Exclusivo Cristina Kirchner: “No estuve de prestada en el sillón de la Casa Rosada”

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ar cris en calafate

 Pedro Brieger, director de NODAL|

La ex presidenta Cristina Fernández convocó a varios medios de comunicación internacionales a su casa en El Calafate, al sur de la Argentina. En el encuentro, además de NODAL, estaban la cadena Al Jazeera de Qatar, el diario La Jornada de México, la cadena Telesur con sede en Caracas, la agencia de noticias Reuters del Reino Unido y la agencia rusa Sputnik.

El 9 de diciembre de 2015 la ex presidenta Cristina Fernández estuvo por última vez en la Casa Rosada, la sede del gobierno argentino. A diferencia de muchos gobernantes latinoamericanos que han abandonado sus cargos desprestigiados y vapuleados, y que se han retirado a hurtadillas por la puerta trasera, “Cristina” -como la llaman los argentinos- organizó una inédita fiesta popular frente a la Casa Rosada, en la conocida Plaza de Mayo. Miles de personas estuvieron allí para despedirla en un acto que no tiene precedentes, ya que no es común que un mandatario, minutos antes de dejar el cargo, organice un acto multitudinario en su apoyo. En la noche del 9 de diciembre se pudo palpar una mezcla de tristeza y devoción por esa mujer que presidió la Argentina entre 2007 y 2015, después de que lo hiciera su marido Néstor Kirchner, que accedió al poder en 2003 como emergente de la profunda crisis del año 2001 producto de años de políticas de cuño neoliberal.

El Calafate, donde vive la ex presidenta, es un pequeño pueblo de unos 20 mil habitantes sobre el Lago Argentino en la provincia de Santa Cruz, en el sur del país, a más de 300 Km. de Río Gallegos, la capital provincial. A simple vista, y por la escasa vegetación que se observa la región del Calafate es inhóspita. Sin embargo, navegando por el lago se llega a una de las maravillas más espectaculares que tiene la naturaleza, el imponente glaciar Perito Moreno, una gigantesca masa de hielo de varios kilómetros de longitud y cuyo frente alcanza más de 50 metros de altura.

La casa de la ex presidenta está lejos de ser la mansión de una persona acaudalada que se oculta detrás de pesados muros, como muchos poderosos suelen tener para evitar las miradas indiscretas. Por el contrario, la pequeña tranquera permite que se vea perfectamente la casa, y la baja empalizada de troncos tampoco es un obstáculo para que cualquiera se asome y trate de distinguir la figura de la ex presidenta mientras camina por los jardines o vea los perros corriendo sin control. Es más, en la puerta de entrada suelen encontrarse personas que miran hacia el interior de la casa y que apenas son observados por la discreta y mínima custodia policial. Un rasgo distintivo de la propiedad es el hermoso parque lleno de árboles y un espacio para los rosales que Cristina Fernández cuida con sus propias manos y se encarga de explicar –antes de comenzar la entrevista- que se ocupa de ellos y son de diferentes variedades y colores.

La última vez que me encontré con la ex presidenta fue en el año 2008, invitado para sumarme en el avión presidencial a una gira que abarcó la ciudad de Washington por un encuentro del G20 y luego continuó, cruzando el Atlántico y el Mediterráneo, para recalar en Túnez, Argelia, Egipto y Libia, cuando nadie podía imaginar que tres de los cuatro mandatarios visitados serían derrocados por revueltas populares, aunque en el caso de Libia con una fuerte intervención extranjera, que la ex presidenta no dejó de recordar ahora durante nuestro diálogo.

El encuentro formal entre los seis periodistas y la presidenta se realizó en un quincho cerrado inaugurado recientemente con escasos muebles, donde sobresale una chimenea de leños apagados y un canasto repleto de piñas silvestres.

Durante dos horas Cristina Fernández, vestida con pantalón, remera y una ruana que la envolvía, habló con soltura y distendida de geopolítica internacional y los cambios que se dan en la Argentina y la región como si aún estuviera en el poder.

