Cuando se analiza el comportamiento de los principales productos de la empresa Polar, de manera particular la relación entre las variables procesamiento, abastecimiento y desabastecimiento de los mismos, todo indica que estamos ante una suerte de minué. Es decir, las cosas encajan perfectamente como en una relojería, siendo que cada variable se articula una con la otra, como pasos previamente coreografiados donde nada se deja al azar.

Pero el ritmo de este minué no parecen marcarlo los precios  ni la entrega o no de divisas. Es decir, se nos ha convencido que la producción cae bien porque el Estado no le entrega a la empresa las divisas “necesarias” para las importaciones. O bien porque el control de precios ha rezagado tanto los mismos que es imposible que los productos se produzcan y por tanto la gente los encuentre. Es una idea fuerza tan poderosa que hasta voceros del propio gobierno a lo largo de los años la han repetido.

Sin embargo, esta puede que sea una verdad no tan así.

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