El gran tetazo argentino contra el pensamiento inquisitorial
La convocatoria enseguida corrió de boca en boca, de mujer en mujer, de madre en madre. Era todo un desafío. Había que demostrar, en la calle, que amamantar no es un delito. También era necesario revertir esas prohibiciones imaginadas por dos policías de la provincia de Buenos Aires, a cargo de la gobernadora macrista María Eugenia Vidal. Dos uniformadas que para colmo son mujeres y que hace pocos días la emprendieron contra una joven madre que estaba dándole la teta a su bebé y fue prácticamente expulsada -con violencia- del sitio público en el que se hallaba, “porque eso no es decoroso”.
De a poco fueron llegando. Un cochecito ahí, una mamá con bebé en brazo allá. Una madre con su madre al lado acercándose. Algún padre con ganas de estar con, de compartir lo más cerca que se pueda. No llegaron en grupos, mucho menos en columnas. Las madres llegaron espontáneas como todo lo que se había armado.
Y junto con las madres, sus bebés y sus tetas (de ambos) empezaron a aparecer los fotógrafos y cámaras, como por arte de magia también, como si hubieran permanecido tímidamente ocultos hasta que correspondiera. “Vengo desde Martínez, conocí a Coni en Facebook (por la joven madre a la que prohibieron amamantar), vine porque a todas nos pasa lo mismo”, dijo una joven madre . La acompañaba su abuela. “Ella nos acompaña porque fue mamá y nunca se le ocurrió dejar de amamantar, y tiene 81 años”. “Es tan insólito, tan ridículo lo que hicieron”, explicó la abuela.