…y entonces Venezuela firmó el Acuerdo de París
Alejandro Luy|Prodavinci
El pasado 22 de abril de 2016, en el marco de la celebración del Día de la Tierra y tal como estaba previsto, se dio inicio a la firma del Acuerdo de París, previamente aprobado el 12 de diciembre de 2015. A la ciudad de Nueva York concurrieron los representantes de 175 naciones para este acto, un hecho inédito según el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, quien manifestó que “nunca antes un número tan grande de países había firmado un acuerdo internacional en un solo día”. Sin duda, el número de países presentes en el día de inicio de la firma (que puede realizarse durante el próximo año calendario) es una gran noticia y debe entenderse como los 100 primeros metros de una carrera de maratón: aún hay mucho por recorrer.
China, Estados Unidos y la Unión Europea, los tres principales generadores de gases de efecto invernadero, Japón, España, Francia, Reino Unido, Brasil, Australia, México, Panamá, Italia, Canadá, Perú, Bolivia, entre muchos otros, ya sellaron su compromiso. Y también lo hizo Venezuela. Representados por la Canciller Delcy Rodríguez, nuestro gobierno firmó el Acuerdo.
Para regresar al símil del maratón, aunque Venezuela recorrió estos primeros 100 metros, la manera como hemos llegado al día de la carrera y el desempeño de esta primera distancia no habla mucho de nuestras condiciones para lograr los 42 kilómetros. Y es que Venezuela ha hecho muy poco en el tema del cambio climático y ha llegado al Acuerdo de París a hacer lo más fácil, estampar una firma y enarbolar la bandera de adalid de la conservación del planeta y la humanidad.
Lo anterior puede ser ilustrado a partir de algunos hechos:
1. Venezuela no ha realizado un inventario de sus emisiones de gases de efecto invernadero desde 1999, y ese es el punto de partida para poder desarrollar planes concretos con metas precisas para proyectos de adaptación y mitigación al cambio climático. Es como si a usted le hubieran hecho un perfil sanguíneo hace 17 años, y con ese dato procedieran a medicarlo hoy.
2. Se ha elaborado una sola Comunicación de Cambio climático en el 2005, aunque la publicación frecuente de este documento es uno de los compromisos que tiene Venezuela como país firmante de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. El Doctor Pedro Borges, Miembro de la Delegación de Venezuela ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, declaró a Alba Marina Gutiérrez en agosto de 2015 que “en dos años tendremos la Segunda Comunicación de Cambio Climático“, es decir, 12 años después de la Primera. México ya ha elaborado cinco.
3. En materia de deforestación, Venezuela es el octavo país en destrucción de masa boscosa en América. Específicamente para la Amazonía venezolana, la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) revela en una reciente publicación que entre 2000 y 2013 se produjo una desaceleración en la pérdida de cobertura original de la Amazonía respecto del periodo 1970-2000, pero para Venezuela “en contraposición a la tendencia regional, la cantidad de bosque perdido aumentó progresivamente entre 2005 y 2013“. Venezuela es el país con más alta deforestación en la Amazonía.
4. Una de las principales causas de la deforestación en nuestro territorio, denunciada desde hace varios años, es la minería ilegal que ha llegado a afectar amplias áreas de los estados Bolívar y Amazonas. La cuenca del río Caura es una de las más afectadas por esta situación, pero de la minería ilegal no se ha salvado el Parque Nacional Canaima, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
5. Un nuevo factor que se suma a la amenaza de deforestación, y que representa mas contribución con el cambio climático, lo constituye el reciente decreto del llamado Arco Minero, que involucra a un territorio de más de 111.000 kms2, el doble de la superficie correspondiente a la Faja Petrolífera del Orinoco. La publicación del decreto condujo a la aparición de una carta pública donde se exhorta al gobierno venezolano a Detener el ecocidio minero en la cuenca del Orinoco. Un hecho notable es que dicha solicitud la realizan más de 500 personas incluyendo políticos, profesionales y representantes de organizaciones no gubernamentales y comunitarias, incluyendo ex–funcionarios del gobierno de Hugo Chávez, como Ana Elisa Osorio (Ex–ministra del Ambiente) o Gustavo Márquez (Ex–Embajador en Colombia).
6. Un capítulo especial de nuestra posición como país ante el cambio climático está referido a las “Contribuciones Previstas Nacionalmente Determinadas de la República Bolivariana de Venezuela para la lucha contra el Cambio Climático y sus efectos” (INDC por sus siglas en inglés), el documento con el que el país establece su compromiso para combatir el Cambio Climático. Dicho documento debía ser presentado meses previos a la Cumbre de París, pero la representación de Venezuela se reservó “el derecho a presentar su plan nacional de reducción de emisión de gases de efecto invernadero” a los resultados de las discusiones y terminó entregándolo el último día de la COP21, sólo cuando el acuerdo fue aprobado. Sólo en ese momento fue cuando se supo de su contenido ya que no fue discutido con ningún sector distinto al Ejecutivo. El documento de las INDC de Venezuela ha recibido fuertes críticas de profesionales universitarios y representantes de organizaciones no gubernamentales*.
El 22 de abril de 2016, en horas de la tarde y por televisión, el Presidente de la República señaló: “Firmamos el Acuerdo de Paris pero no es suficiente, debemos hacer más por nuestra Tierra“. Necesariamente, hay que coincidir con lo que ha dicho el Presidente: “debemos hacer más por nuestra tierra”. La duda que surge es si la referencia a “tierra” es al espacio concreto de los 916.445 km² de la República Bolivariana de Venezuela o sólo se trata de una frase hecha para referirnos al planeta donde vivimos, para hacer de nuestro compromiso algo difuso y achacarle los males a otros países y a otros sistemas.
♦*Biólogo, Magister en Gerencia Ambiental y Gerente general Fundación Tierra Viva