Una vez apagadas las luces y los micrófonos y luego de las sesiones de fotos de rigor nos ofreció masitas y chocolates para continuar la conversación de manera distendida. Vale la pena resaltar que el buen humor de la ex presidenta tampoco se alteró cuando le preguntaron sobre los casos de corrupción de funcionarios ligados a su gobierno o sobre las causas judiciales en su contra. De manera enfática y para que cualquiera pudiera entender su mensaje subrayó que “no van a encontrar ningún Kirchner en Panamá”. Cuando se le preguntó si le temía a la cárcel manifestó sin medias tintas “en absoluto”, porque “ser peronista en este país no fue gratis”, recordando la historia de persecuciones que sufrió el movimiento peronista del que forma parte desde joven.

Si bien la idea de la entrevista no era realizar un balance de su gestión, fue muy tentador preguntarle por los años que gobernó tomando en cuenta que hace siete meses dejó el cargo y hasta nuestro encuentro no había realizado declaraciones en un ámbito relajado y distendido.

Cristina Fernández habló de casi todos los temas que cualquier persona, y no sólo un periodista- desearía escuchar. Se refirió al gobierno del presidente Mauricio Macri y de su giro radical en casi todos los aspectos de la vida económica, social y diplomática. Se explayó sobre la historia argentina que la “apasiona” y de su admiración por Manuel Belgrano; de los cambios en el contexto latinoamericano, de Brasil, del rol de Estados Unidos, de las experiencias destituyentes de los gobiernos progresistas, de la deuda externa, de la crisis de los bancos, de los fondos buitres, de la dirigente social Milagro Sala como “presa política”. Habló de los aumentos de precios que afectan a todos porque “las facturas de gas las tienen que pagar los k y los antik” y de las medidas del nuevo gobierno al que trató con dureza pero con respeto y no se privó de criticar al presidente Macri que tiempo atrás reprobó el uso del gas que hacen los argentinos. Al respecto, la ex presidenta afirmó “nunca me enojé porque un argentino prendiera una estufa de gas o el aire acondicionado”.

Para un periodista una larga conversación con un presidente en el cargo o cumplido su mandato siempre tiene un atractivo especial. Uno también es consciente de que no se pueden abarcar todos los temas y varios quedan en el tintero. Cristina Fernández es una estadista que no está retirada y como ella misma recalcó “no estuve de prestada en el sillón de la Casa Rosada.” Sus palabras importan porque su figura trasciende la Argentina y América Latina.


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El partido mediático y el  judicial reemplazaron los golpes militares

En su extensa entrevista colectiva concedida a seis medios en Calafate –entre ellos Nodal-  la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se refirió a diversos temas de la actualidad argentina, que sintetizamos a continuación:

 

La economía 

Nuestro gobierno había concebido al salario de los trabajadores no como un precio de la economía sino como un efecto dinamizador y organizador de la economía a través del consumo. Y ya se va a decir: esta es la etapa de la inversión y del consumo…sin consumo nadie invierte. (…) Pero cuando uno produce alimento, autos…primero es el consumo que garantiza al empresario que la inversión que va a hacer va a ser redituable, porque la va a poder colocar en el mercado interno o en el mercado externo a través de la exportación. Y hoy, en un mundo absolutamente sobreofertado, con grandes excedentes, todas las economías cualquiera sea su grado de desarrollo -hasta las más altas de tecnología y tecnificación hasta aquellas que producen bienes primarios-, tienen un excedente en su producción porque ha bajado el consumo en todo el mundo, producto de la crisis que no se resuelve, producto de que sigue habiendo una cada vez más desigualdad en la distribución de los ingresos que se extiende como una mancha de aceite en todo el planeta.

Además, con una política comercial de libre importación volvemos a ver los supermercados argentinos con naranjas de cualquier parte del mundo, frutas de cualquier parte del mundo, alimentos, cerdos, en fin…todo esto atenta contra el mercado interno. Esto no quiere decir que uno tenga una economía cerrada sino una economía que cuide a los productores, a los inversores y a las pequeñas y medianas industrias locales.

