Mensaje de Picón Salas (1948) a la Venezuela bolivariana (2014)
MARIO SANOJA O.| Mariano Picón Salas, merideño, es unos de los mejores ensayista de America Latina. Lo conocí de vista cuando era estudiante del Departamento de Idiomas de la antigua Facultad de Humanidades y Educación de la UCV. Persona carismática, de verbo fluido y vehemente, supo plasmar en sus obras un amor apasionado por la patria .
En las páginas de una de ellas, “Comprensión de Venezuela” (1948), N° 34 de la Biblioteca Popular Venezolana, dejo como encriptado un mensaje político para el futuro tiempo histórico chavista, en cual hubiesen suscrito plenamente tanto el Libertador Comandante Hugo Chávez como nuestro actual presidente Nicolás Maduro.
Para Picón Salas, la historiografía burguesa venezolana ha sido como una borrachera épica que se convirtió en rito funerario. Por esa razón, dice, hemos tenido tanta historia épica y tan poca historia social y se impone a las generaciones futuras que quieran comprender su país derribar el inmenso muro de frases de los discursos académicos y los documentos oficiales, la fraseología de la cultura venezolana, la palabra divorciada del hecho Seria necesario que el Estado Venezolano ponga la formación educativa de nuestro pueblo a la altura de otros países latinoamericanos que comenzaron a a actualizar y organizar sus escuela primarias y sus institutos de enseñanza normal desde mediados del siglo XIX. Consecuentes con la prédica del maestro, vemos qué hoy día una de las prioridades de la Revolución Venezolana ha sido educar, abrir todas las puertas del conocimiento al pueblo venezolano que hoy esta entrado con rápidez y voluntad en su futuro socialista con la abigarrada alegría de los triunfadores.
El pueblo venezolano no solamente fue marginado durante siglos del goce de los bienes elementales de la vida sino que, a partir sobre todo de la IV República, estuvo sumido en una especie de catalepsia histórica, pueblo potencialmente rico pero políticamente debilitado, omnubilado por el rentismo consumista petrolero y por la visión desarrollista que le instiló el capitalismo ramplón de la burguesía parasitaria venezolana. En un mundo voraz y violento como el actual, dice Picón Salas, hay poco lugar para los países débiles que, o se fortalecen material y moralmente para asegurar su soberanía o rebotarán como balones ciegos en la inexorable lucha de los fuertes. Venezuela, en la actualidad, ha devenido un país fuerte, con una economía que no han logrado ni lograrán derrumbar ni los golpes alevosos del imperio ni la guerra económica que nos hace la derecha. Asentada ya Venezuela de pleno derecho en Mercosur, las viejas organizaciones empresariales del golpismo, como es el caso de Fedecamaras, se disolverán en el olvido.
Picón Salas sostiene el ineludible interés político que debe animar a la Educación Nacional. Para lo que siente temor por esta palabra, dice, la meta de la política debe ser aspirar a una ordenación y un descubrimiento del destino nacional, la práctica de una concepción filosófica del mundo. No puede existir una autentica educación sin una base filosófica y un fín político: más allá del individuo adiestrado y hábil, dice, empieza el fin social y político que debe animar toda Educación apoyada en una voluntad nacional que descubra y fije sus objetivos. El Estado educa para acentuar en el imaginario del pueblo los valores que con cónsonos con su organismo histórico, con la formación de un determinado arquetipo humano, que en nuestro caso serían las mujeres y los hombres revolucionario(a)s fundadores del Socialismo.
El conocimiento de la Naturaleza, el paisaje y el medio físico debe ser incorporado en los libros y programas escolares. Hay que poner a la mujer y al hombre venezolano de frente a su tierra como emoción y como goce estético. No podemos actuar sobre la materia doliente de nuestro país como quien pone una venda en el brazo herido, Hay una cuestión más profunda de Fisiología social, dice, que nos debe llevar hasta la profundidad y la integridad de nuestro organismo por medio de una disciplinada acción coherente, como el médico que relaciona causas y síntomas para descubrir y establecer la terapéutica eficaz para la dolencia nacional. Toda reforma que se haga en la Educación o en la economía, debe orientarse hacia una finalidad predominantemente nacional. Debemos educar para que la Nación utilice y recobre en energía humana, en inteligencia creadora y en esfuerzo técnico, lo que ella gastó en su empresa educativa.
Al disertar sobre la Cultura, dice Picón Salas, no nos debe interesar que sirva solamente como el aditamento decorativo de una clase “snob” decadente, egocéntrica, narcisista e inútil; no queremos un país poblado de solitarios inmensos inmersos en la contemplación de su “yo”.
Requerimos las inteligencias lúcidas que reaccionen ante su tiempo y lo comprendan sin prejuicios, que cultiven la doble actividad de crear y luchar, que nos salven de convertirnos en un país de burócratas y parásitos que cobran quince y último. La voluntad de hacer Historia, de marchar y sacudir los pueblos a pesar de si mismos, no consiente aquellas Arcadias poéticas y baldías. Necesitamos generaciones enérgicas que no se queden escuchando los bellos cuentos y cantos del pasado, que tengan los ojos, las orejas y la conciencia en la previsión de lo que pueda venir.
“…Una nación se hace con dos cosas: con un pueblo y con un comando…”