La falacia del supuesto antisemitismo de Maduro
MARIO SANOJA OBEDIENTE| Constituye un hecho muy singular en la historia política de América Latina y quizás del mundo, que por primera vez dos políticos de origen sefardí, uno socialista revolucionario y por ende cristiano de la Liberacion, el otro neoliberal, católico Opus Dei de la derecha más extrema y sanguinaria se hayan disputado la presidencia de un país.
Y que uno de ellos, el camarada socialista Nicolás Maduro Moros haya sido electo Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, tanto para beneficio del pueblo venezolano como de los pueblos de la Patria Grande.
Por el contrario, la campaña terrorista, racista y criminal emprendida por Capriles Radonsky luego de su derrota, solamente beneficia a los intereses de la burguesía transnacional para la cual Venezuela solamente representa una mercancía llamada petróleo y gas.
Para aclarar conceptos a muchos que no conocen la historia del pueblo judío sefardí, es importante recordar de dónde provienen los sefardíes y cómo llegaron a Venezuela las familias como la Maduro, la Capriles, y la Obediente, entre otras, alrededor de inicios del siglo XIX.
La Historia Antigua
Los navegantes comerciantes cananeos o fenicios y grupos de israelitas o hebreos -que junto a diversos otros pueblos habitaban Palestina-, fundaron el año 814 antes de Cristo la ciudad de Cartago en la bahía de Túnez, así como importantes ciudades en el litoral atlántico mediterráneo de Andalucía tales como Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga), Ampurias en el litoral de Cataluña, Lagos, en la costa del Algarve, Portugal, y en las islas baleares, entre otras.
Ya en el siglo V de la era cristiana existían comunidades claramente judías sefardíes en las ciudades del sur de Andalucía o Sefarad que –caído el imperio romano- pasaron a formar parte del reino visigodo. En el año 711 de la era se produjo la conquista y colonización árabe de Sefarad, ahora El Andalous, lo cual le abrió a los sefardies nuevos campos para desarrollar sus capacidades en la administración del Estado regido por los califas árabes, la ciencia, las humanidades, las finanzas y el comercio.
En 1492, los Reyes Católicos reconquistaron militarmente Sefarad o El Andalous y decretaron la expulsión de los judíos sefardíes de España, quienes se dispersaron a los largo del mediterráneo y hacia ciudades europeas occidentales como Ámsterdam, París, Londres, Hamburgo y Lisboa donde reconstituyeron nuevas comunidades. Los sefardíes expulsados de España ya habían formado -para inicios del siglo XVI- una importante comunidad de comerciantes y financistas en Ámsterdan, desde donde luego se expandieron en el siglo XVIII hacia la región caribeña insular y continental, donde tuvieron gran importancia en el desarrollo de las finanzas, el comercio y la ciencia dentro del naciente sistema capitalista caribeño. Un sefardí curazoleño, George Maduro, estudiante de Derecho, luchó con las fuerzas de la resistencia contra los invasores fascistas de Holanda. Capturado, murió en el campo de exterminio de Dachau en 1945. En su honor, sus padres construyeron el hermoso parque temático de Madurodam, cerca de La Haya.
En Curazao, entonces vinculada a la República de Batavia, Bataafse Respubliek, hoy Holanda, ya existía para mediados del siglo XVIII una floreciente comunidad sefardí de la cual formaba parte mi ancestro Joseph Obediente. Su hijo Joseph Obediente Jr, socio de David Morales (¡Remember David Morales Bello!) era dueño en 1777 de una importante flota de naves mercantes que comerciaba desde los puertos del Caribe hasta Boston. Otras familias sefardíes curazoleñas como los Maduro, posiblemente los Capriles, los Senior, los Curiel, los Henríquez, entre otros, ya formaban en el siglo XIX y en el XX la rica comunidad judía de la ciudad de Coro. Otros, simples ciudadanos más vinculados directamente al comercio con Curazao como Pedro Joseph Obediente, mi abuelo, posiblemente chozno del primer Joseph, era el juez de la pequeña comunidad de Cumarebo.
El tono intimista del relato anterior solo persigue mostrar cómo una milenaria tradición étnica, cultural y religiosa, la sefardí, se insertó en la vida de la sociedad venezolana desde el siglo XIX hasta llegar a este episodio histórico donde la vida y la permanencia futura de la revolución socialista venezolana reposa en los anchos hombros de un revolucionario socialista, cristiano de la Liberacion descendiente de sefardíes, Nicolás Maduro en tanto que la contrarevolución neoliberal y antinacional, aliada del gran capital transnacional, al servicio de los intereses imperiales tiene su paladín en otro descendiente de sefardíes, Henrique Capriles Radonsky, fascista y sionista, militante activo de la secta más oscurantista de la Iglesia Católica.
El antisemitismo como arma de la campaña mediática contra Nicolas Maduro
Para entender cómo se conforma el “antisemitismo” como arma política de la burguesía capitalista, debemos recurrir otra vez a la manipulación política que hicieron sus intelectuales de la Historia de la Cultura de la Civilización Europea Occidental y el surgimiento de los movimientos nacionalistas en diversos países de dicho continente. Vemos así que el conocimiento de la influencia que tuvieron las poblaciones semitas antiguas (mesopotámicas, árabes, fenicias, hebreas, etc) en el modelaje de la civilización occidental, despertó una importante discusión en el campo de la historia de la cultura y de las ideas en el siglo XIX, en relación al origen de la civilización y las naciones europeas occidentales que se consideraban la cuna de la modernidad y el progreso.
