Increíble drama de los refugiados y emigrantes: la UE, insolidaria, ilegal, inmoral
La reunión de los 27 en Turquía para abordar de una vez la inmensa y sangrante tragedia de los emigrantes y refugiados ha concluido -con un acuerdo, por fortuna provisional- de la forma más inaceptable y lamentable posible. Por las reacciones que ha producido en la sociedad y en el Europarlamento, es de esperar que el próximo día 17 no lo ratifiquen.Que, avergonzados, decidan cumplir las pautas que inequívocamente figuran en los Tratados internacionales y, desde luego, en las directrices éticas. Tanto hablar del “Estado de derecho” y, a la primera de cambio, no sólo toman decisiones inmorales sino ilegales.
He llamado varias veces la atención sobre el reiterado incumplimiento de los principios tan lúcidamente expuestos en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2000). El artículo primero se refiere a la igual dignidad. El segundo al derecho a la vida…
Desprovista de liderazgo, envuelta en el huracán del neoliberalismo más acendrado, la Unión Europea no sólo es incapaz de adoptar las medidas apropiadas en tiempo oportuno sino que, además, consiente la aparición inquietante de brotes de xenofobia y discriminación clasista.
Con gran forcejeo y aspavientos, la Europa monetaria –tan generosa con instituciones financieras a la deriva- ha prometido abonar en tres años una cantidad que sonroja e indigna cuando se compara con los fondos destinados a pagar la “deuda”, con la evasión fiscal, con lo aportado a un sólo banco en España, con las inversiones en armas y gastos militares (3.000 millones de dólares al día), con las multimillonarias fortunas de algunos magnates “cuya mano se cierra opaca”, en versos de José Ángel Valente…
Digamos las cosas claras. Digamos cuál es la situación de los paraísos fiscales, cuál es la realidad para poder transformarla. Y busquemos serenamente y con rigor las raíces de esta terrible situación a la que tenemos que hacer frente. ¿Quién invadió Irak basado en la mentira? Miles y miles de muertos y mutilados, miles de desplazados… que han ido germinando en algunos casos –menos de los que sería de esperar- animadversión y hasta odio. ¿Quiénes resolvieron sin orden ni concierto los resultados de la “primavera árabe”? La Unión Europea debería de ser, en primer lugar, una unión política y social y económica dotada de seguridad autónoma… y es solamente una unión monetaria. ¿Y quiénes y por qué deciden reducir hasta anular prácticamente la ayuda al desarrollo con el fin de prevenir los flujos migratorios forzados por el hambre y la pobreza extrema?
Hasta ahora los ciudadanos europeos han sido espectadores impasibles de tanta incompetencia. Pero estoy seguro de que ahora “Nosotros, los pueblos”… no podremos seguir mirando los ojos a estos niños tristes, angustiados y perplejos que suscitan emociones y despiertan consciencias, de tal modo que, en poco tiempo, se alzará un gran clamor popular para que se produzca un cambio radical en las actuales conductas de la Unión Europea. Y que se pida con apremio que se convoquen sesiones extraordinarias en la Asamblea General de las Naciones Unidas para que sea el multilateralismo democrático y no la reconocida incapacidad de los grupos plutocráticos quienes lleven las riendas del destino común. Problemas globales requieren instituciones globales. Situaciones sin precedentes –como ha dicho Amin Maalouf- requieren soluciones sin precedentes.
El año 2016 ha sido declarado por el International Peace Bureau de Ginebra, Premio Nobel de la Paz en 1910, año internacional del “desarme para el desarrollo”. Con lo que se gasta en muy pocos días en armas y gastos militares podrían resolverse muchos problemas que hoy acucian al mundo entero sin que se afectara la seguridad a escala internacional.
De este modo sería posible la transición de una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra a una economía de desarrollo sostenible y humano a escala planetaria, basada en el conocimiento. Una transición desde una cultura de imposición, dominio y violencia a una cultura de encuentro, conciliación, alianza y paz.
Tengamos en cuenta, no me canso de reiterarlo, que actualmente pueden alcanzarse puntos de no retorno y que, por tanto, es apremiante actuar resueltamente de tal modo que sean los derechos humanos y los principios éticos y democráticos los que guíen la acción en estos momentos, que son, a la vez, de profunda consternación y de esperanza. Y es que, por primera vez en la historia, en estos albores de siglo y de milenio no sólo se podrá oír progresivamente la voz de todos los seres humanos sino que deberá escucharse. Lunes, 14 de marzo de 2016
*Presidente de la Fundación Cultura de Paz, ex ministro de Educación y ex director general de la Unesco.
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Peor que la Primera Guerra Mundial
Análisis de Baher Kamal-IPS
Cuando los líderes de la Unión Europea (UE) disfruten el jueves 17 y el viernes 18 de sus vuelos exclusivos, sus suites de lujo y sus limusinas oficiales, en una nueva cumbre en Bruselas, para adoptar una decisión final sobre su propuesto plan de usar los refugiados como moneda de cambio, es probable que 20.000 sirios sigan aún en el campo de refugiados de Idomeni en Grecia, en una situación descrita como “peor que la Primera Guerra Mundial”.
Mientras tanto, eruditos expertos diplomáticos, legales y jurídicos de los 28 estados del bloque trabajan día y noche para encontrar el maquillaje más “políticamente correcto” para camuflar el borrador de acuerdo que los mandatarios de la UE alcanzaron con Turquía el 7 de marzo, durante su cumbre previa en la capital belga.
