Coordinadora Simon Bolivar: la paz no es negociable
En una guerra de clases, como la que libra el Pueblo Pobre en contra de la Burguesía alrededor del planeta, la paz no es negociable. Se conquista a través de la lucha basada en firmes convicciones de justicia social y equidad.
Al Gobierno Bolivariano de Venezuela,
A los Pueblos y Gobiernos del Mundo,
A los Medios de Comunicación Nacionales e Internacionales,
A la Opinión Publicas Nacional e Internacional,
Al Mundo entero,
Hermanos y Hermanas:
¿Y cuál paz?
En una guerra de clases, como la que libra el Pueblo Pobre en contra de la Burguesía alrededor del planeta, la paz no es negociable. Se conquista a través de la lucha basada en firmes convicciones de justicia social y equidad.
En Venezuela, mientras tengamos recursos naturales, biológicos y energéticos, que sean de interés al imperialismo global, mientras ese mismo imperialismo colonizador y saqueador exista, el pueblo seguirá siendo un objetivo a derrotar por estas fuerzas del mal. Para ello utilizan y utilizarán todas las estrategias y métodos posibles e imaginables, desde el bombardeo cultural alienante, pasando por la manipulación mediática, hasta el bombardeo físico de nuestro territorio y el por consiguiente genocidio de nuestra población, en donde la tendencia política de los asesinados no será relevante para ellos, en los denominados “daños colaterales”.
El pueblo debe definir cuál paz es la que desea: la del producto de haber alcanzado un marco social de justicia, o aquella de la sumisión ante su explotador.
La paz silente de los muertos, la que reina en los cementerios, en las fosas comunes, la de los invisibilizados, los ignorados, los menospreciados, los utilizados de siempre. La paz de la rendición, de la sumisión, del pacto traidor, antipueblo, de carácter burgués e inmoral, no puede ser considerada, en nuestro Proceso Revolucionario Bolivariano, como la paz anhelada. ¡Esa paz no la queremos!
Los hijos de Bolívar, a quienes nos corre la sangre guerrera de nuestros resistentes indígenas y a quienes iluminan el valor y la moral de nuestros libertadores, no se nos está permitido ni siquiera optar entre vencer o morir. ¡Es preciso Vencer! con la obstinación del Comandante Supremo, quien luchó hasta con el último suspiro de vida.
Nuestra paz debe ser fruto del combate digno, del proceso de educación y de enseñanza, del entendimiento y del respeto mutuo, de la concientización de los seres humanos, de la fraternidad entre los ciudadanos, de la igualdad social y política, del amor entre hermanos, hijos de una misma madre: La Tierra. ¡Jamás del silencio ni de claudicar en nuestros derechos humanos!
Pacto y traición de carácter burgués
De manera descarada, antipopular, contrarrevolucionaria, la boliburguesía ha firmado un pacto de traición con la burguesía tradicional en función del reparto de la renta petrolera, donde el pueblo es quien paga el precio por ello. El carácter antipopular de la burguesía tradicional y explotadora, y la inmoralidad de la parasitaria y corrupta boliburguesía se traducen en las políticas aplicadas por el actual gobierno de Nicolás Maduro y sus “asesores”, donde el menos que manda es él, y mucho menos el Pueblo. Despidos masivos ejecutados por la empresa privada y amparados por el gobierno, los “ajustes” de precios en beneficio de los empresarios y en contra del pueblo más pobre, la protección ofrecida a las mafias que saquearon a la Nación a través de CADIVI y a los funcionarios corruptos que rotan entre los cargos del alto gobierno, junto al asesinato selectivo de los líderes sociales revolucionarios, que suman más de 400 muertos en los últimos 15 años, son parte de las “políticas” de carácter burgués que tienen reservadas para nosotros, el pueblo, quienes seguimos poniendo los muertos, seguimos siendo los explotados, los vilipendiados, a quienes nos devalúan lo obtenido por nuestro trabajo honrado, ¡Los Pendejos de siempre!.
