Argentina: Fabulosas ofertas de dólares… que no quedarán en el país
Juan Guahán-Question Latinoamérica|
Está claro que recibir plata para seguir pagando es una doctrina que el mundo financiero internacional cultiva desde hace muchos años. El parlamento había autorizado el pago a los holdouts (fondos buitres) hasta 12.500 millones de dólares. El gobierno salió a buscar esa plata, entregarían bonos a 3, 5, 10 y 30 años. Dijeron que iban a emitir bonos por 15 mil millones, algo más de la cifra autorizada para pagar a los buitres, la diferencia sería destinada a cubrir otros agujeros menores.
La mayor parte de esa cifra no quedaría en el país sino que volvería a los poderosos sectores financieros internacionales, es por eso que llovieron las ofertas por los bonos, sumaban 68.600 millones, ofrecidos por 690 oferentes. El 66% de las ofertas provino de Estados Unidos y un 25% de Europa. Ciertamente eran cifras astronómicas.
El gobierno, feliz por ese “éxito”, decidió subir un poco la apuesta y emitió bonos por 16.500 millones.
Tiene 12.500 millones autorizados para pagar a los holdouts con reclamos pendientes por un poco más de 9.300. Eso fue lo que ya se pagó. Queda la diferencia para eventuales reclamos hasta ahora no presentados. Esa diferencia ahora ingresó como Reserva del Banco Central, eso explica que ésta llegó a los 36 mil millones.
Además de los 9.300 millones, ya pagados, hay otros 3 mil millones que serían para cubrir pagos -a otros acreedores- que no pudieron cobrar por disposición del Juez Griesa. Ese dinero que Argentina tenía que pagar -meses atrás- como no se pudo hacer efectivo, el gobierno kirchnerista los dejó como si fueran reserva del Banco Central.
De todos modos queda un “pucho” que le permitirá al gobierno una mayor “gradualidad” en su política de ajuste.
El interés promedio por estos créditos es del 7,2%. Una cifra muy alta para los préstamos internacionales, aunque los intereses de los últimos créditos conseguidos por el gobierno anterior superaban el 8%.
De esta manera se está poniendo fin al default de fines del 2001, cuando se planteó que se dejaba de pagar hasta que se determinara la deuda real existente. Ese criterio fue dejado de lado. Hubo un nuevo default cuando Argentina dejó de pagarle a los holdouts la sentencia de la justicia norteamericana respecto a los acreedores que no acordaron en los canjes de 2005 y 2010.
Ahora, pagando y sin hacer preguntas sobre la legalidad y legitimidad de esa deuda, Argentina vuelve al mercado financiero mundial.
Mientras el gobierno festeja no son pocos los argentinos que se preguntan si hay motivos para alegrarse por haber vuelto, de esta manera, al mecanismo del endeudamiento que, desde hace décadas, nos tiene agarrados del cuello.
El gobierno de Mauricio Macri respira aliviado por este acuerdo. De todas maneras cabe recordar que –hasta ahora- las inversiones directas y los créditos internacionales para la producción e infraestructura no se han dejando ver. Sin ellos el gobierno, manteniendo sus actuales políticas, está destinado a navegar en un lodazal.
Cristina: reconstruir lioderazgo y gambetear justicia
Al final se dio: ¡Cristina volvió! Otra vez ocupó el centro del escenario político. Ahora debe estar entre Río Gallegos y Calafate, “su lugar en el mundo”, como le gustaba decir cuando las mieles del poder endulzaban su terrenal vigencia.
De todos modos su paso por la Capital no pasó inadvertido, dejó múltiples estelas. Habrá que ver cuáles son las que se consolidan y cuáles son las que se irán diluyendo –en ambos casos-, para su bien o su preocupación
Su tránsito por esta realidad dejó en claro las tres grandes cuestiones que la motivan en esta etapa de su vida. Ellas están profundamente imbricadas y de su resolución emergerá el futuro de Cristina y de sus adherentes más firmes, cercanos y leales. Esos tres grandes temas son: La reconstrucción de su liderazgo político; la evolución de las causas judiciales y las perspectivas del gobierno de Macri.
Cristina espera que la política de Macri arroje en los brazos de la oposición -que ella espera liderar- a la mayor parte de la población. Más que con los abogados, con esa fuerza espera zafar de la justicia.
Reconstrucción del liderazgo político
No es poco lo que, sobre esta cuestión, pudo hacer en los 10 días que anduvo por Buenos Aires.Fueron 6 sus apariciones políticas públicas. La mayoría de ellas se realizó en el Instituto Patria -Rodríguez Peña 80- que sería su centro de operaciones en la Capital, a menos de 200 metros del Congreso Nacional.
Esas apariciones comenzaron con el acto público, frente al edificio de los Tribunales Federales donde fuera citada por el Juez Claudio Bonadío. Ese “arranque”, numeroso para las condiciones climáticas de ese día lluvioso y por el hecho de comparecer a una citación judicial, le dieron “aire” para los pasos siguientes.