 

Retrocesos

Seguramente se deben haber cometido errores, debe haber cosas malas, pero convengamos que es un fenómeno que nunca se había visto. Y ojalá que todos los gobiernos de ahora en más, cuando terminen, puedan despedirse con una plaza llena de gente. (Pero)…sí, veo retroceso evidentemente en las libertades, y no puedo dejar de mencionar el caso de Milagro Sala, presa política y ahora también se han sumado otros militantes, otros dirigentes sociales, entre ellos también su esposo.

Otras características que comenzaron a desplegarse dando carta abierta a los despidos. Hoy el desempleo figura, junto a la inseguridad y la inflación, entre las principales preocupaciones de los argentinos. El desempleo no era un tema durante nuestra gestión de gobierno. Hoy la inflación y la variación de precios es constante. En los alimentos creo que debe estar superando el 50%, más allá de las mediciones. Creo que sí, hay un retroceso.

 

Buitres

Hubo tal vez una mala evaluación del gobierno entrante, en cuanto al resultado de su “negociación” con los buitres. Lograron ordenar al Congreso, casi haciendo fila y tomando distancia, para que votaran un acuerdo -muy malo- con los buitres. Pensaron que iban a llover los dólares a partir de este acuerdo.Y no, las inversiones se rigen por otras cuestiones: pese a que nosotros sufrimos un ataque feroz a nivel global financiero. Hay  tres patas fundamentales en todo este proceso que vive el mundo y, particularmente la región: una pata mediática, un partido mediático; un partido judicial y, por otro lado, un sector financiero que se expande como una mancha de aceite sobre el mundo y marca línea a estos otros sectores. Tuvimos un ataque en nuestra gestión por no querer llegar a pagar el 1600% en dólares, lo que excedía cualquier concepto usurario para entrar directamente en un despojo. Había división entre los partidos que podían acceder al gobierno, lo que alentó a que los buitres pudieran seguir exigiendo, porque hubo gente que les decía que si llegaban al gobierno, iban a arreglar con ellos y pagarles cualquier cosa. Me pregunto cuál hubiera sido la solución para los argentinos, si todos los partidos políticos que siempre hablaron mucho de unidad nacional, hubieran podido llegar a un gran acuerdo entre todos, para decir: cualquier sea el que gane lo que vamos a pagar, va a ser esto. Yo estoy absolutamente convencida que si hubiera sido la actitud de todas las fuerzas políticas, que no necesariamente necesitan tener un tinte progresista o de izquierda sino que bastaba con amar a su país y conciban a la deuda externa como uno de los principales problemas, sino el principal, que atravesó durante décadas nuestro país y la región, distinto hubiera sido.

Multipolaridad

Convengamos que es un momento complejo para el país en un momento complejo en el mundo. Los argentinos siempre estamos hablando como si fuera el planeta Argentina, como si estuviéramos aislados del mundo. Creo que todo (lo que pasa en el mundo) influye: la crisis de la deuda en Grecia, en España… el Brexit, la salida de Inglaterra de la Unión Europea, la situación global, la desintegración de los órganos regionales, Mercosur está muy debilitado, Unasur también, pero vemos que se debilita también la Unión Europea con la salida de Inglaterra.

Los BRICS se presentaban como una alternativa. Todavía tengo fresco el recuerdo de la presidenta Dilma Rousseff convocándonos, en Brasilia, a la Unasur y los BRICS, para conformar  el Fondo especial de los BRICS, que iba a ser una especie de fondo alternativo. Pero después hubo dificultades, obviamente las que conocemos en Brasil, Rusia también tuvo dificultades en su economía…Parecía surgir una multipolaridad más creciente en el mundo…pero ésta ha sufrido un menoscabo y tendemos nuevamente no digo a un mundo unipolar pero a algo que se le parece bastante. Esto no es bueno para nadie, ni siquiera para aquellos que aparecen como aparentes beneficiarios de ese resurgimiento de la unipolaridad, ¿no?

