Descolonizando a Colombia
MARIO SANOJA OBEDIENTE| Para entender a cabalidad los alcances de la rebelión social campesina que sacude hoy día la sociedad colombiana es preciso fundamentar el análisis en el proceso histórico de dicho país. La Colombia precapitalista tuvo una gran población indígena la cual, sin llegar a alcanzar quizás la complejidad del Imperio Incaico llego a constituir, en ciertos casos, lo que se denomina en antropología “sociedades tipo estado”.
Sobre la base de aquellas, se conformó la estructura de clases de la sociedad virreinal colonial dependiente del Imperio Español, soportada en la explotación servil del trabajo de mestizos y mestizas, indios e indias pobres y los esclavos negros. Estos estaban excluidos generalmente del disfrute de los bienes elementales de la vida, para beneficio de las oligarquías y burguesías europea y de la consolidación del sistema capitalista mundial.
Entre 1780 y 1781 se sucedieron en Colombia las revueltas campesinas apoyadas en milicias formadas por lo capitanes comuneros indígenas. En 1830, dichas rebeliones campesinas continuaban su lucha contra la oligarquía terrateniente que había sido primero colonial y luego devenida en republicana.
El movimiento independentista contra la colonia española que se inicia en 1810, se orientó a sustituir la metrópoli colonial española por una nueva centrada en Santa Fé de Bogotá, asiento de la oligarquía nacional, desde la cual se gobernaría la Colonia Interior neogranadina. Para enfrentar la tremenda desigualdad política, cultural, económica y social que existía( y que todavía existe) en la Nueva Granada, todos los instrumentos del poder político fueron concentrados en la oligarquía bogotana cuyo mascarón de proa fue nuestro conocido General Santander. Por esa razón fracasó la utopía bolivariana: los terratenientes dueños de esclavos, las Iglesia Católica que vivía de acumular los diezmos y tributos indígenas y todos los sectores privilegiados solo deseaban conservar su preeminencia, manteniendo el régimen semifeudal de la nueva colonia interior.
La hegemonía política de la oligarquía colonial colombiana, comenzó a ser combatida e por el líder liberal revolucionario Eliécer Gaitán. Por esas razones en 1948, a inicios de la Guerra Fría, Gaitán en una calle de Bogotá por uno o varios sicarios contratados para tal fin por aquella oligarquía y por la CIA. Este crimen político desencadenó una sangrienta persecución contra los liberales por parte de los conservadores que controlaban el país. Muchos liberales campesinos optaron por refugiarse en las selvas del interior para escapar del genocidio. Uno de dichos refugios, a principios de los años 60 del pasado siglo, fué la conocida República de Marquetalia, foco de resistencia campesina a la opresión colonial, que se implantó en el Departamento del Tolima. Marquetalia contaba con servicios propios de salud, educación, protección social y de administración, autónomos del gobierno de la oligarquía bogotana.
De acuerdo a las formas represivas que ya se habían experimentado desde el siglo XVIII, en 1964 el gobierno de la oligarquía colombiana presidido entonces por Guillermo León Valencia, desencadeno, con el apoyo de los Estados Unidos, una gran ofensiva militar contra la Republica Campesina de Marquetalia. Los campesinos sobrevivientes, bajo la dirección del líder campesino Manuel Marulanda, se organizaron como las Fuerzas Armadas de Liberación de Colombia (FARC), creando bloques autónomos de poder territorial que abarcan hoy día los departamentos del Vichada, Casanare, Arauca, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, Caldas Risaralda, Chocó, Cordova, el Magdalena y los Santanderes.
A la par de las FARC, los sectores campesinos no comprometidos con la insurgencia se habían convertido en lo que denominaría el finado antropólogo mexicano Guillermo Bonlfil. La Colombia Profunda.
Esta especie de pequeña burguesía agraria conformada por mestizos e indígenas, dueña en muchos casos de pequeñas extensiones de tierra, desarrollo una fuerte ideología agraria que se tradujo en eficientes formas de producción agrícola y agropecuaria. Dicha pequeña burguesía conformó, políticamente hablando, un elemento que estabilizó el régimen feudal gerenciado por la oligarquía bogotano, asediado por la rebelión fariana: de su seno saldrían buena parte de los profesionales, comerciantes y pequeños industriales, de los funcionarios gubernamentales, los militares y oficiales del ejército y la policía nacional.