Cambiar en Junio para garantizar futuro

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(160601) -- CARACAS, junio 1, 2016 (Xinhua) -- El presidente venezolano, Nicolás Maduro (c), reacciona durante un acto con jóvenes, en Caracas, Venezuela, el 1 de junio de 2016. El presidente venezolano Nicolás Maduro instó el miércoles a la juventud y a los movimientos progresistas de todo el país a mantenerse en campaña permanente contra la intención del "imperio (Estados Unidos de América) de intervenir" en el país caribeño. (Xinhua/Boris Vergara) (bv) (da) (fnc)

Marcos Salgado | 

Termina Mayo, otro mes complejo en la creciente complejidad venezolana. Anotemos algunos datos nuevos y algunas permanencias en el mes que se fue.

Calle. La sede de gobierno en Venezuela, Miraflores, recibió una decena de marchas durante Mayo. Todas en apoyo a Nicolás Maduro. Todas numerosas, o seguro más numerosas que las tímidas salidas a la calle de la oposición, que no logra recuperar músculo. Anotemos por caso la movilización de estudiantes de la universidad autónomas y privadas, que no convocó ni a un millar de jóvenes. La veintena que quería chocar con los cordones policiales que no les dejan -por regla- ingresar al municipio Libertador, el centro de Caracas, quedaron en soledad muy rápidamente. El dato es claro: la oposición no está en condiciones de poner en la calle una fuerza de choque que convulsione el país, como sí lo hicieron en 2014. Y el chavismo -variopinto y contradictorio a veces- sí está en condiciones de movilizar. Es un dato de la realidad. Guste o no.

Palacio. El presidente Nicolás Maduro interactuó con todas las movilizaciones a Miraflores y reiteró una y otra vez que la solución a la crisis económica es una reconversión del modelo productivo que, aseguró, ya está mostrando resultados que, también hay que anotarlo, no se ven en el día a día de las venezolanas y los venezolanos. O al menos no atemperan ni tantico así las penurias: largas filas e interminables horas para conseguir productos esenciales. Una letanía que se vuelve dramática para los que tienen que salir a conseguir como sea y donde sea medicamentos de todo tipo. Desde el más simple antibiótico hasta cualquier compuesto complejo para tratamientos prolongados. Y el presidente Maduro se ha mostrado reacio a comentar la problemática. Demasiado lejos aparecen las jornadas de “gobierno de calle” con las que abrumó a ministros y funcionarios en los dos primeros años de su gobierno. Por el contrario, ahora apila instancias (primeros los consejos de gobierno, luego el congreso de la patria) que confunden la gestión y el mensaje.

Economía. Con el presidente Maduro concentrado en los “motores” de una reconversión económica, Mayo puso al vicepresidente del área, el empresario Miguel Pérez Abad, en un plano cada vez más fulgurante. El ministro sugirió más o menos abiertamente que muy pronto terminará el control de cambios. De hecho, el “sistema marginal de divisas”, un cotización oficial del dólar aunque de acceso restringido, no para de subir. Arrancó en 200 bolívares por dólar, solo en Mayo subió más de 100 Bs y en arranque de Junio orilló los 550 Bs. El otro, el dólar paralelo, perdió empuje y hasta bajó levemente, hasta mantenerse en 1.000 Bs. por dólar, o incluso menos. Un parate que no impactó en los precios, que no paran de subir, semana a semana, en todos los rubros. Mientras el ministro Pérez Abad asegura -en una lógica económica clásica- que la solución a la crisis llegará logrando equilibrios de mercado, el componente especulativo domina en todos los niveles de la producción y distribución de productos.

Bachaqueros. Desde que comenzó el fenómeno, hace casi tres años, el gobierno interpretó de formas muy variadas el fenómeno de los bachaqueros (personas que se dedican a hacer cola para conseguir productos a precios regulados y luego revenderlos a intermediarios que lo colocan en la calle a precios viles. En algún momento era pueblo organizado y consciente que no caen provocaciones de la oposición hoy son enemigos del pueblo, integrantes activos de la guerra económica. Lo cierto es que el bachaquerismo creció en las narices del Estado hasta convertirse a la vez en fuente de sustento para millones como en suculento negocio para las mafias criminales que coparon la parada. En otro intento por ponerle el cascabel al gato el gobierno lanzó Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), organizaciones de base ligadas a los consejos comunales y por ende también al Partido Socialista Unido de Venezuela, que deben relevar las necesidades de sus comunidades o sectores y a los que se entregará en forma directa alimentos de la cesta básica, sin pasar por la estructura de expendio en manos del Estado, copada desde hace tiempo por el bachaquerismo. La prensa antigobierno ya los estigmatizó como entes creados para quitar los alimentos al pueblo en general y entregarlos según conveniencia partidaria. Los primeros intentos de aplicar este plan en algunas zonas de Caracas generaron confusos incidentes, donde incluso se registraron agresiones a la prensa.