La teoría que se había convertido en dominante para ese momento, apoyada en la filosofía del romanticismo- sostenía el modelo ario emanado de las culturas indoeuropeas según el cual las raíces de la cultura occidental se asentaban directamente en las antiguas tradiciones romanas y griega, no en las semitas. Curiosamente fue un historiador de la cultura, Salomón Reinach, judío converso, uno de los intelectuales orgánicos de dicha posición teórica.
La exaltación de aquella ideología nacionalista eurocéntrica que se produjo a mediados del siglo XIX condujo a la agudización del anti-semitismo y el anti-judaísmo que ya tenían profundas raíces en la Europa cristiana.
A partir de 1880, la atmósfera intelectual y política europea se puso a tono con el triunfo del antisemitismo racial y cultural en Alemania y Austria, lo cual determinó la emigración masiva de judíos centroeuropeos o ashkenazi hacia otros países de Europa occidental y hacia América.
El triunfo del nacionalismo europeo hacia finales del siglo XIX y particularmente el alemán, estimuló también el del sionismo, una tesis igualmente nacionalista y racista adelantada por el pensador ashkenazi Theodor Herlz, financiado por los banqueros Rostchild, la cual propugnaba que el ser judío era una nacionalidad, no una confesión religiosa, por lo cual era necesario buscar un territorio que sirviese de asiento a todos los judíos: Eretz Israel. Historiadores israelíes contemporáneos como Shlomo Sand consderan, por el contrario, que el actual Israel es el Estado nacional de los ciudadanos israelíes, no un Estado transnacional de todos los judíos del mundo.
La atmósfera anti-semita y anti-judía entre las burguesías europeas se intensificó particularmente hacia 1920 debido a la participación de prominentes intelectuales judíos como León Bronstein (Trostky) en la revolución rusa y la construcción del Ejército Rojo, así como la de Rosa Luxemburgo en la fallida revolución proletaria alemana de 1918.
Científicos y pensadores judíos antifascistas de la talla de Albert Einstein y Hanna Ahrendt, entre otros, al igual que hoy lo hace Noam Chomsky, se opusieron y se oponen al proyecto sionista, a ese tipo de nacionalismo totalitario, racista de extrema derecha que, al igual que el nazismo, también hace suyos los conceptos de territorio, comunidad de sangre, cultura y pureza racial que sustentaba el nacionalismo alemán y luego el nazismo y el fascismo, ideología que legitimó el horrible exterminio de millones de judí@s de diferentes nacionalidades, de gitan@s, de cristian@s, de veinte millones de rus@s, y eslav@s de distinto origen, crimen de lesa humanidad amparado por el silencio cómplice de las burguesías capitalistas que se negaron a admitir a los refugiad@s judí@s que escapaban de los horrores de los campos de exterminio.
Una variante bastarda de aquella ideología fascista expresada como Antichavismo, es la que preconiza una burda limpieza étnica en los barrios burgueses de clase media y alta del este de Caracas tal como ocurrió en La Limonera, o el asesinato a tiros o a palos de todos aquellos que no piensan como los nazifascistas de Primero Justicia, discurso de violencia terrorista atizado por un sionista como Capriles Radonsky, apoyado por el imperialismo estadounidense. En esta grave hora no debemos olvidar que Venezuela fue, por el contrario, uno de los pocos países que desde 1937 abrió generosamente sus puertas a los refugiad@s judí@s perseguidos por el nazifascismo que abandonaron Europa antes del inicio de la guerra y después de finalizada la misma.
La campaña de violencia étnica convocada y desatada por Capriles Radonsky en su discurso televisado del 15 de Abril de 2013 desconociendo los resultados de la elección presidencial así como la vida institucional de Venezuela, se ´puede asimilar a la ola de violencia desatada 10 de Noviembre de 1938 por los discurso de Hermann Goebbles la llamada Reichpogromnacht o Reichkristalnacht, Noche de los Cristales Rotos. Esa noche, miles de miembros de la SA (Sturmabteilung) tropas de asalto del Partido Nazi apoyadas por militantes nazis, asaltaron y quemaron las casas y los negocios de los judíos, causando 91 muertos y 30.000 personas que fueron deportadas, hombres, mujeres y niños, que fueron llevad@s a los campos de exterminio para ser finalmente asesinadas y sus cadáveres quemados en los hornos crematorios. ¿Es este el futuro que nos reserva a los venezolanos socialistas y revolucionarios el pequeño Fuhrer criptosionista Capriles Radonsky? Tenemos que luchar sin descanso hasta derrotar definitivamente esa lacra fascista.
Es necesario recalcar y explicar a los venezolanos de todo origen y clases sociales, que la absurda campaña de odio étnico para calificar a Nicolás Maduro Moros como antisemita tiene su origen en la ideología sionista de extrema derecha adoptada hoy día por sectores importantes del capitalismo neoliberal mundial. Tanto árabes como hebreos son de origen semita. Ser judío no implica necesariamente ser sionista. Sostener al pueblo del Estado de Israel no significa un apoyo automático a su gobierno sionista. Apoyar a los pueblos árabes que luchan por su soberanía, incluidos los palestinos, no puede ser, por tanto, considerado necesariamente como una actitud anti-judía.
La utilización de métodos nazis para expulsar a los palestinos de su patria o eliminar físicamente a los chavistas, como ocurrió el 10 de Noviembre de 1938 en Berlín y en Venezuela en La Limonera y otros tantos sitios entre el 15 y el 16 de Abril de 2013, habrían sido condenados Einstein, Hanna Arendt o Rosa Luxemburgo, tal como seguramente lo haría hoy también Noam Chomsky. Sed serios, por favor, señores sionistas.