se agolpan las imágenes ante la noticia del encuentro entre el Presidente Mauricio Macri y el conocido conductor y productor de programas de entretenimiento, Marcelo Tinelli.
Al ver las imágenes de ese “encuentro”, incluido el “face swap” o intercambio de caras, no pude menos que recordar otros encuentros históricos. Vinieron a mi memoria el de la Posta de Yatasto entre Belgrano y San Martín, el de Guayaquil entre San Martín y Bolívar o aquél –en los jardines de la Casa Blanca- entre un joven Bill Clinton y el Presidente John Fitzgerald Kennedy.
Otros lo ven como un nuevo “Pacto de Olivos”, semejante a aquél celebrado entre Menem y Alfonsín.
Como para desmentir que las actuales instituciones y los gobernantes que las ocupan están ajenos a los problemas cotidianos de su pueblo este “encuentro” fue lo que más atrajo la atención semanal del público televisivo de nuestro país.
Más allá de estas ironías, quedan flotando varias preguntas. ¿Cuál fue el motivo del encuentro?; ¿se trató de una reunión política o un encuentro de futboleros?; ¿estuvo vinculada al Show Match de Tinelli, a su futuro político presidenciable o a sus problemas con la Ley?
Éstas y otras preguntas merecen alguna consideración.
En el cierre de la última campaña presidencial el conductor de Show Match marcó un evidente favoritismo hacia Daniel Scioli, ello no cayó bien en el círculo del candidato finalmente triunfante. Tinelli se concentró, a partir de ese momento, en alcanzar la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) o de la Superliga de Fútbol. Ambas expectativas fueron bloqueadas, por una evidente intervención presidencial. Los dos cargos recayeron en personas ligadas a Macri.
En el caso de la AFA, con la anuencia de la propia FIFA.
Tinelli recibió el impacto y decidió subir la parada y colocar -en su programa- críticas de más impacto al Presidente, ellas veían abonadas por el negativo humor social imperante por temas tan conocidas como el tarifazo. Desde las redes sociales llovieron críticas a Tinelli. Éste respondió que, al más puro estilo kirchnerista, las mismas eran efectuadas desde usinas alimentadas por el gobierno.
Un par de días antes del “encuentro” hubo un frustrado intento por boicotear al programa televisivo. El público hizo caso omiso de ese propósito y luego vino el “encuentro”, con las sonrisas y frases de circunstancia. Llegó (llegó?) la paz.
Si bien se mueven en ámbitos distintos ambos sabían que podrían producirse muchos daños mutuos, por eso eligieron el camino de esta tregua.
Dado el carácter futbolero del Presidente y de su interlocutor, no es descartable que acuerdos sobre este tema hayan formado parte del diálogo.
Las humoradas que tienen como protagonista al Presidente continúan y seguramente continuarán, aunque matizadas por el nuevo clima reinante. Tinelli tiene experiencia en esto de negociar las críticas por algunas ventajas de otro tipo. Hace décadas que lo viene haciendo y en este aspecto se mueve como “pez en el agua”. Alfonsín, Menem, De la Rúa y los Kirchner pueden dar largos y valederos testimonios al respecto. En ese marco crecieron su peso televisivo, su poder y sus cuentas bancarias.
Un tema específico en el que está involucrado Tinelli es su asociación con el cuestionado Cristóbal López en “Ideas del Sur”, la productora de sus programas. Algunas de las causas judiciales que tiene López alcanzan también a Tinelli, ése es un tema que seguramente interesa a ambos interlocutores.
Son sabidos los sueños tinellistas de llegar a la Presidencia, su frustrado arribo a la AFA era un escalón en ese rumbo. Ahora recalculará sus plazos y expectativas en función de la nueva situación.
Lo cierto es que episodios de esta naturaleza, en una Argentina atravesada por múltiple y graves problemas, dan vergüenza ajena. Pero parece que este es el precio que tenemos que pagar por esta democracia farandulizada, de baja intensidad y menor eficacia, donde es “lo mismo un burro que un gran profesor” según lo dice Enrique Santos Discépolo en su colosal “Cambalache”.
En ella es difícil distinguir entre la realidad y la farándula. Sin embargo los problemas del pueblo están… son reales y su farandulización sirve al objetivo de hacerlos “naturales”. Pero, de todas maneras no le echemos la culpa al chancho…