Frente Ciudadano

El 13 de abril nadie hablaba de tarifas, de gas y de luz, y recuerdo haber hablado, cuando se hizo aquél acto en Comodoro Py, de un Frente Ciudadano donde iba a haber una reconstrucción de nuevas mayorías ya no en base a como estaban alineados partidariamente sino a cómo iban a resultar agredidos o no por la política económica. Y hablé de la factura de luz, de gas y del chango del supermercado aquel 13 de abril, cuando no había ningún dirigente político que registrara esto. Estaban todos muy entusiasmados porque habían aprobado el acuerdo con los buitres y todo se iba a solucionar. Y esto no me convierte a mí en alguien visionario, clarividente o inteligente, sino simplemente en una persona que estuvo sentada ocho años en el sillón de la Casa Rosada y que sabía que cuando llegaran esos aumentos a los que nadie había prestado la suficiente atención, anunciados en fines de enero y fines de febrero, iban a ser un impacto fenomenal en la inflación, en la calidad de vida y en toda la actividad económica.

Acá hay una idea de que los subsidios eran para los morochos, para la gente pobre, para los negros, para los villeros, …como quieran llamarlos, para los cabezas como decían despectivamente…y no: los subsidios eran para toda la economía, para la pequeña y mediana industria y también para las grandes. Los subsidios eran salario indirecto para los trabajadores, la clase media, que podía consumir, que podía viajar, comprarse un auto o cambiarlo o comprarse una casa. Y esto no fue correctamente visualizado y recuerdo que el actual ministro de Economía dijo que el aumento era el valor de dos pizzas, cuando un periodista le preguntó acerca del impacto de las tarifas en la economía. Bueno fue algo más que dos pizzas. Ni siquiera de las más caras con morrones colorados, jamón y aceituna de toda clase, alcanza para pagar hoy una factura.

Y creo que hubo una muy mala evaluación de eliminar ingresos del Estado que pesaban sobre los sectores más concentrados de la economía y que tenían una alta rentabilidad, y se dibujó un déficit que no existía. ¿Reducir precisamente a los sectores como la minería, las retenciones, o a sectores altamente concentrados de producción primario, los famosos derechos de exportación?.

¿Provocar el shock?

Hubo un mal cálculo o falta de cálculo. O no: creo que tal vez lo que se quería era provocar un shock para después tener espalda para que entonces los trabajadores aceptaran cualquier tipo de salario por tener a perder el salario.¿Una suerte de precarización o flexibilización obligada por el temor a perder el salario y porque la plata no alcanza? ¿Fue provocar el shock? Más allá de las hipótesis o de las buenas intenciones, el resultado no ha sido el esperado. No ya el esperado por la sociedad, a la que le habían dicho que no iba a haber tarifazo, que no iba a haber devaluación, que no iban a perseguir a nadie, que no iba a haber despidos, que todo iba a ser mejor, hasta el fútbol se iba a conservar, el fútbol para todos … ni siquiera fueron los resultados esperados por el propio equipo, que se autodefinió a sí mismo como el mejor equipo de los últimos cincuenta años ¿no?

Bicentenario

Para mí la historia siempre ha sido muy importante como significante, pero no como relato o cuentito de lo que nos pasó, sino como comprensión, significación de lo que nos está pasando y de lo que nos puede pasar. Porque la historia no es un cuento acerca de quien fue, de cómo se cruzaron los Andes, si Mariquita Sánchez de Thompson cantaba el himno en un piano desafinado, o con rodete o no.. la historia tiene por lo menos para quienes militamos y hacemos de la política instrumento con el cual se puede cambiar el destino de un país y el destino de un pueblo. La historia también es una forma de saber por qué nos están pasando las cosas que nos pasan. Una de las cuestiones que yo siempre tuve como centrales y por eso la conmemoración del 25 de mayo de 1810 era muy importante para mí, para los argentinos, porque era propiedad de la historiografía liberal argentina, y porque el primer centenario había sido celebrado bajo estado de sitio con fuerte represión, con la Infanta de España,  que había venido a visitarnos y se paseó con su carroza por las calles en pleno estado de sitio, con hambre, con desocupación, con obreros presos, etcétera. Y a mi me empezó ya siendo senadora a entrar el bichito del bicentenario…que tenía que ser profundamente nacional, federal, popular, regional: de la integración latinoamericana. Los que escondieron la historia fueron los otros.