Pero independientemente de cualquier fórmula “oficial” que pueda salir de la nueva cita, el hecho es que el plan de la UE apunta a deshacerse de los solicitantes de asilo, de los refugiados (y, de paso, también de los migrantes), en abierta violación de todos los tratados y convenciones internacionales, que todos los estados europeos firmaron y ratificaron.
En síntesis, el bloque quiere que todos los refugiados que hayan llegado o vayan llegando desde Turquía, sean devueltos “en caliente”, es decir, sobre la marcha, a cambio de un pago a Ankara de 3. 300 millones de dólares, a agregar a una cantidad similar comprometida en noviembre.
Una vez que los refugiados hayan sido enviados de vuelta a Turquía, la UE puede entonces seleccionar entre ellos aquellos que cada país podría tomar como solicitantes de asilo: algunos centenares de sirios a cambio de todos los iraquíes y afganos, entre otros.
El argumento formal de la UE es que las sucesivas olas de refugiados pueden incluir algunos seres humanos procedentes de Iraq y Afganistán, dos países estos que fueron invadidos por las alianzas militares lideradas por Estados Unidos y países europeos y, por lo tanto, pueden ser clasificados como solo “migrantes”.
Mientras, las imágenes del campo de refugiados de Idomeni se explican dramáticamente por sí solas: pequeñas tiendas de campaña inundadas, terrenos fangosos, fuertes lluvias, tormentas, niños descalzos, más y más casos de neumonía y gangrena, padres pidiendo ayuda a gritos, falta de agua potable, de electricidad, y de leche para los más pequeños… y bebés naciendo entre el barro.
Un trabajador humanitario de Médicos Sin Fronteras dijo a la red española de televisión privada La Sexta: “la situación es peor que la Primera Guerra Mundial (1914-1918)”.
Las autoridades griegas realizan actualmente denodados esfuerzos por “redistribuir” en otros campos igualmente improvisados los más de 20.000 refugiados atrapados en el de Idomeni, en la frontera con Macedonia y con capacidad para albergar solo a 1.500.
¿Es Turquía realmente el gran ganador?
Curiosamente, el plan europeo ha sido presentado por varios medios de comunicación europeos como consecuencia de fuertes presiones de Turquía a la UE.
También lo hicieron algunos políticos como Philippe Lamberts, eurodiputado belga y copresidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, para quien “los gobiernos de la UE muestran una ‘cobardía inconcebible’ ante la crisis de migración”.
O como el analista británico de asuntos internacionales Finian Cunningham, que desde hace más de 20 años trabajó como editor y periodista en los principales medios de comunicación en su país, como The Mirror o The Independent.
Cunningham escribió: “Oliendo el miedo de la UE, Turquía se mueve por 6,6 mil millones de dólares”.
También altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), defensores de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil, han criticado con dureza el plan europeo, como evidencian algunos ejemplos:
– Acnur, la oficina del Alto Comisionado para de Refugiados de la ONU, expresó el 8 de marzo “preocupación” por el plan de la UE y Turquía.
– La máxima autoridad de Derechos Humanos de la ONU instó el mismo día a la UE a adoptar medidas más “humanas” en materia de migración.
– Médicos Sin Fronteras, la misma fecha, sintetizó: “Alcance inhumano del acuerdo entre Unión Europea y Turquía”.
– Amnistía Internacional afirmó: “los líderes de la UE y Turquía asestan un golpe mortal para el derecho a solicitar asilo”.
– Human Rights Watch resumió: “UE-Turquía: las devoluciones en caliente (de refugiados) amenazan los derechos”.
– “Turquía siempre puede recurrir al ‘arma de migración masiva contra Europa’”, afirmó el reconocido politólogo y académico alemán Rainer Rothfuss a la cadena de televisión rusa RT.
Además del creciente e inhumano sufrimiento, el plan puede marcar también el comienzo del fin de la UE tal como la conocemos. Roberto Savio, fundador de la agencia de noticias IPS-Inter Press Service, y de Other News, resume este riesgo en su análisis “¿Puede Europa sobrevivir?”
El plan de la UE bien podría acabar en un juego de perdedores, con una creciente ola de xenofobia y de extrema derecha invadiendo el viejo continente.
El último ejemplo es el de las elecciones regionales del domingo 13 en Alemania, en las cuales la canciller Angela Merkel y su partido, CDU (Unión Demócrata Cristiana), sufrió otro revés, que todos achacan a su inicial política favorable a la acogida de refugiados.
Por no hablar de la clara erosión de los derechos humanos en Europa como consecuencia de la violación de las leyes internacionales por la repatriación de los solicitantes de asilo a un país tan inseguro como Turquía, cuyo gobierno reprime cada vez con mayor dureza las protestas sociales y los medios de comunicación.
Los grandes ganadores de este “bazar” de refugiados UE-Turquía son, evidentemente, los grupos criminales que obtienen beneficios multimillonarios de los seres humanos desesperados que luchan por escapar de la muerte en sus países.
Estos traficantes están ahora buscando nuevas rutas, tales como enviar a los refugiados desde Turquía a Rusia, y desde allí a los estados del Báltico, o llevarlos desde Turquía a Libia y de allí a Italia, o incluso transportarlos a Marruecos para deshacerse de ellos en España.