El debate

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ELEAZAR DIAZ RANGEL| Apenas anunció el Presidente el debate sobre la corrupción, comenzó la discusión y empezaron a escucharse desacuerdos, apoyos y propuestas. De todas, la más sesgada es de la MUD, que pide un debate donde la Conferencia Episcopal sea el mediador.

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Imagínense ustedes. Si la CEV hubiese desempeñado una misión mediadora, de promoción del diálogo, de asumir posiciones equilibradas frente a la crispación política, habría resultado razonable. Pero no la habrían propuesto.

El escenario será variopinto. De un lado, todo el país, sus instituciones públicas y privadas, de orden social, político, académico o económico, podrán abrirlo en la oportunidad que deseen. Siempre habrá interlocutores que quieran hablar. Solo los jueces deben estar ausentes; tienen una altísima responsabilidad en el combate, aunque no se les vea interés.

Ese debate se concibe, incluso, en el seno de los partidos. Es bueno para el Psuv abrir esa discusión, y en la acera del frente, ojalá así lo vieran en la oposición. La academia podría dar una significativa contribución si se desprendiese de posiciones partidizadas y abriera debates equilibrados. ¿No resultaría igualmente interesante el que convocara Fedecámaras? Conscientes como estamos de que no hay funcionario corrupto sin alguien que lo corrompa. De la misma manera, hablar de ética y corrupción en el sindicalismo es una materia de actualidad, pocos se atreverán. Y por esa vía podemos llegar a la comunidad universitaria, donde compran y venden cupos y notas, y a la buhonería que especula con los precios de productos regulados que compra en mercales y bicentenarios.

Ese es un escenario nacional, pero ese no es “el debate”.
El debate es el que habrá en la Asamblea Nacional para conocer el proyecto de ley habilitante que presentará el presidente Nicolás Maduro. Sería ideal que hubiese un acuerdo previo que, por ejemplo, limitara los asuntos en discusión y coincidieran en algunos artículos de la ley, y aunque esta no se apruebe por unanimidad como son los deseos de Hermann Escarrá, al menos se aprueben algunos con todos los votos. Esos eventuales acuerdos demandan la voluntad de ambas partes. Parece ingenuo esperarlos, pero creo recoger la opinión de la mayoría de los venezolanos, e incluso palabras del Presidente cuando llama a todo el país a comprometerse en esa lucha, hasta ahora infructuosa.

Una vez conocido el proyecto con las nuevas denuncias que llevará el corrupcion1presidente Maduro, reforzadas en las alforjas en la bancada del Psuv y aliados, se abrirá el debate, será el diálogo de sordos habitual en las sesiones de la AN. Por supuesto, la oposición no es mocha, llegará armada y es probable que presente algún caso investigable que, si ese es el caso, no debería ser ahogado por la votación de la mayoría parlamentaria.
Queda por resolver las tres quintas partes, que tiene la bancada chavista menos uno. Algo así como la quinta pata del gato. Como todos ustedes, uno también se pregunta cómo se compromete tan riesgoso debate sin tener a la mano los 99 votos.