Colonia cultural

Los problemas que hemos tenido han sido parte de una subordinación cultural. La colonización militar y política de la que fuimos liberada por nuestros próceres fue sustituida más tarde por una suerte de colonización cultural por la cual el peronismo, yrigoyenismo, rosismo, lucharon mucho pero fueron luchas con avances cíclicos y retrocesos históricos. Porque nunca hubo una consolidación cultural de lo que los mismos movimientos populares promovían. Álvaro García Linera hablaba del “desclase de las clases bajas” cuando suben, cuando producto de las propias políticas que hacen los gobiernos populares terminan ascendiendo social y políticamente y no advierten que ese ascenso, más allá del esfuerzo personal que cada uno tiene para progresar,  es producto de las políticas de los gobiernos.

La historia cinematográfica hollywoodense es una máquina de transferir historia y cultura contada por ellos, obviamente. Vos ves la segunda guerra mundial y parece que la hubieran ganado los yanquis únicamente. Y cuando vas a los números, murieron 400 mil soldados norteamericanos y 26 millones de rusos entre población civil y soldados. Los que mejor han contado la historia han sido los que hoy dominan el mundo, y por eso es importante saber quién cuenta la historia y como se cuenta. No es una cuestión de relato y de épica. Es una cuestión también de cómo es la relación de fuerzas en el mundo.

Para terminar, sobre la angustia – lo que manifestó el presidente frente al Rey Emérito tengo una interpretación muy personal de esa frase. Creo que alguien que se psicoanaliza desde hace mucho en forma permanente y que fue criado por una familia muy pudiente y con un padre muy dominante, reflejó la angustia personal acerca de lo que puede sentir una persona que se sentía protegida, cubierta, en un ambiente, cuando le tocó independizarse de una figura paterna muy fuerte. Quizá tiene razón mi hija, y es el deseo de ser colonia, que es un deseo político.. Creo que esa interpretación y ese fenómeno de la angustia -que no es un sentimiento político patriótico histórico- hace alusión a una situación de carácter personal. La angustia por lo menos para mí tiene referencia a un estado de ánimo personal que a una interpretación política e histórica, sobre todo de una persona que no ha hecho de la política y la historia un leitmotiv.

Partido judicial

Creo que en el mundo está el un partido mediático que juzga públicamente, un partido judicial que es como espejo de ese partido mediático y un sector que interviene con estas dos patas fundamentales en la región:. En el caso de Brasil se vio muy fuerte la intervención de ese partido judicial, aquí también, y es más, durante toda nuestra gestión fuimos fuertemente intervenidos por el partido judicial. La ley de medios que fue un modelo contra la monopolización y la hegemonía mediática fue suspendida por el partido judicial, cuando quisimos pagar con reservas -como finalmente lo logramos- medidas cautelares, siempre hubo una intervención. Es más, el intento que hicimos de democratizar el poder judicial, el último poder corporativizado de la Argentina, y que consistía básicamente en que los jueces, académicos y abogados que integran el Consejo de la Magistratura fueran también elegidos por el voto popular como lo son elegidos los diputados y senadores que conforman ese organismo, no los jueces que juzgan (porque evidentemente eso no es conveniente). Bueno, fue la única vez que la corte hizo uso del per saltum. Además, había leyes que rompían un poco con esa inercia del poder judicial donde entran los amigos y la familia del juez. Era un intento y un proyecto de democratización muy amplio que permitía que la democracia entrara a un poder que naturalmente es corporativo, porque un hecho de que un poder sea vitalicio es bastante antiguo, es el único poder del mundo que es vitalicio, todos los otros están sometidos a elecciones, revalidaciones, etc. Fue golpeada también cuando había sido enviada como proyecto del Ejecutivo, tratada por ambas cámaras con mayoría absoluta. Fue la única vez que la Corte hizo el per saltum, para defenderse a sí misma como sector corporativo. Ahora tenemos el problema de las tarifas. Nadie sabe qué es lo que va a pagar. Nada de eso significó un per saltum.

