Celac: el futuro llegó

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LEANDRO ALBANI | Integración, cooperación, abogar por modelos nuevos en lo político y financiero, además de la necesidad de unidad regional fueron los puntos principales que se abordaron durante el 2 y 3 de diciembre, en la primera reunión de Jefas y Jefes de Estado de la recién creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

– Marcha

Las denuncias a las compañías privadas de comunicación y la necesidad urgente de erradicar la pobreza en la región fueron otros dos temas que tuvieron un fuerte protagonismo en Caracas, ciudad que acogió el nacimiento de un mecanismo que buscará tener peso propio y definiciones concretas, en medio de las convulsiones cotidianas que atraviesa el planeta.

Con un clima de diálogo permanente, en la reunión de presidentes se buscó en todo momento lograr acuerdos y convergencias que puedan darle a la Celac un futuro heterodoxo frente a la historia y trayecto de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Este fue uno de los organismos que diferentes mandatarios, como Rafael Correa y Daniel Ortega, apuntaron como responsable de estar al servicio de Estados Unidos y sus intereses.

Con paso lento pero firmes, la llegada de la Celac abre expectativas y visibiliza a Centroamérica y el Caribe como partes fundamentales del continente.

El bloque conformado por 33 naciones, y del que no participan Estados Unidos y Canadá, ya generó expectativas diversas, y su importancia quedó en evidencia cuando en el primer día de reunión, el gobierno chino se pronunció a favor de la conformación del grupo.

Con la Declaración de Caracas, los miembros de la Celac sellaron las líneas generales del organismo, donde resaltan convertir al continente en una zona de paz, solucionar los conflictos sin el uso de la fuerza y respetar la integridad territorial.

Las Jefas y Jefes de Estado también aprobaron el denominado Plan de Acción donde se estipulan cuatro grandes puntos: el económico-comercial, el aspecto productivo, el social e institucional y el cultural, teniendo especial atención en las cuestiones energéticas.

Ahora se espera cómo se desarrollará el devenir de un organismo calificado como histórico y único en 200 años, como lo sentenció el presidente de Cuba, Raúl Castro.

Un nuevo modelo para encarar las problemáticas de la región tiene sus antecedentes, que la Celac podrá tomar como insignias, como es el caso de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), Petrocaribe y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Estos tres organismos son los que mejor han funcionado en tiempos de profundas crisis, presentando propuestas económicas, sociales y políticas que ya están encaminadas.

La resolución del conflicto colombo-ecuatoriano por Unasur, la alfabetización masiva y la Misión Milagro que impulsa el Alba, y el creciente intercambio energético del Caribe, Centroámerica y Venezuela podría ser banderas y masificarse con la Celac como respaldo.

Primeras repercusiones

En las puertas del nacimiento de la Celac, el gobierno de Estados Unidos se pronunció de forma breve, a través del portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, que aseveró que la OEA es la institución “preeminente” para tratar los asuntos de las naciones americanas.

Según el funcionario, la Casa Blanca continuará “trabajando a través de la OEA, como la organización multilateral preeminente que habla por el hemisferio”.

Pero recién iniciada la Celac, el gobierno Chino manifestó su apoyo al bloque. En un comunicado, el presidente chino Hu Jintao, expresó que “pese a la lejanía que separa a China y a América Latina y el Caribe, la amistad entre nuestros pueblos se remonta a tiempos antiguos. En el siglo XXI las relaciones chino-latinoamericanas vienen desarrollándose de manera integral y rápida, acompañadas por la constante ampliación de una cooperación beneficiosa para ambos en las diversas áreas”.

También la Comunidad Andina de Naciones (CNA), el gobierno francés y la propia OEA se pronunciaron a favor de la creación de la Celac que como desafío principal tiene transformar a la región en favor de los humildes, respetando las diferencias ideológicas de los países que la conforman.