Ofensiva del imperio contra la soberanía de los pueblos/Ofensiva de Capriles contra nuestra soberanía

MARIO SANOJA| La reelección del Presidente Comandante Chávez  el próximo 7 de Octubre de 2012 se revela como absolutamente necesaria tanto para consolidar los importantes logros de la Revolución Bolivariana, como para alcanzar el objetivo de la insurgencia altermundista de los pueblos: un mundo nuevo y humanista,  una sociedad justa, democrática, participativa y soberana.La crisis que se ha desencadenado en los países del bloque capitalista central, Estados Unidos y la Unión Europea surge, entre otras causas, por la disminución de la renta imperial que dicho bloque extrae de su periferia a través de los negocios que tienen sus transnacionales, particularmente en el área del petróleo y el gas, de los monopolios farmacéuticos y agroindustriales y de la industria de armamentos. Tal es el caso de Repsol, transnacional petrolera  que de española solo conserva –si acaso- el nombre.

Esa disminución de la renta imperial, como ha comentado acertadamente un economista griego  Costas Lapavitsas  se ha traducido en un déficit de acumulación de capitales y un estancamiento del volumen de la ganancia que si bien no disminuye, tampoco crece, de manera que la gestión capitalista pierde dinamismo productivo y aumenta el volumen de un déficit, de una deuda que debe ser financiad, según el dogma neoliberal, mediante la explotación económica, la depredación ambiental y el empobrecimiento de los pueblos.

La solución a esta situación dilemática para el Imperio, ha sido programar una nueva expansión territorial, colonialista, mediante  una ofensiva financiera, militar y mediática contra los países más débiles, así como un aumento en intensidad del proceso de depredación del patrimonio energético y biodiverso de aquellos países que han estado sometidos a una relación de vasallaje neocolonial luego de la oleada privatizadora de los años 80 y 90 del siglo pasado.

El objetivo: reprogramar a su favor el estatus de la renta imperial, a cualquier costo.
Dentro de esa programación, se inscriben las guerras neocoloniales contra Irak y Libia para apoderarse del petróleo y –particularmente- de las grandes reservas de agua dulce que contiene el manto freático del inmenso desierto libio, controlar la posición estratégica de Afganistán y ahora Siria para tender los oleoductos que lleven el petróleo del Caucaso e Irak y –eventualmente de Iran, si logran conquistarlo- hacia el Mediterráneo y el Oceano Indico y finalmente a Europa y los Estados Unidos, bloqueando así el crecimiento de China y Rusia.

De la misma manera, las grandes corporaciones bancarias -o de “banksters”- europeas y estadounidenses  exprimen al máximo la capacidad productiva que aún le queda a  pueblos como el griego, el portugués, el italiano, el español, y próximamente el francés si este se dejase empobrecer sin resistir el embate de la derecha Merkel-Sarkosy.

Finalmente, se redondea el programa neocolonial con el resurgimiento de la ideología fascista y el renacimiento de las fronteras nacionales europeas, todo lo cual abre el camino a un revivir del nacionalismo europeo que en a finales del  siglo XIX se expresó en la ideología del nacional-socialismo alemán (inspirado en Bismarck hoy en Merkel), la ideología del fascismo italiano (inspirada en Garibaldi) y la del sionismo (inspirado en Theodor Herzl).

La brutal e irrespetuosa ofensiva mediática  de Rajoy contra la valerosa Presidenta de Argentina y su pueblo, Cristina Kirchner, quien se atrevió a poner un alto a la depredación financiera y ambiental que ejercía sobre su país la transnacional Repsol, se debe precisamente a que la acción del pueblo argentino va contra del plan imperial orquestado por el bloque capitalista central –del cual es parte el neo-franquismo del Partido Popular – para dominar y explotar los recursos naturales de los países de su periferia, y así poder operar una reingeniería de su proceso de acumulación que –piensan sus dirigentes- los salve del colapso definitivo como sistema dominante en el planeta.