Esa “presentación” fue seguida por la importante convocatoria a los diputados nacionales del Frente para la Victoria (FpV). Allí la escucharon unos 70 legisladores, encabezados por el Presidente del Bloque Héctor Recalde, sobre los 81 que al día de hoy integran esa fuerza, que tenía unos 115 legisladores el año pasado. Se notó la ausencia de José Luis Gioja, candidato a Presidente del PJ.
El Intendente de Avellaneda intermedió para una reunión, en la Isla Maciel, de Cristina con 13 curas del sector de la Iglesia que se reconoce como “Opción por los Pobres”.
Entre 70 y 80 artistas y referentes culturales también concurrieron a reunirse con la ex Presidenta, en la sede de su local político. Allí mismo recibió a dirigentes de organismos de Derechos Humanos.
Como adelantando algunos pasos futuro también Cristina se reunión con 51 de los 55 intendentes del FpV de la Provincia de Buenos Aires. Si bien hubo algunos corto circuitos y un reconocimiento de errores por parte de Cristina, fue destacable la cantidad de asistentes.
Cerró este tour la reunión con 22 de los 42 senadores nacionales que integran el Bloque del FpV. No asistió el jefe de la bancada Miguel Ángel Pichetto.
Esta larga enumeración marca el respeto que le guarda, a la viajera del sur, buena parte de las estructuras del peronismo. Hay muchas dudas acerca de qué pasará ante una convocatoria de Cristina a los máximos “caciques” territoriales, que son los gobernadores. Esas mismas dudas habrán sido el motivo por el cual Cristina no intentó dar ese paso.
Lo cierto es que, más allá de las explicaciones que cada dirigente dio sobre su presencia en el lugar convocado por Cristina, queda claro que ningún otro dirigente tiene hoy ese reconocimiento. Nadie sabe si el mismo se puede trasuntar en igual representación en el voto.
Cristina, acompañada en todo momento por Oscar Parrilli y la guardia pretoriana de los jóvenes de La Cámpora, tiene que sentirse más que satisfecha por esta recorrida.
Desde el peronismo pejotista la mejor síntesis sobre este viaje y reuniones de la Presidenta la dieron el salteño Juan Manuel Urtubey y el diputado Facundo Moyano, quienes al opinar sobre el efecto de este viaje respecto al peronismo dijeron –repectivamente- “es un retroceso” y “totalmente perjudicial”.
Cristina y la Justicia
Es sabido que la acusación sobre Cristina y otro núcleo de funcionarios por el Juez Bonadío con motivo de las “ventas de dólar a futuro”, no solo carece de fundamento, sino que –tal como está pasando- puede ser utilizada contra el propio Juez. Son mucho más graves las causas sobre el hotel de Calafate, las posibilidades de enjuiciamiento con motivo del lavado de dinero y todo lo que ronda la causa de Lázaro Báez y el tema del “dinero K”.
Para uno y otro caso resulta claro que la ex Presidenta ha elegido el camino de una defensa política. Para ello se ha puesto a la tarea de construir el marco político adecuado para que tales causas puedan ser absorbidas y “naturalizadas” por sus simpatizantes y no le impidan la construcción política. Al mismo tiempo confía que esa fortaleza le permita bloquear el camino judicial generando la sospecha que se trata de una “persecución política”.
Es probable que una “ventaja” de Cristina en estos temas sea que el Juez, que está llevando adelante estas causas, es Sebastián Casanello. Éste, si bien está poniendo distancia del kirchnerismo, no puede negar los estrechos vínculos que tuvo con el oficialismo del gobierno anterior.
El problema de Cristina es el impacto que puedan tener, en la opinión pública y más allá de la militancia que la sigue, el despliegue de estas causas. Ellas son muchos más creíbles y tocan cuestiones sensibles y comprensibles para el conjunto de la población, pudiendo crear resistencias al pretendido liderazgo social y político al que aspira Cristina.
Perspectivas del macrismo, Cristina y pejotismo
El macrismo navega en medio de sus propios problemas. A esos fines había construido una red de acuerdos con algunos sectores peronistas y massistas. Allí estas fuerzas sacaban alguna ventaja de esa relación con el gobierno y éste ganaba gobernabilidad.
La irrupción de Cristina y su discurso complicó ese panorama. Para evitar que Cristina fuera ocupando sus espacios de oposición, el pejotismo y Massa se vieron obligados a profundizar su discurso opositor. El actual debate sobre la Ley para duplicar las indemnizaciones, orientada a frenar los despidos, es –en parte- manifestación de esas tendencias.
No quedan dudas que el mayor éxito de Cristina es poner en crisis al gobierno de Macri. Allí su figura se fortalece y crece, ante la ausencia de otra alternativa opositora.
Si Macri logra salir del triple foso en el que está metido: El estancamiento económico, la pérdida de empleos y la inflación, es probable que la gobernabilidad se acreciente y la oposición moderada logre un lugar respetable. Si eso no ocurriera el gobierno de Macri estará en problemas y la oposición más dura, a la que Cristina intenta conducir, crecerá. Esa es la apuesta del Frente Ciudadano que propone la ex Presidenta.