Bank of America + conexión francesa, ¿apuntalan el fin del chavismo?
CLAUDIO DELLA CROCE| No cabe dudas que el debate central en el gobierno y sectores de poder en Venezuela es en relación a la apropiación de la renta petrolera a través de las modificaciones en el sistema cambiario a la medida de la banca y los especuladores, “sugeridas” desde el Bank of America y el lobby de asesores franceses del presidente Nicolás Maduro.
No existe ningún debate sobre marxismo o el camino al socialismo. Los restauradores del neoliberalismo se disfrazan de “pragmáticos”, quizá sin asumir que la banca trasnacional y los especuladores no tendrán prurito alguno para hundir a los propios ejecutores una vez que hagan el trabajo sucio y tengan que pagar el costo político y social de la mayor desarticulación y el vaciamiento que se está haciendo posible.
No parece casual que se plantee esta ofensiva de desregulación justamente en el momento que están aumentando los precios internacionales del petróleo. Sucede irónicamente mientras aumentan los ingresos, al esquilmarse las divisas que deberían ser prioritariamente para sostener el nivel de vida de la población. Hay mucho para hablar sobre el desabastecimiento estafador y el aumento de precios al brindarse más acceso a dólares o bonos para los especuladores y fugadores de capitales y retacearse o manipularse los necesarios para las importaciones esenciales.
Por cierto, el debate se relanzó con la remoción del ministro de Planificación (durante 13 de los 15 años de chavismo), Jorge Giordani y la posterior carta pública de éste, con algunas precisiones y algunos “olvidos”.
Pero fue nuevamente un informe del Bank of America-Merrill Lynch (The glass is half full), el que demostró la clara injerencia externa que actualmente está sufriendo el proceso revolucionario venezolano.
El informe destaca la salida, que antecedió a la destitución, del ministro de Planificación Jorge Giordani del Banco Central y de la junta directiva de PDVSA como “una fuerte señal de la disminución de la influencia del ala marxista radical en temas de política económica. Este cambio en la correlación de poder es vital porque la mayor parte del gradualismo excesivo que hemos visto hasta ahora se ha debido a la capacidad de los radicales para ejercer el poder de veto sobre decisiones políticas claves”.
En un informe sobre Venezuela, divulgado el pasado 12 de junio, el economista jefe de Merrill Lynch para la región andina, el venezolano Francisco Rodríguez Caballero, precisa que, tras sus reuniones con las autoridades, puede concluir que se considera deseable la unificación cambiaria en corto plazo y que se acelerarían los ajustes en virtud de que este año no se realiza ninguna elección.
Con la totalidad de la junta directiva del Banco Central y todos menos uno de los ministerios de economía en el ala pragmática, estas barreras deben ser menos relevantes, celebra el Bank of America. Desde el año pasado venían “recomendando” aplicar un programa más agresivo de ajustes macroeconómicos. Y esta “victoria” la presentan como triunfo de los “pragmáticos” neoliberales en contra de todo lo que en tres lustros había avanzado la Revolución Bolivariana.
Lo que ¿vendrá?
La agenda que vendrá, asoma John Magdaleno, director de la consultora Polity, incluirá reforma fiscal, otros aumentos de precios y el incremento de la gasolina, subsidio por el cual el Estado cancela 12 millardos mensuales, y la electricidad. Ya a principios de este año el Sicad II abrió una válvula al control cambiario y luego se han fijado nuevos precios de productos básicos, algunos convenidos directamente con empresarios y no publicado en Gaceta Oficial. Y sobrevendrá la flexibilización de algunos trámites relativos al certificado de no producción, la seguridad social y la ley del trabajo.
Alejandro Cáribas, ex presidente de la Superintendencia de Bancos (1999-2002) cree que el gobierno debe actuar en “el corto plazo porque no hay forma de revertir la escasez ni la inflación”. Queda perdida una pregunta de fondo: ¿Hasta dónde llegará la flexibilización gubernamental?
Seguramente quien liderará esos cambios será Rafael Ramírez, vicepresidente del área económica desde octubre de 2013, además de ejercer la presidencia de Pdvsa y ser ministro de Energía y Petróleo, quien se inclina por la reducción de importaciones a un nivel óptimo, eliminación del financiamiento a Pdvsa y al Estado vía emisión monetaria, más ajustes de precios, y unificación de fondos parafiscales con las reservas internacionales, medidas aparentemente dirigidas a incentivar y facilitar la inversión extranjera en Venezuela.
