Historia viva: Los subterfugios históricos
Aldemaro Barrios|
Venezuela como estado nación está en un tránsito crucial en tanto que la guerra multifactorial ha tejido sus tentáculos en todos los espectros vitales de nuestra existencia, hasta el más eunuco de los ingenuos se puede percatar de ello.
Pero no basta con saberlo, mejor es conocer las entrañas de patrañas y estratagemas que se han aplicado en nuestro caso históricas, incluyendo las movidas sigilosas de agentes del neoliberalismo endógeno aun con la frontalidad con que el gobierno de Estados Unidos y sus marionetas ataca todos los flancos del Estado, desde el descaro de nombrar al Presidente Electo Nicolás Maduro “usurpador” hasta usar la corrupción como arma de desgaste y a su vez como fin de enriquecimiento ilícito. Una agresión violenta y descarada como la insolencia deseñalar a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria” que nos ha hecho la cruz por todos lados.
Algunos autores señalan que el Estado venezolano desde tiempos de Bolívar ha sido débil, recordemos el perdón a Francisco de Paula Santander ante la evidencia de su traición contra El Libertador en la llamada Noche Septembrina y luego de 1830 la entrega de la República a los grupos económicos oligárquicos hasta nuestros días y reafirmo hasta nuestros días cuando el Estado sigue entregando dólares preferenciales a los monopolios de la distribución de alimentos para que sigan boicoteando a la razón de existencia de la Revolución Bolivariana que es el Estado Social de Derecho y de Justicia.
Eso no tiene sentido. Pero digamos que se juega a la diplomacia, la negociación y al diálogo así el contrario te apunte con una pistola, te dispare, te deje medio muerto para que luego te acuse de “violento”. Pero digamos que el Gobierno Bolivariano por vía del desgaste logre que los “asaltantes” entren en razón así te apuñalen y luego en el juicio dirán que fue agredido por el Gobierno.
Rómulo Betancourt y Raúl Leoni presidentes de Venezuela entre 1959-1968 , aparecen en los anales de la historia contemporánea de Venezuela como los gobiernos más demócratas, pero usaron toda la fuerza y la violencia desproporcional del estado contra sus enemigos alzados en armas o no, liquidaron a sus oponentes y casi los exterminan totalmente, para mantener el control del poder, por supuesto que no es un ejemplo de un Estado fuerte, fue la respuesta de poder y fuerza sin razón superior a los 10 años de dictadura de Pérez Jiménez en la década de los 50s.
Y si no lo creen, observen las cifras que celosamente ocultaron por más de 50 años los cuerpos de seguridad de la “democracia representativa” especialmente los cuadernos de novedades del Ministerio de la Defensa durante todos los gobiernos del Puntofijismo (1958-1998) que ya deberían estar desclasificados para justicia a más de 50 mil personas afectadas por la violencia política de esos gobiernos de la derecha venezolana que hoy intenta retomar el poder para implantar un fascismo tropical que cada rato muestra sus garras ya ensangrentadas de millones de víctimas del pueblo venezolano incluyendo opositores de base que sufrieron el sabotaje eléctrico reciente,
¿Se nos esta acabando la paciencia? No, se nos está acabando la debilidad y se hace necesario un Estado fuerte, contundente, que desarrolle un poderoso cuerpo de control institucional y social, con sanciones ejemplarizantes a funcionarios corruptos, a especuladores descarados anárquicos,que se haga justicia dentro del estado de derecho,para que cuando sea emitido el nuevo texto constitucional se sostenga un nuevo estado social vigoroso.