Fuerzas Armadas de Colombia y Venezuela pican en punta para resolver la crisis
Marcos Salgado – Question Digital
El encuentro en Santa Marta entre los ministros para la Defensa y Seguridad de Venezuela y Colombia, Vladimir Padrino López y Luis Carlos Villegas dejó un sabor diferente a la reunión de hace más de una semana en la Casa Amarilla de Caracas, de donde las delegaciones encabezadas por las cancilleres María Ángela Holguín y Delcy Rodríguez se retiraron sin comentarios a la prensa, y sin resultados aparentes.
Así, la victoria diplomática de Nicolás Maduro en Quito -donde bajo el paraguas de la CELAC y la UNASUR no necesitó asumir un compromiso de reapertura de la frontera tras un mes de cierre extendido a todos los pasos importantes- se encamina ahora a una negociación punto por punto encabezada, paradójicamente, por las fuerzas armadas de lado y lado.
Es que tras la caída del avión Sukhoi-30 venezolano cerca de Colombia y la insistente campaña de prensa desde Bogotá y Miami con la movilización de tropas de las FANB en la frontera (que existe, sí, pero para cumplir con el estado de excepción en los municipios limítrofes) algunas cabezas afiebradas soñaban con una escalada militar que llevar al límite la difícil relación entre Venezuela y Colombia.
Una escalada que diluyera, para empezar, el impacto del acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC, ahora con fecha límite para su implementación completa.
Pero no, los primeros acuerdos llegaron desde las áreas de Defensa. Tras cinco horas de reunión, los ministros Villegas y Padrino López acordaron nueve puntos:
1) Reconocer los los éxitos recientes de las operaciones de las Fuerzas Armadas de Colombia, que han sido efectivas contra los miembros del Clan Úsuga y la operación contra alías “Megateo”. A su vez, los logros alcanzados por parte de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) de Venezuela, los cuales significan un gran avance en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional.
2) Crear un nuevo mecanismo de comunicación entre el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, y el Ministerio de Defensa Nacional y la Policía Nacional de Colombia.
3) Ampliar el Centro Conjunto Binacional de Comando y Control (Ceboc), mediante la creación del Centro Binacional de Lucha Contra el Crimen Organizado Trasnacional (Cebcot) Colombia – Venezuela, el 15 de Octubre de 2015.
4) Aumentar la presencia de las Fuerzas Armadas en los pasos informales a lo largo de la frontera común, para el trabajo coordinado en la lucha contra el contrabando, previa identificación conjunta.
5) Realizar el 19 y 20 de octubre en Bogotá, una reunión para revisar el Procedimiento Operacional Vigente (POV), entre la Fuerza Aérea Colombiana y la Aviación Militar Bolivariana.
6) Realizar una reunión en la ciudad de Maracaibo – Venezuela, en la semana del 5-9 de octubre de 2015, entre las Armadas de ambos países para la evaluación de propuestas de cooperación marítima y fluvial para la lucha contra el narcotráfico y concretar un instrumento binacional.
7) Establecer un canal de comunicación directo entre las Armadas de ambos países, para intercambiar información en materia de interdicción marítima y fluvial.
8) Realizar el 8 de octubre en Paraguaipoa – Venezuela, una reunión entre las Unidades militares y policiales regionales de Colombia y Venezuela con jurisdicción en el Departamento de La Guajira en Colombia y el Estado Zulia en Venezuela, para la coordinación operacional contra todas las amenazas y factores de riesgo existentes.
9) Realizar una evaluación conjunta de las consecuencias mediambientales de las actividad ilegal en frontera y proponer mecanismo de mitigación.
En suma, un plan concreto y completo de acercamiento que, aunque puede quedar en los papeles, como sucedió con acuerdos anteriores (lo denunció Maduro antes de la reunión con Santos en Quito), en la coyuntura sirve para distender. Más aún cuando no hay presión sostenida desde el Palacio de Nariño para la reapertura de los pasos fronterizos, ni aparece como un elemento de presión para avanzar en la “frontera de paz”, que reclama Maduro.
El bolivariano no parece estar en condiciones de reabrir la frontera sin acuerdos firmes y -más- medidas concretas y palpables desde Colombia. El cierre de la frontera es avalado por más de la mitad de los venezolanos, en porcentajes que no alcanzan la propia gestión de Maduro ni su imagen personal.
De cara a las elecciones de diciembre, claves para la continuidad del chavismo (¿alguna de las 19 elecciones anteriores no fue clave?) mantener la frontera cerrada y negociar con Santos desde una posición de fuerza -como en Quito- es vital para Maduro. Tal vez por eso el Presidente venezolano habló de un plazo de “seis meses” para las echar las bases de una nueva frontera.
¿Con la frontera cerrada hasta entonces? Es posible.