Hambre. Según la prensa cartelizada contra el gobierno de Nicolás Maduro, los incidentes del jueves 2 en el centro de Caracas fueron la reacción de un “pueblo con hambre”, que intentó marchar hacia el Palacio de Miraflores. Según el gobierno, los disturbios comenzaron cuando bachaqueros protestaban porque les arruinaron el negocio, al impedir que pequeños negocios de la zona, que desde hace algunos meses venden a precios viles productos de primera necesidad fuera del rubro para el qué están habilitados, sigan con su práctica ilegal. Pero hay anotar otro dato central, que ya se verificó en otros lugares: ante la aparición de pequeños disturbios enseguida se suman personas que protestan contra el gobierno por la asfixiante situación económica. Y no son “escuálidos”, tal como se denomina en Venezuela, ya desde tiempos de Chávez, a los opositores más exaltados. En Venezuela no campea el hambre, como aseguran medios por aquí y por allá, pero sí es cada vez más complejo acceder a alimentos, y la calle se está calentando con decenas de pequeños incidentes que, de crecer, propiciarán un estado de conmoción interna que el gobierno ya entrevé. El propio presidente Maduro alertó que la Constitución lo habilita a declarar una emergencia que, entre otras cosas, impediría la realización de las elecciones para renovar todas las gobernaciones, que aun no fueron convocadas, pero están previstas para fines de este año 2016.

Carta. Estaba anunciado que el secretario de la Organización de Estados Americanos Luis Almagro presentaría un informe sobre Venezuela e intentaría utilizar la Carta Democrática del organismo continental contra el gobierno de Nicolás Maduro. Así ocurrió, y los medios de derecha titularon que Almagro había “activado” la Carta contra Venezuela al pedir una reunión del Consejo Permanente para discutir la situación interna de Venezuela en los términos de la carta, que prevé que el secretario o cualquier país puede invocarla si “en un estado miembro” se produce “una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático”. Pero una movida de varios países, capitaneada por Argentina con el aval de Estados Unidos frenó el impulso del secretario. El Consejo optó por una resolución donde se avala el diálogo en Venezuela y las gestiones de un trío de ex presidentes bajo el paraguas de UNASUR. Para el gobierno venezolano fue una victoria. Pero el vaso también tiene su parte vacía: el debate sobre Venezuela ya está en el Consejo Permanente, lo que de alguna manera “legaliza” a nivel internacional un estado de cosas por lo menos complejo en Venezuela. Almagro, por su parte, está “muy tranquilo” que prosperará su iniciativa de aplicar la Carta Democrática. Le dijo a la agencia EFE que de a la hora de votarla “los países van a estar del lado correcto de la historia”, haciendo gala de una retórica épica que ya es común en sus embates cuasi personales contra Maduro. (Qué también está presente en las respuesta del mandatario venezolano al ex canciller del Pepe Mujica). ¿Victoria coyuntural de Venezuela en la OEA? Sí. Pero no más que eso. Con llegada de Macri en Argentina y la caída del Dilma en Brasil, el panorama continental varió dramáticamente y Venezuela tal vez ya no cuente con los números necesarios para soportar los embates crecientes. Las luces rojas en el tablero continental no se han apagado. Ni mucho menos.
Junio. El Palacio parece atribulado; las mafias bachaqueras crecen siguen a sus anchas; el desabastecimiento acogota al pueblo de a pie, que está cada vez más cansado. Cualquier intento de corregir la situación implica riesgos de reacción violenta, como sucedió en Caracas el día dos de este mes que arranca. La oposición espera sentada. Fronteras afuera hay más linces al acecho que amigos solidarios. En diciembre último cinco millones y tantos votaron al chavismo en las parlamentarias. Ahí está la fuerza de los bolivarianos, encontrar una forma de canalizarla parece ser la tarea de la hora. Y no se puede esperar que llegue el mes de Julio.