El anuncio, por parte del Ministro Ramírez, de la eliminación del financiamiento a Pdvsa y al Estado vía emisión monetaria (del Banco Central), más que golpes de pecho debe obedecer más a una condicionalidad de los bancos de inversión extranjero, debido a que ha sido en la gestión de Ramírez como presidente de Pdvsa, cuando se instauró el mecanismo de poner en funcionamiento, de forma vertiginosa, la maquinita de hacer dinero desde el Banco Central. Generando una expansión monetaria que contribuyó a entronizar la dinámica especulativa con el precio del dólar.
¿Implementará Maduro esta estrategia de viraje neoliberal, cuenta con el piso político para hacerlo? Los ajustes fiscales y cambiarios conllevan altos costos políticos, lo que se torna peligroso en un contexto en el que ha caído paulatinamente la aprobación de la gestión de Maduro. La receta de Ramírez apunta a alcanzar equilibrios macroeconómicos en el mediano y largo plazo, mientras que Maduro pareciera preocupado por planes de sobrevivencia en el corto plazo.
Es famosa la frase que se le atribuye a Keynes acerca que “a largo plazo todos estaremos muertos”, en el caso de la obsesión macroeconómica de los actuales responsable de la política económica por los equilibrios, se puede parafrasear esta expresión Keynesiana de la siguiente forma: a largo plazo el gobierno estará muerto.
Los analistas señalan que frente a la coyuntura económica y visualizando las elecciones parlamentarias de finales de 2015, el aparato oficial se ha propuesto el objetivo de fortalecer la imagen de Maduro, que se deterioró luego de casi cuatro meses de desestabilización, las que estrecharon los márgenes de maniobra del presidente, a quien le resta solo un semestre para tomar medidas antes de entrar en un año electoral.
Los “asesores” franceses
El distanciamiento de las relaciones con Maduro, comenzó en primer lugar –dice Giordani- “con mi reclamo por la interferencia de unos asesores franceses en la operación del Ministerio de Planificación y Finanzas”.
La asesoría afranceseada y socialdemócrata, que rodeó a Maduro en los últimos dos años, ocasionó una confusión ideológica muy peligrosa, contribuyendo con la desorientación, la desbandada y desesperanza en el seno del pueblo. Y al frente de la misma no estaba Regis Debray, sino Ignacio Ramonet, un pragmático lobbista socialdemócrata francés, que ya en 1999 había colocado cerca de Hugo Chávez a dos de sus discípulos, Maximilian Arbelaiz y Temir Porras.
Ignacio Ramonet acercó a un economista de su grupo, co-columnista de Memoire des Luttes, Jacques Sapir, experto en temas rusos, quien visitó Venezuela a principios de noviembre del 2013, luego de la cual redactó un informe donde divulgó cifras y estudios reservados, que le habían sido facilitados por el gobierno.
Pero ya desde el año pasado, el gobierno de Maduro, a instancias de la conexión francesa, confió en el “asesoramiento financiero” de la trasnacional de origen francés, Lazard, con oficinas también en Estados Unidos. Anteriormente conocido como Lazard Frères y Co., hoy sus servicios incluyen el asesoramiento en fusiones y adquisiciones, reestructuraciones, recaudación de capital y gestión de activos, entre ellas la quiebra histórica de Lehman Brothers Holdings.
Por eso no extraña que el 13 de junio pasado, el vicepresidente del Área Económica y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, en una conferencia organizada por la firma Lazard Asset Management, que se realizó en Londres, aseguró que “habrá convergencia en los tipos de cambio a corto plazo”. Reconoció así la necesidad de avanzar en el levantamiento gradual del control cambiario. Ramírez se reunió con más de 50 inversionistas internacionales y señaló que la tasa oficial de 6,30 bolívares por dólar resulta demasiado baja y que “el tipo de cambio necesita complementarse con el Sicad I y Sicad II”.
El asesor francés de mayor importancia hoy es Matthieu Pigasse, Jefe de la Sovereign Advisory Group and Chief Executive Officer de Lazard France at Lazard Ltd.; co-dueño de Le Monde Diplomatique, quién también ha asesorado a los gobiernos de Ecuador, Argentina y Grecia en planes macroeconómicos.
Luego de su nunca aclarada destitución cuando era a la vez Presidente de Banco Nacional de Desarrollo (BANDES), secretario ejecutivo de FONDEN, y viceministro de Relaciones Exteriores para Europa, Temir Porras, exjefe de gabinete de Maduro, reapareció en junio publicando un artículo titulado “¿Qué hacer en esta etapa de la Revolución?”, donde utiliza la palabra “pragmatismo” para referirse a la política económica que se debe llevar a cabo para, curiosamente, salvar a la revolución.
