Francia herida en el corazón de su laicismo y de su libertad
Edgar Morin – Le Monde
Traducido del francés por Susana Merino
La expresión de François Hollande es justa: Francia herida en el corazón”. La han herido en el corazón de su naturaleza laica y su idea de libertad, justamente contra un semanario típicamente irrespetuoso, de lo burlesco hasta toda forma sagrada, especialmente religiosa. Ahora bien, la falta de respeto de Charlie Hebdo se sitúa en la risa y el humor, lo que otorga al atentado un carácter monstruosamente imbécil.
Nuestra emoción no debe paralizar nuestra razón, como tampoco la razón debe atenuar nuestra emoción.
Hubo problemas en el momento de publicar las caricaturas. ¿Es necesario dejar que la libertad ofenda la fe de los creyentes del islam degradando la imagen de su Profeta o es que la libertad de expresión prima sobre toda otra consideración? Mi sentimiento es que existe una contradicción insuperable, tanto más desde que soy de los que se oponen a la profanación de los lugares y los objetos sagrados.
Pero que se entienda bien, ello no disminuye mi horror y mi asco por el atentado a Charlie Hebdo. Dicho esto, mi horror y mi asco no pueden impedirme contextualizar ese inmundo atentado. Ha significado la irrupción en el corazón de Francia de la guerra de Medio Oriente, guerra civil e internacional en la que Francia ha intervenido siguiendo a los EE.UU.
El ascenso del Estado Islámico es ciertamente una consecuencia de las radicalizaciones y la putrefacción de la guerra en Irak y en Siria, pero las intervenciones estadounidenses en Irak y en Afganistán han contribuido a la descomposición de naciones compuestas étnica y religiosamente, como Siria e Irak.
Los EE.UU. han sido aprendices de brujos y la heteróclita y sin fuerza real coalición que dirigen está condenada al fracaso, puesto que no reúne a todos los países interesados y dado que tiene por objetivo de paz la imposible restauración de la unidad siria-iraquí, mientras que la única salida pacífica (actualmente irrealizable) sería la formación de una gran confederación de pueblos, etnias, religiones de Medio Oriente con el aval de la Organización de las Naciones Unidas, único antídoto para el Califato.
Coincidencia
Francia está presente con su aviación, por los franceses musulmanes que se han incorporado a la yihad, por los franceses musulmanes que han regresado de la yihad y ahora está igualmente claro que Medio Oriente está también en el interior de Francia a través de la criminal actividad que ha debutado con el atentado a Charlie Hebdo, como también lo está el conflicto palestino-israelí.
Además existe una coincidencia, por otra parte fortuita, entre el islamismo integrista asesino que acaba de manifestarse y las obras islamófobas de Zemmour y Houllebecq, convertidas en síntomas de una virulencia agravada de la islamofobia no solo en Francia, sino también en Alemania o en Suecia.
El pensamiento reduccionista triunfa. No solamente los asesinos fanáticos creen combatir a las cruzadas y a sus aliados los judíos (que los cruzados masacraban) sino que los islamófobos reducen todo lo árabe a su supuesta creencia en el islam, reduciendo lo islámico al islamismo, el islamismo al integrismo, el integrismo al terrorismo. Ese antislamismo se vuelve cada vez más radical y obsesivo y tiende a estigmatizar a toda una población más importante aún que la población judía que fue estigmatizada por el antisemitismo antes de la guerra y de Vichy.
El miedo se agravará entre los franceses de origen cristiano, entre los de origen árabe, entre los de origen judío. Unos se sienten amenazados por los otros y se está produciendo un proceso de descomposición que tal vez pueda detener la gran manifestación del sábado 10 de enero, porque la respuesta a la descomposición es la unión de todos, de todas las etnias, de todas las religiones y de todas las corrientes políticas.
*Sociólogo y filósofo francés. Publicado en Le Monde.