Habla una víctima de la guarimba

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NATHALI GÓMEZ | Él vive en el sureste de la ciudad, en una zona de clase media alta. Hace años se mudó del centro de Caracas porque le aseguraron que estaría en un lugar tranquilo y organizado. Un día, después del 12 de febrero de este año, sintió que se había despertado entre gente trastornada y llena de odio. No comprendía por qué tenía que quedarse encerrado en su casa porque sus vecinos le impedían ir a su trabajo. En su calle persisten los restos de una guerra interna que comenzó para defenderse de unos atacantes inexistentes, que venían del barrio y que nunca llegaron, y que terminó siendo en contra de los propios vecinos, con la complicidad de las autoridades locales.

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Insiste en que en esta entrevista se diga cómo se llama. Si su nombre fuera Carlos o Jesús sería más fácil, pero podrían identificarlo porque no es común, así como la violencia fascista de algunos que, hasta hace muy poco, le decían, con una voz cortés, cada mañana: “Buenos días”.

¿Cómo son los días en una urbanización del Este de Caracas donde hay guarimbas?

Uno vive permanentemente acorralado, secuestrado en su propia casa, sin poder salir ni entrar, no sabes qué hacer durante el día. Como no voy a sus reuniones, no sé lo que van a hacer al día siguiente. Eso te crea fatiga, inquietud, porque no sabes cuándo terminarán, no sabes en realidad qué es lo que piden. Si vas a comprar pan, sales con esa incertidumbre porque no quieres estar tanto tiempo fuera de tu casa, así estés a pocos metros de tu edificio, quieres volver porque tienes la sensación de inquietud. No es fácil vivir entre esta locura.

¿Cómo las levantan?

En minutos. En los sitios donde no hay guarimberos, sólo hay obstáculos. Todo comienza cuando una pick up descarga escombros y basura, y se va. Cuando la gente va a pasar, y ve que no hay nadie, las aparta y sigue. Quienes las colocan, al ver que las quitaron, las vuelven a levantar y en eso pueden estar todo el día. Al principio veía a mis vecinos, pero ahora las hacen desconocidos.

¿Qué ocurre donde hay personas que obstaculizan el paso?

Donde hay guarimberos, acumulan objetos en la calle y hacen una especie de muralla. Llevan sillas, toldos, colchones, escaparates, cauchos, bloques. En el sector hay una construcción que saquearon para usar los escombros en sus guarimbas y desmantelaron incluso la malla de ciclón que resguardaba la obra para poner obstáculos. También han empezado a poner las guayas de púas, desde hace pocos días.

¿Participan muchos vecinos?

Unas 10 personas, como máximo. La mayoría son señoras mayores, que cacerolean, y jóvenes que gritan consignas, se toman fotos y hacen vida social. Quienes pasan en su carro, tocan corneta en señal de apoyo, pero no se bajan.

¿Hablan sobre sus razones para protestar?

Escriben “Maduro renuncia ya” y ponen la bandera al revés. Hicieron muñecos con ropa camuflada, que representan a miembros de la Guardia Nacional Bolivariana, a los que golpean frecuentemente. También hay un muñeco de un hombre vestido de rojo, que tiene bigotes, y que está ahorcado en un árbol.

Además de los muñecos ¿qué otros símbolos has visto?

Quieren recrear un cementerio en los espacios verdes. Ponen cruces negras en la tierra, lápidas de anime, colocan flores, prenden velas.

¿Qué escriben en las pancartas que utilizan?

Están llenas de mensajes agresivos hacia el Presidente, hacia el Gobierno, hacia los vecinos que no se manifiestan. Por ejemplo, “Si mi guarimba te quita la tranquilidad, a mí me la quitan los muertos que hay en el país”, “Te cambio 10 vecinos chavistas por un gocho”, “¡Fuera los Castro!”, “¡Fuera Cuba de las Fuerza Armada!”.

