El cambio a la vista de todos: China y el oro
Juan Guahán
Los conocedores de la evolución de la historia económica de la humanidad, de los últimos siglos, recuerdan la vigencia de un viejo principio que sostenía: ¡Quién tiene oro pone las reglas! Esto lo practica China, como principal productor y comprador de oro en el mundo. Mientras tanto los países de occidente se están atragantando con papel dinero, créditos, derivativos y otras mil formas de inventar riquezas financieras sin sustento material. Bajo estas condiciones estamos asistiendo a una transferencia de poder mundial de una dimensión desconocida en la historia.
China tiene una capacidad industrial que ya se ha puesto a la cabeza de la producción mundial. Pero su manejo financiero está fuertemente condicionado por las viejas estructuras controladas por las casas reales europeas, los británicos, la Banca Rothschild y la actual cara pública de todos ellos: los banqueros norteamericanos. De todos modos este complejo sistema, más allá de su capacidad inventiva, está manifestando –después de siglos de “feliz” existencia- su agotamiento. La crisis del Lehman Brothers, en el 2008, no es más que la punta del iceberg de esta novedad.
Pero… ¿qué tiene que ver todo esto con la realidad actual?
Hace poco más de una semana el mercado del oro varió la forma de establecer su cotización. Desde 1919 operaba un sistema, con sede en Londres. Allí, dos veces al día, confluían –teóricamente- la oferta y la demanda (productores mineros, consumidores e inversores) y fijaban las variaciones en la cotización que luego se aplicaban en todo el mundo. Algunos “arreglos” entre los participantes pusieron en crisis el sistema y ahora se aplica otro mecanismo – controlado electrónicamente- del que forman parte una media docena de bancos occidentales. Tres bancos chinos se incorporarán en el futuro. Hasta aquí ninguna novedad, las modificaciones podrían ser un simple maquillaje, pero hay novedades.
China, mientras trata de debilitar al dólar y convertir al yuan en una moneda internacional, se prepara para una crisis generalizada del actual sistema monetario y genera las condiciones para que el oro adquiera nuevamente un rol gravitante en el sistema económico mundial. En ese camino ha creado, a fines del año pasado, la Bolsa de Oro de Shanghái. Allí se comercializará oro físico y algunos de los bancos que operan el nuevo sistema informático -en Londres- también participan del negocio físico en Shanghái. Allí se negociará oro en 3 modelos: 100 gramos, 1 kilogramo y lingotes de 12,5 kilogramos.
De esta manera China pasa a ser uno de los principales jugadores a la hora de fijar el valor del oro a nivel mundial. En esas condiciones China continúa comprando oro a los actuales precios deprimidos y creando las condiciones para ser el eje de los futuros negocios de este metal precioso.
Los asiáticos imaginan que para el caso que se profundice la crisis monetaria el oro volverá a ser la clave y la capacidad de China para fijar su valor lo transformaría en el centro del poder económico mundial. Para esa visión, ese momento se constituiría en la verificación de la transferencia del poder mundial.