Que hay una persecución judicial me parece evidente y, además, fue anunciada por periodistas, columnistas, editorialistas que durante los últimos 3, 4 años decían que cuando abandonara el poder iba a tener serios problemas con la justicia. Eran clarividentes o parte de una articulación mediática-judicial que es la que se está desplegando ahora. Denuncias que ya tuve siendo presidenta. La causa de dólar futuro es lo más emblemático en materia de persecución judicial. El magistrado que inició la causa cuando me cita a mi y al ministro de economía -que no habíamos sido citados por el fiscal- pensaba que los beneficiarios de los contratos de dólar futuro iban a ser amigos o conocidos nuestros, y resulta que cuando se investigó los beneficiarios habían sido los mismos que habían hecho la devaluación. No sólo eso: en el caso de uno de los funcionarios -el vicejefe de la Jefatura de Gabinete- era el que había pactado con el titular del Rofex, que es uno de los del mercado a futuro, el precio de lo que iba a cobrar él: arregló el precio siendo funcionario y eso si es delito. Eso es delito porque es incompatible por interés del conflicto. Pero no están procesados los que devaluaron ni los que cobraron los contratos, sino que estamos procesados nosotros que fuimos quienes queríamos cuidar el valor de la moneda y lo sostuvimos.

La verdad es que es un causa absolutamente arbitraria sin pies ni cabeza lo cual revela el grado de persecución. Y la última: embargar la pensión del presidente, lo cual es patético y ridículo. No me quejo. Cuando decidís que los responsables del genocidio deben ser enjuiciados y recibir las penas por lo que hicieron, cuando recuperás edificios como la ESMA para devolverlos a la memoria, cuando decidís recuperar la administración de los recursos de los trabajadores, cuando decidís que los trabajadores deben tener un salario que les permita vivir dignamente y motorizar la economía, cuando vos decidís que tenés que recuperar YPF -la empresa más importante de Argentina y una de las 2000 empresas más importantes del mundo-, cuando decidís recuperar Aerolíneas Argentinas y transformarla en una compañía aérea competitiva, cuando decidís recuperar AYSA o la antigua Obras Sanitarias para hacer las obras de infraestructura que se necesiten, cuando hacés estas cosas está claro que uno de los riesgos es la cárcel y que te persigan políticamente.

ar cris en calafateAnexo 2

Sus principales conceptos sobre Argentina y los cambios en  América Latina

Nodal

-Hace siete meses usted dejó el poder y han pasado muchas cosas en el mundo, en la región y en la Argentina. Se ven fuerzas políticas contrarias al espíritu que usted dejó cuando terminaba su presidencia en diciembre del año pasado. ¿Qué análisis hace de lo que está pasando y cómo ve ese tiempo que ha pasado desde que dejó el poder ?

