Fuerzas Alzadas de Liberación Cultural

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Luis Britto García

Filtraciones de los cuerpos de espionaje estadounidenses identifican el más peligroso movimiento subversivo contra la hegemonía imperial.
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Toda guerra es combate cultural que moviliza divisiones de monopolios de la desinformación, brigadas de las publicidades, batallones de aparatos ideológicos, quintas columnas de intelectuales orgánicos, pelotones de bienpensantes. En el bando opuesto, la peligrosa resistencia del pensamiento.

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Máquinas analizadoras de contenido, programas atadores de cabos, sistemas procesadores de datos descubren operaciones cumplidas desde mediados del pasado siglo por las peligrosas FALC, Fuerzas Alzadas de Liberación Cultural. Cada combatiente un ejército, los ejércitos combatientes de las FALC son autosuficientes, se mantienen de los recursos del territorio sin apoyo de autoridades legítimas e incluso en abierto conflicto con éstas. Los combatientes ejércitos de las FALC brotan dondequiera como mala hierba; son semiautónomos, no se agrupan más que transitoriamente y por peleas mutuas o amor por la anarquía no tardan en regresar a su estado de insubordinación natural, de modo que aniquilar uno es dejar los demás vivos y activos. ven 19 de abril

Los ejércitos combatientes de las FALC actúan a veces en colaboración con fuerzas armadas insurgentes, pero sobreviven incluso al exterminio de éstas y desde la clandestinidad piensan con redoblado furor. Se puede inhabilitar temporariamente a los combatientes ejércitos de las FALC arrebatándoles armamentos tales como editoriales, multígrafos o imprentas clandestinas, pero inmediatamente inventan otros más peligrosos como farsas políticas, Cátedras del Humor, Marchas de los Pendejos o grafitos o películas o novelas o telenovelas o canciones o proyectos arquitectónicos o cuadros geniales que de un bombazo pulverizan maquinarias partidistas o industrias culturales.

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Inútil aniquilar combatientes de las Fuerzas Alzadas de la Liberación Cultural porque los sobrevive el ejemplo; inútil comprarlos porque los sobreviven sus obras; inútil enterrarlos vivos, cortarles las manos o exiliarlos porque como la semilla no mueren, sino florecen. No importa que algún gobierno haga las paces con ellos; si cae, allí estarán, como siempre. Alzados.