Sólo Chávez podrá salvar a la revolución
Toby Valderrama – El Arado y el Mar
La situación ha llegado a tal punto que ya no es anatema decir que la marcha del gobierno es errática. Ya a nadie se condena, a nadie se acusa de agente enemigo por decir que las cosas van mal, abundan los escritos muy calificados reconociendo y alertando el extravío. Aquel argumento sobre la necesidad de la burguesía para elevar las fuerzas productivas que se esgrimía hace pocos meses ya nadie se atreve a usarlo. Al contrario, ahora se reconoce con la misma ingenuidad de aquel presidente que una vez lloró porque los financistas lo habían engañado, que si le das la espalda a la burguesía te apuñalea.
La crítica y la autocrítica ahora son, aparentemente, consideradas instrumentos para avanzar, bienvenido el “desfacer entuertos”. Todo se reconoce pero de la boca para afuera, no se toman medidas, no es suficiente con las palabras, con las frases, ademáshay que declarar la emergencia dentro del chavismo y actuar en consecuencia.
Hay que volver a Chávez.
Lo primero: decretar la guerra contra los espejismos, los triunfalismos, las mentiras que tanto daño nos hacen. No podemos convertirnos en un torneo de pronósticos alentadores, ni embriagarnos con cifras de papel, con twitter de robot que engañan. Estamos cometiendo los mismos errores que nos trajeron hasta aquí: si alguien dice que los resultados pueden ser adversos, inmediatamente le quitan los canales de comunicación, lo ven como gallina que mira sal, lo acusan de cualquier cosa. De esta manera, la realidad se nos vuelve a escabullir.
Lo segundo: no podemos hacer una campaña basada en el miedo y en el pase de facturas a la masa, eso indica que nos quedamos sin discurso, es un recurso desesperado. Debemos dotar a la masa, al pueblo, de razones sagradas por las cuales luchar. Amenazar que si ganan los oligarcas el pueblo se los tendrá que calar, decir que el gobierno ha dado mucho y por eso se debe votarlo, son recursos derrotistas.
Tercero y muy principal: se debe, simultáneamente con los otros puntos, hacer una profunda y sentida autocrítica, de ésta depende el rescate de la credibilidad del gobierno, en ella descansa la restauración de la confianza en el liderazgo, sin esa acción no es posible la recuperación de las banderas que sostienen la pasión.
Cuarto: decretar la emergencia dentro de las filas del PSUV, crear un Estado Mayor de la Emergencia dirigido por el Presidente. Remozar la dirección, rescatar los cuadros que se han apartado, fortalecer el gabinete. Ese Estado Mayor en reunión permanente dará al país la imagen de una dirección coherente que enfrenta el conflicto. Las declaraciones deben ser estudiadas, coherentes, en lo posible sobre hechos, o cumplir las promesas.
Quinto: partir las aguas, el enemigo debe ser claramente delimitado. No es posible que hoy se ataque a la burguesía y mañana se les llame a construir el país, no puede ser que los gringos hoy nos quieran invadir y mañana sean amigos, que hoy ya no sean “dolor de cabeza” y shannon sea un excelente mediador.
Sexto: hay que ir a las raíces; atacar el problema en la superficie, en sus consecuencias, es distracción. La raíz es el capitalismo, la raíz es su conciencia egoísta, su raíz es la cultura rentista del clientelismo y la raíz son las relaciones económicas que permiten la existencia de la burguesía explotadora y parasitaria. “Convóquese al pueblo para lo grande y se tendrá un pueblo grande”, dijo el clásico, y hoy esas palabras tienen intacta vigencia.
Son tiempos de radicalismos, ya las medias tintas, las ambigüedades, los coqueteos fracasaron. Son tiempos de Zamora, de “horror a la oligarquía”, del Che, a los imperialistas no creerles ni tantico así. Son días de Chávez, de Patria Socialista o Muerte. Son días de ajustar las cuentas con los asesinos de Chávez y hacerlo de la única manera que se honra a los héroes de la Patria: transformando su muerte en fuerza para construir su sueño.