-No lo analizo únicamente desde la perspectiva argentina, mi mirada es un poco más abarcativa, analizo desde una perspectiva más regional lo que está pasando en Argentina, en Brasil o en la última elección de Evo Morales en Bolivia.
Me parece que hay un retroceso en lo que fueron los gobiernos nacionales y populares en la región.  Hay hay un avance de lo que podríamos denominar la derecha conservadora o restauradora en cuanto a exclusión social, en cuanto a nuevos realineamientos y en cuanto a abandonar la idea de unidad regional que primó tanto en el espíritu de la UNASUR, del MERCOSUR, y de la CELAC desde 1999, que fue cuando asumió Hugo Chávez en Venezuela.  Luego llegó Lula en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, el Frente Amplio en Uruguay, Fernando Lugo en Paraguay. Todo eso no es casualidad, hubo un movimiento regional que tenía que ver también con una etapa de neoliberalismo de los noventa del siglo pasado que había sido una catástrofe social en términos económicos. Creo que se pudo ver muy claramente. También obedeció a un momento histórico de Estados Unidos que, a partir del 2001, por el impacto terrible de lo que fue el atentado a las Torres Gemelas es como que dejó de observar tanto o de intervenir tanto, si se quiere, en la región, porque eran otras las prioridades y hasta hoy son otras las prioridades.
Pero me parece que luego comienza una mirada nuevamente hacia la región que siempre fue vista como un reservorio de alimentos, energético, acuífero, mineral, casi propio ¿no?  Y también la aparición de estos nuevos gobiernos populares, nacionales, ¡democráticos! Porque una de las características es que, a diferencia de lo que podía haber sucedido en el siglo veinte en el que podía haber gobiernos nacionales y populares que por ahí eran discutidos en cuanto a su metodología, estos gobiernos se caracterizaron no solamente por el acceso democrático sino por una profunda vida en democracia en cuanto a libertad de expresión, aún en cuanto a expresiones que atentaban contra la propia vida de los gobiernos y que muchas veces intentaron ser experiencias destituyentes como la que me tocó vivir a mí en el 2008, en Argentina, o como le toca vivir ahora a Dilma Rousseff en Brasil.
En la Argentina lo veo como un retroceso muy importante porque los logros que se habían obtenido eran realmente formidables. Más allá de ese discurso de la “pesada herencia”, los números son objetivos: al 10 de diciembre del año pasado, la Argentina había alcanzado el menor nivel de endeudamiento externo en moneda extranjera de toda su historia. No de los últimos diez o veinte años, de los últimos doscientos años.  Me pregunto cuál hubiera sido la solución para los argentinos si todos los partidos políticos que siempre hablaron mucho de unidad nacional, de llegar a algún gran acuerdo, hubieran podido llegar a un gran acuerdo entre todos, para decir: “cualquier sea el que gane lo que vamos a pagar, va a ser esto”. Alcanza con que amen a su país y conciban a la deuda externa como uno de los principales problemas, sino el principal, que atravesó durante décadas nuestro país y la región.
(…) Creo que todo esto influye: el Brexit, la salida de Inglaterra de la Unión Europea, la situación global, la desintegración de los órganos regionales, el MERCOSUR muy debilitado, UNASUR también o los BRICS que se presentaban como una alternativa.  Esto nos revela como que pareciera que esa multipolaridad que era cada vez más creciente ha sufrido un menoscabo y tendemos nuevamente -no digo a un mundo unipolar- a algo que se le parece bastante. Esto no es bueno para nadie, ni siquiera para aquellos que aparecen como aparentes beneficiarios de ese resurgimiento de la unipolaridad.  Así que es un momento difícil y el nuevo gobierno tuvo una evaluación yo creo que errónea de que iban a llover los dólares. Estaban muy entusiasmados porque habían aprobado el acuerdo con los Buitres y todo se iba a solucionar. Y esto no me convierte a mí en alguien visionario, clarividente o inteligente, sino simplemente en una persona que estuvo sentada ocho años en el sillón de la Casa Rosada y que no estuve de prestada tampoco en ese sillón.  Entonces, creo que hubo una mala evaluación, un mal cálculo o falta de cálculo, o no.  Tal vez lo que se quería era provocar un shock para después tener espalda para que  los trabajadores aceptaran cualquier tipo de salario por temor a perder el salario.

-En una de las últimas reuniones del Mercosur usted manifestó su alegría por la incorporación de Venezuela y Bolivia. Ahora existe una crisis en el Mercosur y un intento de aislar a Venezuela a través del gobierno interino de Brasil, con el apoyo de Paraguay y de la Argentina. El economista Alfredo Serrano Mansilla tiene una expresión respecto a lo que se vive en el continente, en nuestra región, en América Latina, dice que hay “un continente en disputa”. Hubo un golpe de Estado en contra de Hugo Chávez en 2002 y varios procesos destituyentes contra Rafael Correa, Manuel Zelaya, Fernando Lugo y Evo Morales. ¿Cómo se entiende la región tomando en cuenta también lo que está pasando en Brasil? ¿Cuál es el eje de este enfrentamiento?

-Es muy simple.  Retomo el análisis que hacía de que Estados Unidos había estado un tanto distraído producto de su lucha contra el terrorismo, y de que había sido agredido fuertemente en su propio territorio a partir de las Torres Gemelas en 2001. Yo creo que este continente en disputa comienza a visualizarse claramente cuando los gobiernos nacionales y populares como Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, comienzan a tener relaciones comerciales, políticas y económicas con otros actores internacionales, fundamentalmente con la República Popular China y con Rusia.  En esta región eran terrenos vedados a estos países.  Nestor Kirchner realizó acuerdos estratégicos con el presidente de China Hu Jintao, que luego yo profundizo con el presidente Xi Jinping y cuya expresión más demostrativa es la construcción por primera vez de dos represas hidroeléctricas de gran magnitud por parte de los chinos.  Ahí comienza.