Por esa misma razón también, ocurre  la sangrienta satanización mediática –a nivel nacional e internacional- del Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana (coreada por la derecha fascista del candidato Capriles Radonsky), de los países de la ALBA, del Presidente Correa y la Revolución Ciudadana, del Presidente Evo y la Revolución Boliviana… y ahora los ataques contra el proyecto de nueva Revolución Ciudadana de la VI República, que  sostiene en Francia el candidato del Frente de Izquierda Jean Luc Melenchon.

El proyecto imperial incluye también la utilización de aquellas oligarquías dóciles a sus políticas de dominación, como es el caso en América Latina de las oligarquías dominantes de México, Colombia y Costa Rica. El Presidente Calderón no ha tenido empacho, siendo Pemx socio minoritario de Repsol,  en bailar pegado con el Presidente Rajoy y atacar a Cristina.

El Presidente de Colombia, Santos, vecino nuestro, no solamente baila también pegado con Rajoy, sino que le hace saber, alegremente, que ellos se portan bien y sumisamente con el imperio, que ellos no nacionalizan las inversiones del capital transnacional como hace Argentina y sirven de cómplices a la política imperial de bloquear a Cuba.

Al  mismo tiempo la misma Repsol construye un oleoducto en el Departamento de Arauca, Colombia, vecino a nuestro Estado Apure, para transportar el petróleo extraído desde el territorio colombiano al manto petrolero que existe en nuestra Estado Apure, negocio donde también participa la petrolera colombiana Pacific Rubiales, propiedad de los meritocratas de la vieja PDVSA quienes planificaron  y ejecutaron en 2002-2003 el sabotaje a nuestra petrolera nacional para destruir el Estado venezolano.

La construcción de dicho oleoducto enfrenta a la resistencia de la población del Arauca, debido a los dramáticos daños sociales y ambientales que dicha construcción les está ocasionando. Ello ha puesto en marcha otra brutal represión por parte del ejército colombiano y sus aliados paramilitares contra su pueblo, represión que los medios de comunicación aliados al Imperio no reseñan: prefieran mirar –pudorosamente- hacia otro lado.

Abundando sobre la campaña mediática contra Venezuela, reseñamos que el New York Times publica una extensa nota sobre un supuesto desabastecimiento que se observa en los comercios de Caracas, sobre todo –dicen- en los subvencionados por estado: los anaqueles están vacios y la gente hace colas para comprar. Pero la cola que reseña la foto que trae dicha noticia, está integrada por personas  de un barrio popular que en su mayoría están leyendo ordenada y tranquilamente libros o periódicos. ¿A quién quieren engañar con esa mentira? Es la misma campaña mediática que orquesta Capriles Radonsky y la derecha fascista venezolana sobre el agua contaminada, la inseguridad, los alimentos podridos de Pedeval, el secuestro de diplomáticos, los atentados terroristas contra militares bolivarianos, contra artistas, etc.

Esta campaña está dirigida fundamentalmente, a crear pánico, a desestabilizar los gobiernos populares y democráticos, como el gobierno bolivariano que lidera nuestro Comandante Presidente Chávez, lo cuales anteponen la soberanía y la felicidad de sus pueblos a la dominación neocolonial que ejerce el imperio. Esta dominación, como demuestran los hechos, no es  simple retorica: el bloque capitalista ya puso en práctica su perverso proyecto, como muestran los casos de Libia y Siria, con la complicidad de instituciones internacionales  supuestamente humanitarias, como es el caso con la ONU y la OEA., entre otras.

Es de trascendental importancia que los revolucionarios venezolanos y en general todos los pueblos y gobiernos latinoamericanos que luchan por su liberación nacional antiimperialista, veamos y hagamos reconocer la reelección del nuestro Presidente Comandante Chávez,  su victoria electoral y su reelección a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, como una garantía de la victoria de los pueblos, de sus luchas nacionales y regionales por alcanzar la independencia, la soberanía, la democracia participativa y la justicia social. ¡Viviremos y Venceremos!