Elecciones presidenciales en Estados Unidos

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Immanuel Wallerstein
Si uno sigue los medios, en especial los estadounidenses, su versión es que la perspectiva de las elecciones presidenciales en Estados Unidos durante 2016 están mostrando un sorprendente viraje en el tono y en el proceso respecto de lo que previamente conocíamos. Yo no creo que esto es verdad. Para ver por qué, propongo revisar los supuestos rasgos especiales de este más reciente ciclo electoral.

Las principales características a que aluden los medios para hacer esta argumentación son dos. La primera son las cifras inusualmente grandes en las encuestas, alcanzadas por dos externos en la campaña –Donald Trump en el lado republicano y Bernie Sanders en el lado demócrata. La segunda es el aparente punto muerto inamovible en el Congreso estadunidense, donde la frase arreglo de compromiso se mira como una grosería, especialmente para un grupo reconocible de miembros republicanos de la cámara de representantes así como para algunos senadores republicanos.

Trump y Sanders tienen programas bastante diferentes. Trump se basa para su campaña en una paltaforma antimigrantes. Sanders compite a partir de una propuesta para incrementar los gastos del Estado de bienestar que requieren incrementos fiscales, los cuales son bloqueados por el rígido grupo contrario al arreglo de compromiso, en la legislatura.

Pese a lo opuesto de sus plataformas, cada uno está alcanzando cifras consistentemente altas en las encuestas y parecen también atraer a grandes públicos a sus charlas. Es más, parecen no sólo romper con todas las (así llamadas) reglas que gobiernan la conducta en las campañas, sino que parecen ser recompensados justo por hacer esto. Así, los medios parecen concluir que ahora estamos en una situación política de diferente tipo, una cuyo resultado es bastante impredecible y una que probablemente dejará una impronta duradera en la política estadunidense.

Comencemos con la estructura de la política electoral, en Estados Unidos y en casi todos los otros países, especialmente en el norte. Desde hace mucho la situación normal es que se efectúan elecciones periódicas en las que existen dos partidos principales en la contienda, uno de centro derecha y otro de centroizquierda. Por supuesto, de cuando en cuando siempre se ha visto emerger a algún tercer partido cuyos votos en una elección particular han dañado a uno o al otro de estos partidos principales.