La participación de Brasil en los BRICS y la creación de ese fondo casi alternativo a lo que podía ser el manejo del FMI, crean un alerta, un alerta roja. Estados Unidos pudo haber visto que en la región estaban ingresando la República Popular China y la Federación Rusa y esto podría ser objeto de disputa en una región que tiene uno de los acuíferos más importantes del mundo, reserva de minerales también de las más importantes del mundo, reservas energética de las más importantes del mundo, Venezuela, y nuestra propia Vaca Muerta en la Argentina.  Además, otra cosa fundamental:  somos la gran productora de alimentos y de materias primas en el mundo, con lo cual somos una región estratégica para el desarrollo y el mantenimiento hoy de cualquier país que es potencia. Yo creo que esto debe haber  movido intereses, pensamientos y acciones, de manera tal de que hubiera una limitante al ingreso o a la apertura de nuestros países a gobiernos que obviamente tienen disputas comerciales y de geopolítica.  Se está rediseñando un nuevo mapa geopolítico en el mundo, complejo, mucho más complejo de lo que parece, porque esto que parece ser una tensión entre China o Estados Unidos por cuestiones económicas, o Rusia, tiene un ingrediente nuevo que es el surgimiento del terrorismo en el mundo.

-Su gobierno tomó una serie de decisiones que en su tiempo fueron criticadas por ciertos sectores de la sociedad, como por ejemplo, el régimen cambiario, el régimen de importaciones. ¿Desde el punto de vista de hoy, tomaría las mismas decisiones o modificaría algo?

-Existe una costumbre muy acendrada en la sociedad argentina que es la de atesorar dólares para ahorro, cosa que no sucede por ejemplo en Brasil o en otras economías.  El estrangulamiento del sector externo, vía demanda de dólar, de moneda dura, ha sido una constante en nuestra historia. Le pasó también a Juan Domingo Perón durante su primer y segundo gobierno en el siglo pasado. Es producto del crecimiento económico y de una aceleración en el crecimiento.  Es gracioso, dicen que éramos un gobierno antiestadounidense pero si uno ve la balanza de pagos durante el gobierno menemista que era proestadounidense durante los años noventa del siglo pasado verá que la balanza comercial era deficitaria para Estados Unidos.  Sin embargo, durante todo nuestro gobierno la balanza comercial fue absolutamente superavitaria para Estados Unidos porque nos estábamos reindustrializando, comprábamos bienes de capital para la industria, para producir.   Necesariamente demandábamos a las economías de mayor tecnología, y Estados Unidos es una de ellas. No cambiaría la política cambiaria aunque sí tal vez la política industrial, para hacerla menos dependiente, o para que el desarrollo fuera más perfecto y que se puedan hacer los eslabones productivos, de manera de no tener tanta necesidad de divisas.
Durante mi gestión se llegaron a hacer 14 millones de operaciones de compra de dólares, por casi 10.000 millones que compraban los trabajadores, los asalariados y la clase media, que ahorraba en dólares lo que le sobraba, porque le sobraba dinero a fin de mes para poder comprar dólares, o para poder pagar la cuota del auto, comprar una heladera o un aire acondicionado. Ahora hasta les critican que usan el aire acondicionado o que prenden la estufa. Yo por lo menos nunca me enojé ni le critiqué a ningún argentino porque prendía la estufa o el aire acondicionado.  Al contrario, fue durante nuestro gobierno que millones de argentinos se pudieron comprar el aire acondicionado. Fue durante nuestro gobierno que millones de argentinos pudieron renovar sus estufas, o tener estufas! O tener gas, o acceder al gas.
Hoy la factura de gas la tienen que pagar los k y los anti-k, así como la de luz y el agua que  también tienen que pagar lo k, los anti-k y los que no son nada. Y el queso Port Salut que hace un mes acá en La Anónima costaba $100 medio kilo, ahora sale casi 300 y lo pagan los radicales, los peronistas y todos los que quieren comprar medio kilo de Por Salut La Serenísima en La Anónima de los Brown aquí en Calafate.