Un frente amplio a la peruana
Emiliano Guido – Miradas al Sur
Siete organizaciones populares del país andino eligieron en primarias abiertas a su candidato presidencial para el año próximo. La naciente coalición peruana Frente Amplio tiene un notorio común denominador con su homóloga uruguaya: intentar unir al desperdigado y heterogéneo campo popular local. El domingo pasado, el FA andino inició su camino a las elecciones presidenciales del año próximo instrumentando una novedosa e inusual elección interna entre varias fuerzas políticas, donde participaron miles de personas.
Algunas mesas, incluso, se constituyeron en comarcas del interior rural y en ciudades del exterior como Nueva York y Madrid. En concreto, en las internas frenteamplistas peruanas, que fueron abiertas pero no simultáneas ni obligatorias –ya que los partidos tradicionales desistieron de este mecanismo de preselección–, hubo siete ofertas. Si bien la joven diputada Verónica Mendoza –que se alejó del gobierno tras el giro conservador del presidente Ollanta Humala– y el sacerdote ambientalista Marcos Arana fueron los dirigentes que más votos recibieron, el dato más significativo de la compulsa pasa por la diversidad ideológica de los precandidatos alistados.
En concreto, las otras opciones fueron el aprista Luis Salgado (Frente Único del Pueblo), el sindicalista Julio César Bazán (por la central de trabajadores CUT), la cantante folclorista Martina Portocarrero (Mundo Verde), el también ex humalista Jorge Rimarachin (Gran Transformación) y Jorge Bacacorzo (Pueblo Unido). Como era de esperar, en las últimas horas, los siete dirigentes prometieron seguir construyendo una alternativa electoral a “los partidos peruanos que promueven el ajuste y el libre comercio” (Humala acaba de firmar el Acuerdo TransPacífico).
Evidentemente, el surgimiento del Frente Amplio peruano evidencia dos cosas: el enorme vacío que dejó Humala , en el hemisferio izquierdo electoral, tras su notorio corrimiento hacia la derecha; en segundo lugar, la voluntad de este enorme espacio –que agrupa expresiones ecologistas, indigenistas, nacional-populares y también de la izquierda democrática, de romper con la clásica división del campo progresista peruana.
En la vereda de enfrente, los partidos tradicionales y conservadores de Perú apuestan por caras conocidas, figuritas repetidas de la vidriera local, como los ex presidentes Alan García (otro ejemplo del transformismo, ya que mutó del aprismo a ser un talibán del libre mercado), y Alejandro Toledo (con una estética y narrativa más populista de derecha, ya que promociona en los medios su condición de cholo), o Keiko Fujimori, hija del ex jefe de Estado que cerró el Congreso en los noventa, además de promover la guerra sucia contra el grupo Sendero Luminoso.
García, Toledo, y Keiko tienen un denominador común: encabezan fórmulas apartidarias, personalistas, con mucho de apoyo mediático y poco de construcción territorial genuina. En un principio, las encuestas muestran un panorama incierto. Sin embargo, Keiko Fujimori y el ex ministro de Toledo Pedro Pablo Kuczynski –un referente del establishment económico– aparecen como los favoritos de las encuestas para ganar los próximos comicios.
Sin embargo, algunos sondeos muestran al FA en una situación expectante. Dentro del Frente Amplio, Marcos Arana y Verónica Mendoza emergieron de la última interna como los dirigentes más representativos. A modo de presentación, Mendoza tiene 34 años.
Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Universidad La Sorbona de París y trabajó como profesora en los departamentos de Puno y Cusco, región de la que proviene y a la que representa en el Congreso. Al lado de Javier Diez Canseco (histórico referente de la izquierda peruana, recientemente fallecido) formó parte de la primera camada de legisladores que abandonó la bancada oficialista. “Cuando defendí la posición de las organizaciones sociales para alertar sobre el impacto ambiental del boom minero todos los medios me tildaron de extremista. Eso no me asusta”, recuerda y advierte la joven precandidata.
El ex sacerdote Marcos Arana reivindica la matriz ambientalista de su organización, pero resalta que su programa no busca desindustrializar al país: “Nadie está pensando tomar el gobierno para cortar de cuajo la actividad minera, pero sí planteamos una evaluación de los impactos de las actividades, no sólo mineras, sino petroleras o agroindustriales. Lo que defendemos, en todo caso, es que Perú, al contrario de lo que pregona Humala, no es una marca, y que no está en venta”.
