Argentina en el espacio y la vida cotidiana
Juan Guahán- Question Latinoamérica
En la tardecita del jueves se vivieron momentos emotivos cuando lenguas de fuego y una densa humareda apenas dejaban ver cómo un satélite argentino (Arsat 1) se elevaba, montado en el cohete Ariane 5 de la Unión Europea, hacia el espacio infinito.
Todo eso acontecía en la base aeroespacial Kourou en la Guayana francesa, un territorio sudamericano -ubicado entre Surinam y Brasil- que junto con nuestras Islas Malvinas son las dos posesiones coloniales europeas en el sur americano.
Después de muchas idas y venidas Argentina logró enderezar el rumbo y utilizar debidamente una privilegiada posición orbital para las telecomunicaciones, lograda en 1998 y que estuviéramos a punto de perder. Ese espacio permitirá trasmitir información, durante 15 años, también a nuestros vecinos (Uruguay, Paraguay y Chile) se completará con los Arsat 2 y 3, que alcanzarán el área de toda la región americana, incluyendo Estados Unidos y Canadá.
Su posición orbital, una vez regularizada su evolución, será geoestacionaria a unos 36 mil kilómetros de altura. Es decir que “acompañará” la traslación terrestre para emitir sus ondas y mantener la comunicación sobre la misma área. Este proyecto fue realizado por dos empresas estatales Arsat e Invap. Con esta realización, aprobada por Néstor Kirchner en el 2004 e iniciada dos años después, somos el octavo país del mundo, junto con China, Estados Unidos, Eurozona, India, Israel, Japón y Rusia, que tendrá en el espacio un satélite diseñado y maniobrado de un modo soberano. Ello permitirá mejorar las prestaciones de la Televisión Digital Terrestre (TDA), las comunicaciones telefónicas (IP) y el servicio de Internet que podrá llegar a todos los rincones del país.
El lanzamiento del Arsat 1, construido por argentinos, nos enorgullece y muestra lo que podemos hacer cuando colocamos el esfuerzo en una dirección claramente definida y al servicio del interés común.
La vida continúa, abajo
Mientras el Arsat 1 levantaba vuelo por aquí, abajo, seguía la vida cotidiana.
Los datos sobre la inflación seguían siendo tan contradictorios como siempre. El Indec refería que ésta había sido, para el mes de setiembre, del 1,4%, siendo el acumulado de estos primeros 9 meses del 19,8%. Mientras tanto, desde el Congreso informaban sobre el promedio de las consultoras privadas y daba un incremento del 2,48% mensual y 30,5% para estos tres primeros trimestres del año.
Estos datos fundamentan dos políticas salariales distintas. La mayor parte de los gremios, incluidos buena parte de los oficialistas reclaman un “bono complementario” para fin de año, cuyos montos oscilan entre los 2 y 4 mil pesos. El gobierno sostiene que los aumentos de los convenios colectivos firmados son superiores a la inflación y que la capacidad de compra ha mejorado por lo cual no es necesario tal “bono complementario”. La provincia de San Luis ya se ha comprometido a abonar un suplemento de 2 mil pesos, para fin
Suprema Corte: muertes y retiros
No son pocas las novedades que se están produciendo en el seno de la Suprema Corte de Justicia. Este año han fallecido dos integrantes de la misma: Carmen Argibay, en el mes de mayo y Enrique Petracchi, la semana pasada. El Juez Eugenio Zaffaroni adelantó que actuará de acuerdo a lo que establece la Ley y se jubilará al cumplir los 75 años (el 7 de enero de 2015).
El Juez Carlos Fayt, con sus 96 a años a cuestas, no está obligado a renunciar porque tiene derechos adquiridos para permanecer hasta que él o Dios lo decidan, en virtud de una Ley anterior a la actual. Sobre Fayt pesan enormes presiones para que renuncie pero manifestó que piensa “seguir un tiempo más”. De modo tal que solo quedan tres miembros incuestionables (Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda) y que seguramente seguirán por algunos años más integrando el supremo tribunal judicial de nuestro país.
El número de integrantes de la Corte se fue modificando. Tradicionalmente ellos eran 5 ó 7 lo cual se modificó en 1990 cuando Carlos Menem lo elevó a 9 logrando, de ese modo, garantizarse una mayoría de jueces adictos. En el 2006 el kirchnerismo volvió al criterio de 5 integrantes y con la obligación de retirarse a los 75 años, ese criterio no es aplicable a quienes venían integrando ese organismo desde antes.
Sobre la base de esta situación, la Corte quedaría con 4 miembros a partir de enero. Según el senador Aníbal Fernández el oficialismo tiene la mayoría suficiente (2/3 de los senadores) para cubrir la vacante que dejaría Zaffaroni. Desde la oposición no lo consideran así y –particularmente- el radicalismo entiende que sin su aval no se podrá hacer tal designación. Estos sectores aspiran a dejar el nuevo nombramiento hasta que asuma el próximo gobierno, en cambio el kirchnerismo ya ha dicho que el número de integrantes de la Corte son 5 y que ese vacío se deberá cubrir.
Desde el Ministerio de Justicia y la Agencia Télam han insinuado, desmintiéndolo más tarde, que dicho número podría ser llevado nuevamente a 7 miembros. Es posible que esta cuestión alcance temperaturas muy altas durante el transcurso del primer semestre del próximo año. Si el gobierno logra finalmente la renuncia de Fayt o eleva el número de integrantes a 7 habrá suficientes cargos (2 ó 4) para “repartir” con viejos o nuevos “aliados”, en ese caso la posición del radicalismo o del conglomerado de las demás fuerzas opositoras podría cambiar.