El Pueblo Pobre siempre ha ofrecido su sangre en defensa del Gobierno Bolivariano, y ahora Maduro y su Gabinete se sienta a pactar con los eternos enemigos de este sufrido pueblo, y con los artífices del ejecútese de los actos terroristas denominados “guarimbas”: Venamcham, Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria, Fedeagro, Asociación Bancaria, los partidos de derecha y ultraderecha agrupados en la MUD, e incluso la Iglesia Católica.
¿Y nosotros, el pueblo? -Bien gracias-, afuera, victima de sus “medidas” económicas, esperando a que se nos convoque a la próxima marcha, o la próxima elección, o a que ofrezcamos la vida, en defensa de sus privilegios y sus puestos en el gobierno.
Las Guarimbas: el contexto deseado y prefabricado
Y es esta realidad prefabricada, por estas dos clases burguesas, la tradicional y la gubernamental, donde las “guarimbas” dieron el contexto ideal que sirvió de excusa para que una casta del alto gobierno traicionara al pueblo pobre a favor de sus intereses elitescos, inmorales y contrarrevolucionarios, en una diabólica alianza con quienes desde la época de la independencia de nuestra Patria han esclavizado al Pueblo, como lo es la burguesía tradicional. La Cociata y el Pacto de Punto Fijo en su nueva edición, reeditados, refinados.
Las Guarimbas fue la concreción táctica de una estrategia que viene a desmontar todos los avances del proceso revolucionarios, y los avances que, con Chávez y con el Gobierno Bolivariano, el Pueblo ha alcanzado. Contrariamente, a lo que inicialmente el pueblo pudo pensar que se perseguía con dichos actos terroristas, como pudo ser una guerra civil propiciada por la ultraderecha, al asesinar selectivamente a personas de ambas tendencias políticas, a manos de los mismos funcionarios de la policía política del gobierno (como en el caso de Bassil y “Juancho”); con ellas se buscó, logrando sus objetivos, por un lado, neutralizar el accionar revolucionario del movimiento popular y conseguir el apoyo del mismo a favor del gobierno, en esta traición y pacto con la burguesía, con la excusa de la “paz”; y por otro lado, conseguir la sensación de triunfo de la clase media opositora cuando se le aplicara las políticas económicas que a ella misma perjudica. El plan perfecto a favor de los enemigos del Pueblo.
¿Muere Chávez o lo asesinan?
Realmente la pregunta correcta que deberíamos formularnos sería: ¿Quién o quiénes lo asesina? De seguro, debió ser gente muy cercana a él, de su confianza, o por lo menos obligado él a confiar. ¿El objetivo?: hacerse del poder político del 5to país mayor productor de petróleo del mundo, y la 1ª reserva mundial de hidrocarburos del planeta. ¡Casi nada!
Las pistas están entre los que se sientan ante esa “Mesa de Dialogo” y entre quienes conforman la “Comisión de La Verdad”, entre las mafias que se reparten los cargos estratégicos del alto gobierno y de la Fuerza Armada, y sobre todo entre quienes dictan sus “asesorías” en materia económica, contrarias a la visión revolucionaria y popular del Comandante, y quienes aplican las últimas antipopulares medidas políticas a favor de nuestros enemigos de clase, como lo es la burguesía.
Ellos, los asesinos de Chávez, son los mismos autores del asesinato de los cientos de líderes populares revolucionarios que han sido ejecutados selectivamente en los 15 años de Gobierno Bolivariano, y ahora lo hacen amparados en este gobierno madurista –dizque chavista y revolucionario– bajo la tutela de la impunidad y la sombra de la traición. Son los mismos para quienes los cuadros morales, éticos, altamente eficiente en la gerencia pública, y sobre todo leales a los principios revolucionarios son incómodos y proceden a descalificarlos, etiquetándolos de “radicales”, “ultrosos”, “políticamente inconvenientes”…y al final mueren en extrañas circunstancias, como lo hiciesen recientemente con el camarada Eliécer Otaiza.