Frecuentemente, recuerda Melquíades Iguarán, se ha utilizado este término para justificar el acercamiento de la izquierda con el pensamiento dominante en economía. Luego de ser embajador en Brasil, desde donde facilitó la penetración de las trasnacionales brasileñas en Venezuela, Sánchez (su primer y obviado apellido) Arbelaiz fue nombrado por Maduro como encargado de negocios en Washington.
Giordani se despidió con una carta crítica al gobierno de Maduro, en la que ventiló lo que a su modo de ver es una crisis de liderazgo dentro del gobierno. El mensaje sacudió las bases chavistas por alertar que esta gestión se aleja del proyecto socialista de Hugo Chávez. “Con la ausencia del Presidente Chávez y las escasas reuniones sustantivas del Consejo de Ministros me llevaron a la elaboración de una serie de documentos para alertar acerca del estado de las situaciones. (…) Se planteó a su vez la necesidad de construir un liderazgo político colectivo para hacerle frente a la relativa ausencia del Presidente Chávez”, señalaba en la carta.
Se trataba de efectuar los nombramientos de dirección en los grandes fondos financieros del gobierno, (FONDEN, Fondo Chino, Tesorería, Banco Exterior, Banco Industrial), con la necesidad de romper con la percepción de corrupción en el manejo de esos fondos. Todavía la ciudadanía espera que se informe sobre los casos de corrupción allí y en el manejo cambiario que, según la ex presidenta del Banco Central, Ecmée Betancourt, significaron para el Estado una pérdida de 20 mil millones de dólares en apenas dos años.
Porras sostenía que “No hay nada menos chavista que aquello del liderazgo colectivo. Uno de los legados incontestables que nos dejó el Comandante Hugo Chávez en cuanto al ejercicio de la política, es que el liderazgo personal en las complejas circunstancias de nuestra Revolución es necesario, debe ejercerse y debe ser reconocido”. En política no hay casualidades.
Las viejas (nuevas) confusiones
Los economistas ortodoxos quieren imponer, sin fundamento, alguno, la premisa de que la liberalización es sinónimo de eliminación de la brecha cambiaria, lo que, evidentemente, no es factible en períodos de alta incertidumbre como el que vive hoy Venezuela. Se trata de presionar y exigir más dólares y menos control para los empresarios, bajo la excusa de que la oferta contenida en un precio techo de referencia estable (en torno a los 50 bolívares por dólar) produce un desabastecimiento que los obliga a seguir acudiendo al mercado paralelo.
Pero la excusa sirve para revertir las culpas, porque deja inferir que la demora en relanzar la actividad económica –y el desabastecimiento, se debe a que se mantiene un precio bajo, mientras bajo el título de defensa de la libertad de mercados se insiste en la aceptación de la ilegalidad, el mercado paralelo o negro.
Desde una visión ortodoxa, se tiende a vincular el control cambiario con los problemas de escasez de productos, la inflación y el déficit fiscal y se reconoce que la tendencia a la apertura de la cuenta capital de la balanza de pagos tiende a incentivar el ahorro externo en vez del interno, por ser negativo el nivel real de las tasas de interés en Venezuela, si se compara internacionalmente y, además, si se adiciona el diferencial que podría requerirse por la depreciación del bolívar.
En abril, el informe del Bank of America señalaba: “Esperamos que el gobierno haga una transición hacia una sola tasa de cambio en 2015, la cual estimamos que se estabilizará a 45 bolívares (por dólar)”, resalta el último reporte del banco estadounidense, que presiona para que la tasa del Sicad 2 ascienda hasta converger con el tipo de cambio del mercado paralelo, a unos 70 bolívares por dólar para fines de 2014.
Y sin tapujos, le ofrecía argumentos a los decisores políticos venezolanos, al señalar que la lejanía de un proceso electoral permitirá al gobierno realizar esos ajustes cambiarios sin pensar en su costo político, pero al mismo tiempo logrando ingresos fiscales que permitan asumir la expansión del gasto en 2015, año para el que están pautados los comicios legislativos.
¡Yo tomé Panamá! (“I took Panamá!”), fue la lapidaria frase del presidente estadounidense Theodore Roosevelt para zanjar la discusión sobre el acto perpetrado el 3 de noviembre de 1903 que significó la separación de Panamá de Colombia, para facilitar la construcción del Canal. Quizá el Bank of America, con la ayuda de la conexión francesa, pueda proclamar hoy “I took Venezuela!”
*Economista argentino, miembro de la Asociación Argentina de Economía Radical