Davos amurallada, una crisis sin solución
SERGIO FERRARI | Una media de 3.300 soldados movilizados durante cada día del Foro Económico Mundial para proteger los 12 mil habitantes fijos y los cerca de 3 mil invitados. En torno de 30 millones de dólares estadounidenses destinados para la seguridad del evento que se inicia este miércoles 23 de enero y concluye el domingo 27 en la coqueta ciudad alpina de Davos.
Espacio aéreo totalmente cerrado y controlado militarmente sobre la región del evento, en tanto más de mil vuelos extraordinarios –aviones y helicópteros- se esperan en el cercano aeropuerto de Zúrich-Kloten, transportando los 40 jefes de Estado o de Gobierno así como los principales responsables de organismos internacionales y de las más importantes empresas multinacionales que confirmaron, como cada año, su presencia en esta capital momentánea del poder económico mundial.
El evento se abrirá con el discurso del ex primer ministro italiano Mario Monti, recibiendo luego a la canciller alemana Angela Merkel, a David Cameron, Dimitri Medvedev –cuyo país, Rusia, asegurará la presidencia del Grupo de los 20 en el año en curso-, al Secretario General de las Naciones Unidas, los directores del Fondo Monetario, del Banco Mundial y de la Organización Mundial del Comercio…por citar algunas de las vedetes davosianas.
Un carrusel de personalidades, que según los organizadores del Foro, tratarán de buscar “la manera de resistir y recuperarse” ante la crisis económica, tocando una paleta de temas tan diversos que van desde la “salud en el mundo”-punto toral de esta 43 edición-, hasta la situación africana. Pasando por mesas redondas sobre el empleo, la música, la zona euro, la religión o la guerra contra la obesidad.
Variedad temática en cierta manera irrelevante en una realidad mundial marcada por conflictos irresueltos – Siria, Somalia, Colombia, etc-; por el desgaste acelerado del medio ambiente debido al calentamiento global irreversible; y por un desgaste social creciente de cada vez más importantes sectores de la población mundial. Entre la cual la del sur del Europa –España, Portugal, Grecia, Italia- parece ser de la más victimizada por las nuevas olas de la crisis actual sin respuesta, con nuevos ajustes estructurales, más desempleo y la reducción del Estado social.
Davos, con centenar de debates paralelos y repleto de retórica oficial, no parece , nuevamente, ofrecer respuestas claras ni alternativas viables a la crisis planetaria creciente que anticipa, para 2013, otro año de crecimiento cero en los países centrales y que sigue amenazando la sobrevivencia misma del planeta.
En el campo de la denuncia, las movilizaciones ciudadanas “anti-Davos” en Suiza misma no dejan de multiplicarse. El mismo día de la apertura del Foro la Campaña Derecho sin Fronteras, que exige a las empresas helvéticas respetar en el exterior (especialmente en el Sur y el Este) los derechos humanos y ambientales con las mismas exigencias y cánones que en Suiza misma, se moviliza para denunciar la inercia de las autoridades nacionales. A pesar que la iniciativa obtuvo el año pasado 135 mil firmas exigiendo cambiando radicales de la actitud de las multinacionales.
Horas más tardes, el “Ojo Público sobre Davos”, promovido por las organizaciones no gubernamentales Declaración de Berna y Greenpeace, concederá en la misma ciudad alpina el premio a la “Peor empresa del año”, sanción de condena moral a la multinacional más violadora de derechos fundamentales.
En esta ocasión compiten la “Repower”, la “G4S”, la “Lonmin, junto con la “Alstom”, la “Goldam Sachs”, la “Coal India” y la “Shell”. Más de 40 mil votos por Internet provenientes de todo el mundo apuntaban condenatoriamente a la Shell – hasta el 22 de enero con 15 mil votos- por su política agresiva de explotación petrolera en el Ártico con riesgos ambientales enormes.
Este año Davos no se confronta, sin embargo, a un Foro Social Mundial como en algunas de las ediciones pasadas. El espacio altermundialista más importante de la sociedad civil mundial calienta los motores para su edición de fines de marzo próximo en Túnez, donde se esperan entre 30 mil y 50 mil representantes de ONG, redes, campañas y movimientos sociales del mundo entero.
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La paradoja de dos medidas para un mismo peso
Pocos analistas exigen hoy a Davos respuestas concretas a la crisis del sistema mundial.
Como si los representantes del poder económico, político y de las instituciones internacionales que estarán en Suiza entre el 23 y el 27 de enero no tuvieran responsabilidad alguna en la debacle ecológica, económica y social del planeta.
Ese silencio “analítico” se convertirá en crítica frontal cuando entre el 26 y el 30 de marzo el movimiento altermundialista se reúna en Túnez. Como es ya habitual se multiplicarán entonces los reproches al movimiento social por no poder presentar alternativas viables al actual sistema.
Dos medidas para un mismo peso. A los responsables de la crisis sistémica se les permite todo, incluso la banalidad y la dispersión retórica en un centro turístico alpino.
A los actores sociales, víctimas principales de la crisis que no provocaron y que soportan, se les exige todo. No solo soportarla sino también presentar alternativas convincentes.
El Foro Social Mundial con apenas 12 años de existencia apuesta a Otro Mundo Posible. Y exige tiempo. El tiempo político que los hacedores del sistema han tenido para estructurarlo. Imposible comparar apenas 12 años con casi cuatro siglos (Sergio Ferrari)
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