La Rebeldía Popular debe retomarse
El movimiento popular debe estar atento ante esta realidad poco alentadora. El gobierno, que con Chávez fue un aliado en el proceso revolucionario, impulsado desde más allá del triunfo presidencial en 1998, con Maduro ha virado sus intereses a favor de la burguesía. El “Golpe de Timón” lo ejecutaron hacia la derecha, a espalda del pueblo.
La bandera moral, revolucionaria, popular y antiburguesa ha sido arriada por el alto gobierno. Nos vendieron para mantener sus privilegios, su nuevo modo de vida burgués, basado en la corrupción y el saqueo de las riquezas del pueblo.
Son bastos y poderosos los enemigos del pueblo, y están tanto dentro como fuera del gobierno actual:
Dentro del gobierno, todo aquel que haya adoptado la cultura burguesa y comparta sus privilegios, aquel que se haya enriquecido a través de la corrupción, o que haya utilizado sus influencias para beneficiar a la burguesía en contra de los intereses del pueblo, es simplemente nuestro enemigo de clase y un traidor al pueblo. En sus opulentos nuevos estilos de vidas se reconocen. Sólo basta saber de donde vienen y todo lo que han obtenido robando.
Y nuestros tradicionales enemigos fuera del gobierno tenemos: Mercenarios extranjeros, sectores de las policías municipales, del CICPC y del Sebin reclutados por la contrarrevolución; militares golpistas y corruptos, delincuencia paga, jerarcas de la Iglesia Católica y sus aparatos de reproducción ideológica (escuelas, universidades, fundaciones, Conferencia Episcopal y sus partidos como Copei y Primero Justicia), Las Universidades de derecha, los think thanks contrarrevolucionarios (entre quienes destacan el Cedice, el Cipe, la Ned, la Usaid, el Faes español, la Fundación Internacional para la Libertad, el Instituto Cato y la Fundación Friedrich Neuman, el ILDIS, el Cendes de la UCV, Grupo La Colina de Teodoro Petkoff y compañía, entre otros), el aparataje económico burgués (agrupados en Venamcham, Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria, Fedeagro, Asociación Bancaria), los medios de comunicación que transmiten la cultura capitalista e imperialista (Venevisión, Globovisión, Televen, y las cadenas de Radio asociadas, entre otros), las ONGs contrarrevolucionarias dirigidas y financiadas desde Estados Unidos así como los grupos de investigación contrarrevolucionarios como los Mormones y Testigos de Jehová.
Un nuevo y difícil reto se nos presenta: romper el silencio, dejar ese carácter sumiso ante las “directrices” gubernamentales, y retomar nuestro carácter beligerante, rebelde, radicalmente revolucionario y popular.
Para ello tenemos que reunificar a todo el pueblo, a través de la unidad de los elementos políticos, ideológicos, económicos, sociales, morales, militares y culturales de carácter verdaderamente Revolucionarios y prepararnos para la lucha, que es eminente y necesaria, en todos los ámbitos: político, económico y militar. Esto si de verdad estamos convencidos en seguir el legado de Guaicaipuro y nuestros hermanos indígenas en Resistencia, de Bolívar y nuestros Libertadores, y de Chávez en la construcción del Poder Popular.
¿Cómo hacerlo? A través de la articulación organizativa, de la formación de cuadros revolucionarios, de la divulgación masiva de los valores revolucionarios; creando unidades económicas autónomas para la generación de recursos y el autoabastecimiento, y llegando a lograr un verdadero ejercito popular en armas que este en capacidad e afrontar una guerra de baja intensidad y no convencional en defensa de nuestra soberanía.
Es simple: todo aquello que beneficie a la burguesía, nos perjudicará al pueblo. Y lo que nos beneficie a nosotros, el pueblo, les perjudicará a ellos, la burguesía.
En Defensa del Pueblo y de Nuestro Proceso Bolivariano.
Con Bolívar y Chávez, decimos ¡a la carga!
Desde Venezuela, Tierra de Libertadores, a 522 años del inicio de la Resistencia antiimperialista en América, y a 204 años del inicio de Nuestra Independencia,
Coordinadora Simón Bolívar
Revolucionaria, Solidaria, Internacionalista, Indigenista, Popular y Socialista.