¿Qué sientes cuando atraviesas una guarimba?

Siento miedo, lástima y asco. Cuando nos mudamos a una zona como esta era porque pensábamos que era un lugar tranquilo. Uno pasa y siente que está en una ciudad de la posguerra, todo destruido, desolado.

¿Qué ocurre con quienes desean quitar obstáculos?

Eso va a depender de la zona. Hay lugares donde no hay nadie, sólo está la tranca. La gente pasa, las quita, pero en cuestión de horas vuelve a aparecer. Pero donde están los guarimberos la gente sólo logra discutir, porque si te atreves a mover una piedra, un tronco, te agreden, te gritan, te cacerolean. Es preferible no arriesgarse.

¿Cómo es la actuación de la policía?

La policía de Baruta ha sido cómplice de toda esta demencia y lo digo porque he visto a las patrullas atravesadas, con la excusa de resguardar a los ciudadanos, y han trancado el paso. Hay obstáculos que la gente ha apartado y que la policía cuando pasa, pudiendo atravesarlos, retrocede y dice que no hay paso e impiden el libre tránsito.

He visto que las patrullas circulan con las luces y las sirenas, y detrás hay una caravana de unos veinte vehículos tocando corneta. Ha pasado muchas veces. El simple hecho de que la policía no mueva los obstáculoss, cuando no hay nadie, para mí es un indicio de que son cómplices, al igual que el alcalde.

¿Cómo se ha desarrollado todo esto?

Comenzaron la guarimba una noche, hace tres semanas. Alguien empezó a llamar con un megáfono a la gente para que bajara, les decía que había lanzado bombas molotov y que nadie lo había apoyado.

La gente comenzó a bajar y aprovechó para deshacerse de cosas como sus pinos de Navidad.

Me parece que ha habido una involución en la cantidad de personas que hacen las trancas, y una evolución en sus tamaños y la cantidad de objetos que utilizan para cerrar las calles. Además, ya casi nadie toca cacerolas a las 8:00 de la noche, ya lo que hacen es llegar, tomarse fotos y retirarse.

¿Cómo se sienten los niños de la zona?

Los niños siempre están asustados, confundidos. En Carnaval, mientras jugaban disfrazados en una plaza del sector, un grupo llegó con cruces negras, pancartas con mensajes violentos como: “¿Qué pasaría si es a tu hijo a quien matan?”. Los niños salieron corriendo, lloraron, se metieron bajo las mesas. Había personas vestidas de la muerte, con máscaras.

¿En tu familia alguien se ha visto afectado directamente por esta situación?

Hace unos días hubo un cacerolazo a las 3:00 de la madrugada. Aunque fueron pocas las cacerolas, a esa hora el ruido es más fuerte. Mi sobrinita se despertó llorando y temblando. Pasamos por lo menos dos horas tratando de tranquilizarla porque entró en una crisis nerviosa. En la mañana me dijo: “Tenemos que pedirle a Dios para que se les quite el odio que tienen en su corazón”.

¿Utilizan árboles para trancar calles?

Tumbaron árboles. Bambués, samanes, han talado araguaneyes que están floreados en esta época. Han utilizado herramientas profesionales, los cortes son de sierra, limpios.

¿Qué hicieron en Carnaval?

Llevaron piscinas, hicieron parrilla, bebieron, usaban trajes de baño, tomaban sol. Había carteles con: “Bienvenidos a playa La Trinidad”, “Bievenidos a playa Prados del Este”.

¿Cómo huele la urbanización donde vives?

Al principio olía a caucho quemado, e incluso hubo noches donde era imposible dormir. Ahora huele a quemado a ratos, pero el olor que persiste es el de la basura porque la acumulan. El aseo no ha pasado en días, y eso ha contribuido a que las bolsas y los desechos estén ahí y sean parte de los obstáculos. Además lo carros pasan, los desechos se adhieren al asfalto, y ahí se hacen capas y capas de desperdicios.