Siete organizaciones populares del país andino eligieron en primarias abiertas a su candidato presidencial para el año próximo.
La naciente coalición peruana Frente Amplio tiene un notorio común denominador con su homóloga uruguaya: intentar unir al desperdigado y heterogéneo campo popular local. El domingo pasado, el FA andino inició su camino a las elecciones presidenciales del año próximo instrumentando una novedosa e inusual elección interna entre varias fuerzas políticas, donde participaron miles de personas.
Algunas mesas, incluso, se constituyeron en comarcas del interior rural y en ciudades del exterior como Nueva York y Madrid. En concreto, en las internas frenteamplistas peruanas, que fueron abiertas pero no simultáneas ni obligatorias –ya que los partidos tradicionales desistieron de este mecanismo de preselección–, hubo siete ofertas. Si bien la joven diputada Verónica Mendoza –que se alejó del gobierno tras el giro conservador del presidente Ollanta Humala– y el sacerdote ambientalista Marcos Arana fueron los dirigentes que más votos recibieron, el dato más significativo de la compulsa pasa por la diversidad ideológica de los precandidatos alistados.
En concreto, las otras opciones fueron el aprista Luis Salgado (Frente Único del Pueblo), el sindicalista Julio César Bazán (por la central de trabajadores CUT), la cantante folclorista Martina Portocarrero (Mundo Verde), el también ex humalista Jorge Rimarachin (Gran Transformación) y Jorge Bacacorzo (Pueblo Unido). Como era de esperar, en las últimas horas, los siete dirigentes prometieron seguir construyendo una alternativa electoral a “los partidos peruanos que promueven el ajuste y el libre comercio” (Humala acaba de firmar el Acuerdo TransPacífico).
Evidentemente, el surgimiento del Frente Amplio peruano evidencia dos cosas: el enorme vacío que dejó Humala , en el hemisferio izquierdo electoral, tras su notorio corrimiento hacia la derecha; en segundo lugar, la voluntad de este enorme espacio –que agrupa expresiones ecologistas, indigenistas, nacional-populares y también de la izquierda democrática, de romper con la clásica división del campo progresista peruana.
En la vereda de enfrente, los partidos tradicionales y conservadores de Perú apuestan por caras conocidas, figuritas repetidas de la vidriera local, como los ex presidentes Alan García (otro ejemplo del transformismo, ya que mutó del aprismo a ser un talibán del libre mercado), y Alejandro Toledo (con una estética y narrativa más populista de derecha, ya que promociona en los medios su condición de cholo), o Keiko Fujimori, hija del ex jefe de Estado que cerró el Congreso en los noventa, además de promover la guerra sucia contra el grupo Sendero Luminoso.
García, Toledo, y Keiko tienen un denominador común: encabezan fórmulas apartidarias, personalistas, con mucho de apoyo mediático y poco de construcción territorial genuina. En un principio, las encuestas muestran un panorama incierto. Sin embargo, Keiko Fujimori y el ex ministro de Toledo Pedro Pablo Kuczynski –un referente del establishment económico– aparecen como los favoritos de las encuestas para ganar los próximos comicios.
Sin embargo, algunos sondeos muestran al FA en una situación expectante. Dentro del Frente Amplio, Marcos Arana y Verónica Mendoza emergieron de la última interna como los dirigentes más representativos. A modo de presentación, Mendoza tiene 34 años.
Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Universidad La Sorbona de París y trabajó como profesora en los departamentos de Puno y Cusco, región de la que proviene y a la que representa en el Congreso. Al lado de Javier Diez Canseco (histórico referente de la izquierda peruana, recientemente fallecido) formó parte de la primera camada de legisladores que abandonó la bancada oficialista. “Cuando defendí la posición de las organizaciones sociales para alertar sobre el impacto ambiental del boom minero todos los medios me tildaron de extremista. Eso no me asusta”, recuerda y advierte la joven precandidata.
El ex sacerdote Marcos Arana reivindica la matriz ambientalista de su organización, pero resalta que su programa no busca desindustrializar al país: “Nadie está pensando tomar el gobierno para cortar de cuajo la actividad minera, pero sí planteamos una evaluación de los impactos de las actividades, no sólo mineras, sino petroleras o agroindustriales. Lo que defendemos, en todo caso, es que Perú, al contrario de lo que pregona Humala, no es una marca, y que no está en venta”.
Fuente: http://www.miradasalsur.com.ar/2015/10/11/revista/peru-un-frente-amplio-a-la-peruana/