Revoluciones en democracia, democracias en revolución

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LUIS BRITTO GARCÍA|  Democracia: soberanía de la mayoría. Soberanía: poder máximo que no se somete a ningún otro. Contra estas definiciones la reacción ha tejido el infundio de que no es posible una Revolución en Democracia ni una Democracia en RevoluciónBOL INDIIOS2

Así, toda Revolución sufre desde el primer instante el doble asedio de una contrarrevolución interna y otra externa cuyo objetivo es derrocar por la violencia al gobierno popular y restablecer el poder de la oligarquía. Si dichas tentativas no triunfan de inmediato, se prolongan en larga guerra económica de desgaste para arruinar la Revolución forzándola a priorizar la defensa militar y a endurecer la seguridad interna. Así ocurrió contra la burguesa Revolución Británica, contra la Revolución Francesa, contra la Bolchevique, la China y cuantas en el mundo han sido.

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Este mecanismo funciona exactamente igual para América Latina y el Caribe. Consideremos ejemplos:
El presidente democráticamente electo Jacobo Arbenz intenta expropiar tierras de la United Fruit en Guatemala y es derrocado por una combinación de golpe militar e invasión mercenaria financiada por Estados Unidos.

El primer ministro Fidel Castro avanza reformas mayoritariamente apoyadas por el pueblo cubano. Sigue una invasión de mercenarios financiada, entrenada y apoyada por Estados Unidos; derrotada ésta, un bloqueo económico que dura hasta hoy.

El presidente democráticamente electo Juan Bosch realiza moderadas reformas económicas en República Dominicana y es derrocado por una combinación de golpe militar e invasión del ejército de Estados Unidos.

El presidente democráticamente electo Salvador Allende nacionaliza la industria chilena del cobre, reconoce derechos fundamentales a los trabajadores y es derrocado y asesinado por un golpe militar planeado y apoyado por Estados Unidos.

El dirigente Omar Torrijos logra en 1977 los acuerdos Torrijos-Carter en virtud de los cuales el Canal de Panamá queda posteriormente bajo el control de los panameños, y fallece en misterioso e inoportuno accidente de aviación.

El presidente democráticamente electo Daniel Ortega avanza moderadas reformas agrarias en Nicaragua y es sometido a bloqueo y a cotidiana invasión y sabotaje durante casi una década por “contras” entrenados, armados y financiados por Estados Unidos.

El presidente democráticamente electo Hugo Chávez Frías intenta imponer 49 leyes de reforma de la economía y la sociedad venezolana, se niega a privatizar Petróleos de Venezuela, y es derrocado temporalmente por un golpe militar planeado y apoyado por Estados Unidos.

El presidente democráticamente electo Rafael Correa afianza la propiedad de Ecuador sobre sus recursos naturales, y es atacado por un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos y por sectores de la Conaie.

El presidente democráticamente electo Manuel Zelaya se acerca al grupo de países de la Alba, inicia moderadas reformas económicas y sociales en Honduras, y es depuesto por un golpe de Estado preparado y apoyado por Estados Unidos desde la base de Palmasola.

El presidente democráticamente electo Fernando Lugo inicia moderadas reformas, y el Congreso lo depone en un golpe legislativo que dura apenas horas.

En todos los casos la agresión fue acompañada por campañas mundiales de difamación mediática y activa injerencia de cortes y organismos internacionales en los asuntos internos de la víctima.

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Nunca fueron intervenidas ni bloqueadas ni saboteadas dictaduras de derecha. Sólo se salvaron de los asaltos autoritarios Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, donde contundentes movilizaciones derrotaron a Imperio y oligarquías. Éstas se logran mediante la prédica y la práctica de la participación, la educación, la justicia social, la organización, invencibles herramientas de la articulación de la voluntad popular.