Justicia para Víctor Jara: Condenaron a nueve miembros del Ejército de Chile
La Justicia chilena condenó finalmente, aunque con leves sentencias, a nueve miembros del Ejército por el homicidio del cantautor Víctor Jara, asesinado el 15 de septiembre 1973, días después del golpe militar propiciado por el dictador Augusto Pinochet que derrocó al presidente socialista Salvador Allende.
El juez Miguel Vázquez sentenció a ocho militares con penas de 15 años y un día por ser los autores del asesinato de Jara y del entonces director general de Servicio de Prisiones y militante del Partido comunista, Littré Quiroga, y a tres años como autores de secuestro de ambas víctimas. Dichos militares son Hugo Sánchez, Raúl Jofré, Edwin Dimteri, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara, Hernán Chacón y Patricio Vásquez. Además, el ex oficial Rolando Melo fue sentenciado a cinco años por haber encubierto los homicidios y secuestros.
Además, en el ámbito civil, se condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización de 1.370.000.000 pesos chilenos (unos 210 millones de dólares) a familiares de las víctimas, según informó el diario chileno El Dínamo.
Víctor Jara se encontraba en la Universidad Técnica del Estado, donde trabajaba como investigador, cuando las fuerzas armadas chilenas tomaron el poder por la fuerza el 11 de septiembre de 1973. Ese mismo día, miembros del Ejército sitiaron la institución. Al día siguiente ocuparon la Universidad y detuvieron masivamente a docentes, estudiantes y personal administrativo, quienes fueron trasladados al Estadio Chile, que funcionaría como centro de detención.
Durante el traslado, militares reconocieron al cantautor, por lo que fue separado del resto de los detenidos, llevado a los vestidores transformados en salas de interrogatorios y torturas, y golpeado por varios oficiales. El 16 de septiembre se produjo el traslado de todos los detenidos del Estado Chile, menos de Victor Jara y de Littré Quiroga. Días después, el cadáver del cantautor fue encontrado en un terreno baldío en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano de la capital chilena con 44 tiros y signos de haber recibido reiterados golpes.
Según el fallo, tanto Jara como Quiroga fueron detenidos sin orden judicial de ninguna naturaleza y bajo ningún procedimiento. “El encierro en el Estadio Chile, que era un lugar que se ocupaba para espectáculos deportivos y culturales, fue decidida por las autoridades y Oficialidad que estaba a cargo del mismo, no teniendo facultad legal alguna para ello, sin haberse dejado constancia de la identidad de los detenidos, fecha y circunstancias de su detención, motivos y cargos que se les imputaban a los mismos, autoridad que la ordenó y de dónde provenían” dice el fallo, citado por El Dínamo.
También se confirmó que ambos detenidos habían sido apartados del resto de los prisoneros y que se les había asignado custodia especial. “Se les imputaba, en el caso de Littré Quiroga, el hecho supuesto de haber sido responsable de la prisión y maltrato que habría sufrido el General de Ejército Roberto Viaux, lo que agravaba el castigo que le fue propinado por quienes pasaban a su lado, alentándose incluso a los propios conscriptos a tomar parte en dicho castigo”, explica el documento.
“De manera muy similar, respecto de Víctor Jara Martínez, las agresiones tuvieron como principal aliciente, la actividad artística, cultural y política del mismo, estrechamente vinculada al recién derrocado Gobierno, quien fue sometido a idénticas torturas físicas, siendo los golpes más severos, aquellos que recibió en la región de su rostro y en sus manos, ambas víctimas fueron objeto de patadas, golpes de puño y golpes de culata con armas”, señala el fallo.
La sentencia indica, a su vez, que los 44 impactos de bala que recibió el cantante chileno correspondían a proyectiles 9,23 milímetros, que corresponde al armamento que era utilizado por los Oficiales del Ejército que se encontraban en el lugar. Víctor Lidio Jara Martínez fue músico, cantautor, profesor y director de teatro, además de militante del Partido Comunista de Chile. Su militancia quedó plasmada en su canción y se transformó en una pieza esencial, inescindible, de ella.
Por ello, Víctor Jara se convirtió en un referente internacional de la canción de protesta y en uno de los artistas más importantes del movimiento músico-social conocido como “Nueva Canción Chilena”. Ya el 27 de junio de 2016, un tribunal federal del estado de Orlando, Estados Unidos, había sentenciado al ex militar chileno Pedro Barrientos a pagar una compensación por daños y perjuicios de 28 millones de dólares a la familia del cantautor. En ese entonces, Barrientos, ya nacionalizado estadounidense, fue encontrado culpable de tortura y asesinato extrajudicial de Jara.
Durante el régimen militar de Pinochet, que se prolongó por casi 17 años hasta comienzos de 1990, unas 3500 personas desaparecieron o fueron ejecutadas por agentes del Estado y otras 35.000 fueron sometidas a torturas.
Biografía de Víctor Jara (1932-1973)
De origen campesino, hijo de un inquilino y una cantora popular, Víctor Jara llegaría a convertirse en uno de los principales referentes de la música chilena y en un testimonio vivo de la creación artística popular.
Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia. Su juventud estuvo marcada por sus estudios de contabilidad, su ingreso al Seminario de la Orden de los Redentores de San Bernardo y su cumplimiento del servicio militar obligatorio. Se incorporó en 1953 al coro de la Universidad de Chile, momento en que inició formalmente su incursión en la música que ya había sido motivada por la labor de interpretación y recopilación folclórica de su madre, Amanda Martínez.
Sin embargo, su primera opción académica fue el teatro. Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada. Fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.
Paralelamente, su labor en la música popular la construyó desde su participación en el grupo Cuncumén, con el que trabajó entre 1957 y 1962. Su creación musical tendió al rescate de la tradición popular y la reivindicación social de las clases desposeídas del país. En este marco, fue director artístico del conjunto Quilapayún (entre 1966 y 1969), colaboró con el conjunto Inti Illimani y fue número estable de la reconocida Peña de los Parra.
Tuvo una fructífera carrera como solista y compositor. Su discografía es una de las más ricas e interesantes de su tiempo. En 1969 obtuvo el triunfo en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su composición “Plegaria a un labrador”, que interpretó acompañado del conjunto Quilapayún. Se transformó, así, en uno de los principales símbolos de este movimiento musical.
Desde 1970 asumió un fuerte compromiso político participando activamente en la campañas electorales de la Unidad Popular y en el gobierno de Salvador Allende. En 1971 ingresó al cuerpo de artistas estables de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. El 11 de septiembre de 1973 acudió a cumplir sus labores a dicha universidad, donde fue tomado prisionero por tropas del Ejército de Chile, siendo brutalmente torturado y asesinado en el Estadio Chile. Hoy, ese estadio lleva su nombre.
*Biografía extraída de Memoria Chilena