Oro negro amenaza el paraíso renovable

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INÉS BENÍTEZ | Las autoridades de las Islas Canarias y ecologistas rechazan las prospecciones de petróleo avaladas por el gobierno español en un área del océano Atlántico cercana a ese archipiélago, uno de los destinos turísticos más importantes de Europa y de gran potencial en el campo de la energía sostenible.

Inés Benítez – IPS

La exploración petrolífera, prevista a unos 60 kilómetros de la costas de las islas de Fuerteventura y Lanzarote, “pone en peligro el ambiente y el modelo económico” de esta comunidad autónoma, basado en el turismo, declaró a IPS el comisionado del gobierno de Canarias para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales, Fernando Ríos.

El presidente del gobierno de España, el centroderechista Mariano Rajoy, decidió en el Consejo de Ministros del 16 de marzo dar luz verde a las prospecciones de hidrocarburos en las Islas Canarias, en un intento por aliviar la dependencia del petróleo extranjero y con el argumento de que supondrá grandes beneficios para la región y el resto del territorio nacional.

“De confirmarse las expectativas, España podría producir 140.000 barriles de petróleo diarios, lo que supone 10 por ciento del consumo total”, subrayó el ministro nacional de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en una entrevista en la radio estatal el 28 de marzo.

Soria indicó que España depende en 99,8 por ciento del exterior en la factura de hidrocarburos, por lo cual un yacimiento en jurisdicción del país “sería la mejor noticia energética para nuestra economía en los últimos 50 años”.

La empresa Repsol YPF, encargada de las prospecciones, afirmó en un comunicado que “la industria del petróleo y el gas permitiría diversificar la actividad económica de las Islas Canarias y se crearían nuevos puestos de trabajo”.

Según la Encuesta de Población Activa, la comunidad autónoma de Canarias, una de las 17 que conforman España, registró la segunda tasa de desempleo más alta del país en 2011, con 30,93 por ciento, detrás de Andalucía, con 31,23 por ciento.

Ríos cree que los sondeos y la posible explotación no crearán nuevos empleos, porque “requieren personal muy especializado”.

Criticó, además, que Canarias “asumiría todos los costes y ningún beneficio a corto y mediano plazo”, y aludió a la caducidad de la plataforma de producción, cuya vida útil “sería apenas de 20 años”.

Pero Repsol YPF insiste en que, “si se confirman los indicios, estaríamos ante el mayor descubrimiento de hidrocarburos de la historia de España”. Pero aún falta elaborar un estudio de impacto ambiental que le llevará como mínimo dos años.

El presidente del gobierno de Canarias, Paulino Rivero, tildó de “injusta” la decisión de Madrid, “que solo beneficia a una empresa privada”, y aseguró que “nos tratan como si fuéramos una colonia perdida en el Atlántico”.

Sara Pizzinato, responsable de la campaña de cambio climático y energía de la organización ambientalista Greenpeace, sostuvo que las exploraciones frente a las costas canarias, junto a la frontera marítima con Marruecos, son “un experimento arriesgado y, sobre todo, innecesario”.

Explicó a IPS que, “cuanto más profunda sea la exploración, mayor el riesgo y la experimentación”.

Si la declaración de impacto ambiental fuese positiva, comenzaría un proceso de perforación de sondeo exploratorio a una profundidad de entre 3.000 y 3.500 metros, en el que se incluyen “unos 1.000 de lámina de agua”, según un comunicado de Repsol.

El gobierno español y Repsol YPF defienden la compatibilidad de actividades turísticas y la industria de los hidrocarburos.

Al respecto, Ríos subrayó que “las prospecciones son incompatibles con el turismo de sol y playa”, pese a que el ministro Soria declare que pueden “compatibilizarse perfectamente como se hace en otros lugares del mundo”.

El sector turístico aporta más de 30 por ciento del producto interno bruto de las Islas Canarias, gracias especialmente a su oferta de playas cristalinas y arenas blancas. Junto a la actividad inmobiliaria son responsables del crecimiento de 2,1 por ciento la economía canaria en 2011, respecto del año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística.

Por eso miles de lugareños salieron a la calle el 24 de marzo en todas las islas del archipiélago, sobre todo en Lanzarote y Fuerteventura, para manifestarse contra las prospecciones y a favor de la implantación de fuentes de energía limpias y seguras.

Ríos valoró que su región, por sus excepcionales condiciones climáticas, tiene un importante desarrollo y gran potencial en cuanto a las energías renovables. “En Canarias es más barato producir energía limpia que petróleo”, observó.

“Canarias podría ser la Arabia Saudita de las energías renovables”, afirmó Pizzinato, al destacar el extraordinario potencial del archipiélago en la materia.

Más de 20 por ciento de la costa española que concentra importantes recursos energéticos renovables corresponden a Canarias, tanto en forma de energía eólica (al sur de las islas), como de aprovechamiento del oleaje, principalmente en la fachada norte del archipiélago. También se aprovecha la luz solar.

“Tenemos viento y sol de sobra. Queremos que se piense en el futuro y se invierta en energías renovables”, dijo Valerie Delecroix, guía turística en Lanzarote, declarada Reserva de la Biosfera en 1993 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Las prospecciones constituyen también “un riesgo para nuestra salud”, advirtió Delecroix, ya que Fuerteventura y Lanzarote dependen del agua marina desalada para el consumo humano.

Sin embargo, la firma petrolera asegura que tiene la experiencia y la tecnología necesarias para realizar las operaciones submarinas respetando el entorno natural.

A ello, Pizzinato replicó que “la industria petrolífera afirma eso porque no es ella la que paga ante una fuga, sino que toda la responsabilidad legal recae en el Ministerio de Fomento, es decir, en todos los ciudadanos”.

La activista también recordó el escape en 2011 de la plataforma petrolífera que Repsol YPF opera a unos 50 kilómetros de la costa de la ciudad española de Tarragona y el vertido en 2010 en el Golfo de México, que afectó a más de 944 kilómetros del litoral estadounidense.

Pizzinato apuntó que el petróleo incompatible también con el control del cambio climático, ya que la extracción de combustibles fósiles del fondo marino emite gases de efecto invernadero.