Apure: ¿Tránsito a una guerra convencional?

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Expertos entrevistados por Hinterlaces.net opinan que la situación en el estado Apure forma parte de una estrategia para medir la capacidad operacional de la FANB , desestabilizar los estados centrales del país, y avanzar en la preparación de las fuerzas militares de Estados Unidos y Colombia para una guerra regular contra Venezuela.

Anahí Arizmendi |

La situación en el estado Apure forma parte de una estrategia para medir la capacidad operacional de la FANB , desestabilizar los estados centrales del país, y avanzar en la preparación de las fuerzas militares de Estados Unidos y Colombia para una guerra regular contra Venezuela, así lo analizan el diputado y General Gerardo Márquez, integrante de la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela y el abogado y Magister en Filosofía de la Guerra, Fernando Rivero.

Alerta en la frontera

Desde los intentos de incursión de grupos irregulares colombianos en Marzo de este año desde el estado Apure, la situación de la frontera colombo-venezolana es motivo de análisis permanente. En la continuación de la estrategia de la tercerización de la guerra y la participación de grupos irregulares desde Colombia, ahora con nuevas modalidades tácticas e incluso con la utilización de minas personales, la región se mantiene en estado de alerta.Apure guerra

Para Márquez la guerra que financia Estados Unidos contra Venezuela con la complicidad del gobierno de Colombia, cuyo territorio sirve de entrenamiento a grupos mercenarios, forma parte de un golpe continuado y de una estrategia que se ha visto contenida ante con una Fuerza Armada Nacional Bolivariana con un alto nivel operacional y de conciencia, y la participación popular en unidad cívico-militar.

«Nuestra FANB ha demostrado un alto nivel operativo y de una contundente capacidad de respuesta en el Táchira, Apure, zonas del Estado Zulia, intercepción de naves del narcotráfico, logrando retirar a los paramilitares a territorio colombiano y neutralizar acciones financiadas por los Estados Unidos. Nuestro gobierno y Fuerza Armada hemos dejado claro que no seremos un país de tránsito para la droga colombiana», dijo.

En opinión de Rivero, la actual etapa de la guerra que impulsa Estados Unidos contra el país se caracteriza por el desarrollo de una guerra de desgaste contra la FANB, que en el plano táctico, implica una guerra de guerrillas a través de grupos irregulares colombianos, orientada a un desgaste estratégico que conduzca a la implosión político militar del gobierno y así consolidar una cabeza de playa desde donde lanzar operaciones hacia el centro de Venezuela.

Márquez también coincide con esta visión y destaca que la estrategia del paramilitarismo y el gobierno colombiano es concentrar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la frontera, para en paralelo general desestabilización y caos en los estados centrales del país.

El 5 de abril, el Ministro para la Defensa General en Jefe Vladimir Padrino López, denunció que el narcotráfico inyecta 12 mil millones de dólares a la economía colombiana y aseguro que la estrategia de tercerizar el conflicto, con bandas criminales, con grupos armados o narcotraficantes, tiene como objetivo apropiarse de parte del territorio venezolano para seguir alimentando los carteles de la droga.

Por su parte, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro insistió en que habrá cero tolerancia con los grupos irregulares y que el modelo de Apure debe servir de ejemplo para que vean la capacidad de fuego y combate de nuestra FANB cuando se trate de un enemigo que pretenda apoderarse de la tierra venezolana, cómo es la intención del Comando Sur que busca hacerse de Venezuela para robarse el petróleo y entregarle el territorio al narcotráfico.

Cabe destacar que para el año 2002, Arauca ya se había convertido en una de las principales tierras de producción de coca en Colombia. Para el año 2000 documentos de la Presidencia de la República colombiana reportaban la existencia de 978 hectáreas sembradas en la región, que se incrementarían de forma sostenida cómo lo demuestra el informe del ejército colombiano, que reconoció 2 años después, la existencia de más de 12.000 hectáreas de cocaína de 99% de pureza.

En opinión de Rivero, el modelo Apure implica varios desafíos, entre otros significa el tránsito a la guerra convencional. » La Doctrina Damasco, las recientes maniobras militares colombianas realizadas por la Fuerza de Tarea de Armas Combinadas del Ejército Nacional en la Guajira, los constantes ejercicios militares conjuntos entre el Comando Sur de Estados Unidos y Colombia y especialmente el venidero ejercicio multinacional de seguridad del Caribe (Tradewinds 2021) dirigido por el Comando Sur, denotan la preparación de las fuerzas militares de Estados Unidos y Colombia para una guerra regular contra Venezuela”.

En ese escenario, Márquez sentencia que la respuesta de la FANB será contundente, «nuestra Fuerza Armada cuenta con los sistemas aeroespaciales más modernos de la región. Estamos recuperando todo el sistema terrestre, más de 200 tanques y seguimos entrenando a más de 4 millones y medio de milicianas y milicianos en el manejo de todo tipo de armas, incluso con más de 2000 expertos en sistemas aeroespaciales. Venezuela es un país de paz pero no dejaremos que violen nuestra soberanía».

Vislumbra que el gobierno colombiano se mantendrá en su política de abandono de la frontera, cediendo el espacio al narcotráfico para continuar con el financiamiento de grupos irregulares y sus intentos de tomar el territorio venezolano.

El diputado del PSUV considera que en la medida en que se profundice la crisis económica y energética en los Estados Unidos, se impulsaran y financiaran con más fuerza, las acciones del narcotráfico y paramilitares en la frontera colombo- venezolana, por lo que hay que estar alertas ante posibles acciones desestabilizadoras. La cesión del Arauca ha venido siendo denunciada por líderes sociales del vecino país.

El año pasado defensores de derechos humanos en Colombia responsabilizaron al Estado colombiano por ejecutar una política de exterminio contra el movimiento social en Arauca, en su interés de liberar ese territorio de cualquier oposición a la explotación minera energética y servir este Departamento como punto de lanza para la agresión militar imperialista contra Venezuela.