Negociaciones en riesgo de asfixia: toda ruptura de una tregua las pone en riesgo

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Leopoldo Puchi|

Las medidas de bloqueo de las actividades financieras, de la exportación de materias primas, como petróleo y oro, así como la obstrucción a la compra de insumos y alimentos, adelantadas por medio del mecanismo de las sanciones por Estados Unidos no tienen una simple existencia abstracta, sino que se concretan a través de acciones específicas.

Entre las diferentes vías de materializarse, está el bloqueo de depósitos, el cierre de cuentas, la ocupación de empresas, confiscación de activos, retención de buques, impedimento de transferencias para pagos o compras, prohibición del uso de puertos y aeropuertos, limitaciones al libre comercio, juicios a entidades y encarcelamiento de personas o de empresarios, tanto de ciudadanos estadounidenses como extranjeros que tengan funciones o realicen actividades comerciales con el Estado venezolano.

Escalamiento
La detención que se hizo de Álex Saab en Cabo Verde en junio de 2020 representó una de esas formas de concretar la política de sanciones. Sin esas concreciones, no serían sino un simple enunciado formulado en términos jurídicos.

De manera que el hecho nuevo, la extradición de Saab desde Cabo Verde a EEUU, es un paso adicional que se ha dado en la utilización de ese instrumento que la ONU denomina “medidas coercitivas unilaterales”.

Puede decirse entonces que con la extradición se han escalado las hostilidades, en la medida que las sanciones y sus medios de concreción son considerados como acciones cuasi bélicas, por lo que la comunidad internacional ha condenado su uso por los Estados, independientemente del motivo.

Fuego

Ahora bien, lo que ha llamado la atención es que se hayan escalado las tensiones en el momento que se han iniciado las negociaciones indirectas entre los dos países, que se vienen desarrollando desde agosto en México. Esto resulta algo equivalente a abrir fuego cuando ha comenzado una tregua para negociar, por más que no se haya pactado de forma explícita.

Hay quienes consideran que la aceleración de la extradición tuvo lugar por el temor de Washington a perder uno de esos puntos de ejecución concreta de las sanciones, la prisión de Saab, ante la eventualidad del triunfo inminente, y que de hecho ocurrió, del candidato de oposición a la presidencia de Cabo Verde, lo que ponía en duda la continuidad del encarcelamiento

Tregua

Toda ruptura de una tregua pone en riesgo las negociaciones que estén en curso, y sucede así también en esta oportunidad. Pero todo indica que continuarán, si se les entiende como un proceso, con altos y bajos. Le conviene a las dos partes, incluso si no avanzan mucho, porque ninguna logra por medio de las acciones desplegadas hasta ahora alcanzar sus objetivos o satisfacer sus intereses.

A Caracas le interesa algún alivio en las sanciones y a Washington, que ha decidido un repliegue y se ha dispuesto a reorientar su estrategia para alcanzar el objetivo de reinsertar a Venezuela en su área geopolítica, le interesa que las fuerzas sobre el terreno sean objeto de un proceso de pacificación, para reintegrarse a la vida institucional y legal y recuperarse de las fracturas y del desgaste del liderazgo.

Washington necesita tiempo para que esas fuerzas se recompongan y requiere de acuerdos para que a algunos sectores de los que se comprometieron en la vía insurreccional se les facilite su reintegración a la vida legal y electoral.

Ejemplarizar

La Casa Blanca puso en juego las negociaciones, que le interesan y convienen, con el fin de conservar un prisionero que ejemplifica el daño que causan las sanciones, lo que consideró prioritario.

Y Caracas las ha puesto en peligro al interrumpir la ronda que estaba por iniciarse en México en la que se trataría el asunto de los fondos y activos en el exterior, porque la acción “ejemplarizante”, la extradición, es un mecanismo que profundiza y afila las sanciones, por su efecto amenazante y disuasivo. Una muestra punitiva de cómo las exportaciones de petróleo, cuando las hace Venezuela, son “contrabando”, los depósitos y transferencias de esos ingresos, “lavado de dinero”.

Asfixia

Tal vez pueda pensarse que un medio para que las negociaciones avancen pudiera ser que Washington, que ya tomó la pieza del prisionero en el tablero, pase a revertir algunas de las decisiones que impiden que Venezuela maneje sus fondos y que comercialice sus productos sin que los operadores comerciales corran el riesgo de ir a la cárcel. No está demás recordar que asfixiar no es negociar.