Una Argentina que camina en la cornisa

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ar macri mira mitin de crisJuan Guahán-Questión Latinoamérica|

Argentina, desde el punto de vista económico, político y social está caminando sobre una cornisa que no es fácil comprender y muchos menos explicar. Un extraño regreso al escenario grande de la política de Cristina Fernández viuda de Kirchner; un gobierno con una brújula descompuesta y un Presidente hostigado por denuncias a las que se consideraba inmune; las dificultades económicas y sus secuelas sociales; una Justicia que repentinamente aceleró; amenazas diversas y multiplicidad de denuncias de todo tipo, le dan a la Argentina de hoy algunas perspectivas sobre las cuales es bueno ensayar algunas preguntas y respuestas.

La crisis económica: herencia y aportes propios

Guste o no, no se puede dejar de mencionar que Cristina llegó boqueando al final de su mandato. Incluso la medida de “venta dólares a futuro”, que ahora se ha judicializado, respondía a la lógica de “tirar para adelante” una devaluación que tendría que hacer Mauricio Macri, aunque –aquella decisión- trajera efectos financieros nada buenos. Algo de esto lo escribieron el ex Presidente del Banco Central,   Alejandro Vanoli y el propio ex Ministro Axel Kicilloff, siendo avalados por Cristina, en los papeles que dejaron en el despacho del Juez Claudio Bonadío.

La falta de dólares, el déficit fiscal y la inflación contenida tenían acorralado al gobierno de Cristina y se trasladaron al gobierno que lo sucediera. Fue eso lo que motivó que los propios economistas que asesoraban a Daniel Scioli (Mario Blejer y Miguel Bein) sostuvieran que lo central de las medidas adoptadas por el macrismo (terminar con el cepo cambiario y devaluar) estaba en sus agendas, aunque propusieran mecanismos más amortiguados.

Claro que había otras posibilidades pero ellas no formaban parte de la alforja de posibilidades de esos dos candidatos porque ellas supondrían cambios mucho más drásticos, que ninguno de ellos estaba dispuesto adoptar.MANOS-2

A estas medidas compartidas que tienen que ver con la herencia, el macrismo le incorporó algunos “detalles” que tienen que ver con sus propias características. Así por ejemplo: Colocar el eje del combate a la inflación en el parate económico (que significa pérdida de puestos laborales también en el sector privado) en lugar de operar sobre unos pocos y concentrados formadores de precios y encargar esa tarea a un Secretario de Comercio (Miguel Braun) parte de una familia (Braun Menéndez) dueña de una cadena de supermercados, resulta casi una provocación.

En una dirección semejante pretender reducir el “gasto público” despidiendo a empleados públicos donde se mete en la misma bolsa a recientes ñoquis con leales y útiles trabajadores, es otra muestra de despreocupación social. Eso llega al cinismo cuando se cubren muchos de esos lugares con familiares o adicto propios.

Efectos sociales

Resulta obvio que las medidas económicas adoptadas producen lógicos y dañinos efectos sociales. Para no abundar sobre el tema basta tomar como propios los datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). Según los mismos, desmintiendo todas las cifras que había dado el kirchnerismo, la pobreza en diciembre del año pasado era del 29% (11,6 millones de personas) y al terminar el primer trimestre de este año está en el 34,5%. (13 millones de pobres), es decir 1,4 millones de personas que se sumaron a los que se consideran pobres. En el mismo período los indigentes pasaron del 5,3% al 6,9%, unas 250 mil personas más.

Estas cifras no merecen mayores comentarios solo dejan la responsabilidad de reflexionar que detrás de estos números hay personas de carne y hueso que viven con dolor los padecimientos que suponen esos datos.

La situación política y sus perspectivas

ar cris y el pueblo16Encaminado el pago de los holdouts (buitres) y levantado el embargo por parte de la Justicia Norteamericana, el gobierno espera dejar atrás los sacudones de abril y luego de algunos meses de transición meterse en el segundo semestre con bajas en la inflación e ir saliendo de la actual recesión.

También sabe que para el caso que no pueda recorrer ese camino, su futuro es muy oscuro y tiene que prepararse para aguantar un verdadero terremoto político. Hay más de una voz que, en estos días, sostiene que realizado el “trabajo sucio” el macrismo puede llegar a ser prescindible.

Por el lado de la oposición habrá que ver si la simple pregunta que Cristina propuso para que sus seguidores formulen ante la sociedad, ¿cuándo estabas mejor antes o ahora?, alcanza para reconstruir su liderazgo. No quedan dudas que nadie puede juntar la gente que Cristina movilizó con su presencia en los Tribunales pero ello no parece suficiente para hegemonizar la oposición.

Para que su propuesta del Frente Ciudadano pueda encaminarse depende de tres factores: Que la evolución de la coyuntura le deje un espacio adecuado; que la dirigencia “pejotista” la acompañe, aceptando subordinarse nuevamente a La Cámpora; que la propia Cristina pueda gambetear –sin muchas lastimaduras- algunas cuestiones judiciales que –desde el punto de vista de la opinión pública- no serán tan “sencillas” como la reciente citación de Bonadío. Todas estas variables tienen complejidades que van más allá de las fuerzas que estuvieron representadas y la homenajearon en su glamoroso y forzado “retorno”.ar cris y el pueblo16a ar cris bajo lluvia16

Pero al margen de estas consideraciones hay otro tema que es motivo de análisis en varias mesas de especialistas. Se trata del hecho que da la impresión que macrismo y kirchnerismo parecen ser parte de un peligroso juego de equilibristas que despliegan piruetas sin darse cuenta que no tienen red de protección.

Llueven las mutuas acusaciones, ante una justicia que repentinamente despertó de un largo letargo y para purificarse –individual e institucionalmente- avanza a paso redoblado. Todo eso ocurre a la vista de una sociedad que demanda castigos a diestra y siniestra.

Es difícil saber si alguien le podrá poner límite a ese afán justiciero. El despliegue de esta tendencia puede llevar a unos y otros al borde del cadalso. En un momento que los principales líderes andan “flojitos de papeles” la ausencia de una real alternativa social y política, fuera de toda sospecha ante la actual fiebre denunciadora, no es una cuestión que podamos omitir.

De ser ciertas estas consideraciones es probable que tengamos por delante un prolongado período de inestabilidad, sin un liderazgo capaz de aglutinar una masa crítica que le dé gobernabilidad al conjunto del actual “sistema”.