Irak, el nuevo Vietnam de EEUU

U.S. Army Soldiers from 3rd Battalion, 6th Field Artillery, 10th Mountain Division and Iraqi army soldiers conduct a four-day mission consisting of a cordon and search, humanitarian aid and building relations with local Iraqis in Kirkuk, Iraq, March 3, 2008. (U.S. Air Force photo by Staff Sgt. Samuel Bendet) (Released)
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Germán Gorraiz López

Al cabo de una década de la caída de Hussein, el actual Irak sería un estado fallido y carcomido por la metástasis de la corrupción y la inseguridad e incapaz de aumentar su producción de petróleo estimado en los 3 millones de barriles por día, lo que evidencia el fracaso de los más de 61.000 millones de dólares dedicados desde 2003 por EEUU para erigir un nuevo Estado iraquí basado en la revitalización y modernización del sector petrolero, la formación de un Gobierno central de Coalición y unas Fuerzas Armadas modernas y multiconfesionales.

La teoría del “caos constructivo”

La Doctrina Carter inspirada por Brzezinski (1980), tenía como objetivo la implementación en Oriente Próximo y Medio del llamado “caos constructivo”, concepto que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio César “divide et impera”, para lograr la instauración de un campo de inestabilidad y violencia en la zona (balcanización) y originar un caos que se extendería desde Líbano, Palestina y Siria a Iraq y desde Irán y Afganistán hasta Pakistán y Anatolia (Asia Menor).

Recordar que Oriente Medio y Próximo presentan un paralelismo sorprendente con los Balcanes y la Europa centro-oriental de los años que provocó la Primera Guerra Mundial, tras la que los vencedores procedieron a rediseñar las inestables fronteras de de dicha zona dibujando unas fronteras virtuales que provocaron un extenso periodo de agitación, de violencia y de conflictos en la zona como consecuencia de los conflictos étnicos derivadas de unas fronteras artificiales amén del choque de intereses económicos de las principales potencias europeas en la zona.

La caída de Mubarak
La caída de Mubarak

Así, el ex-presidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas en suelo egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio Oriente, consistente en la instauración del citado “caos constructivo” mediante la sucesiva destrucción de los regímenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e Irán y reservando para Jordania el rol de “nueva patria del pueblo palestino”, para lo cual ,EEUU se serviría de los grupos takfiríes.

Takfir wal-Hijra, (Anatema y Exilio), es un movimiento sectario ultrarradical islamista de orientación sunní, surgido en Egipto en 1969 e inspirado por Sukri Mustafa. La doctrina takfir (luchador de la yihad), promulga la reducción de un musulmán por otro musulmán a la categoría de infiel, o peor aún, de apóstata, de traidor a su religión y por lo tanto resignado al castigo capital. EEUU e Israel se habrían serivdo de dichos grupúsculos salafíes takfiríes (especie de hidra cuya cabeza primigenia sería Al Qaeda), para mediante sus acciones terroristas destruir la imagen pacífica del Islam e impedir el enaltecimiento político del mundo musulmán, por lo que el presidente de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán, Ali Lariyani ha acusado a los grupos terroristas y al wahabismo de crear una “catástrofe” para el mundo musulmán” y ha asegurado que los wahabíes saudíes incitan a los takfiríes (que considera infieles a quienes no siguen sus enseñanzas) a enfrentarse contra los chiíes y otras sectas musulmanas. Dicha proceso de balcanización de la zona estaría ya en marcha y tendría su plasmación en países como Irak , devenido en Estado fallido y desangrado por la reavivación de la guerra civil chií-suní y la aparición del EI, en la endémica división palestina entre las facciones de Hamás y la OLP; en la anarquía reinante en Libia con el wahhabísmo salafista instaurado en Trípoli mientras grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda) dominan tribalmente el interior de Libia y en la aplicación de la yihad suní contra el régimen laico de Al Assad y sus aliados chiíes, Irán y Hezbolá que por efecto mimético habría convertido ya al Líbano en un país dividido y presto para ser fagocitado por Israel, quedando el régimen teocrático chíita del Líder Supremo Ayatolah Jamenei como única zona todavía impermeable a la estrategia balcanizadora de Brzezinski.

Implementación del Plan Bideneeuu biden-obama

El Plan Biden-Gelb, aprobado por el Senado de EEUU en el 2007 y rechazado por Condolezza Rice, Secretaria de Estado con George W. Bush, preveía la instauración en Irak de un sistema federal con el fin de evitar el colapso en el país tras la retirada de las tropas estadounidenses y proponía separar Irak en entidades kurdas, chiíes y sunitas, bajo un gobierno federal en Bagdad encargado del cuidado de las fronteras y de la administración de los ingresos por el petróleo. Así, asistiremos a la aparición del Kurdistán Libre presidido por Masoud Barzani con capital en Kirkust y que incluiría zonas anexionadas aprovechando el vacío de poder dejado por el Ejército iraquí como Sinkar o Rabia en la provincia de Ninive, Kirkuk y Diyala así como todas las ciudades de etnia kurda de Siria (excepto Hasaka y Qamishli) ocupadas por la insurgencia kurda del BDP. El nuevo Kurdistán contará con las bendiciones de EEUU y Turquía y dispondrá de autonomía financiera al poseer el 20% de las explotaciones del total del crudo iraquí con la “conditio sine qua non” de abastecer a Turquía, Israel y Europa Oriental del petróleo kurdo a través del oleoducto de Kirkust que desemboca en el puerto turco de Ceyhan (Israel habría recibido ya recientemente el primer cargamento de petróleo crudo enviado desde el Kurdistán iraquí. De otra parte, el Califato Islámico de Sham con Abu Bakr al-Baghdadi como emir y con capital en Mosul y que abarcaría desde la parte ocupada de Siria (Alepo) a las ciudades suníes de Ramadi, Faluya, Mosul, Tal Afar y Baquba ( triángulo suní), con fuertes conexiones con Arabia Saudí y Emiratos Árabes y que derivará posteriormente hacia un radical movimiento panislamista que utilizará el arma del petróleo para estrangular las economías occidentales en el horizonte del próximo quinquenio.

Finalmente, como tercera pata del trípode, tendríamos al Irak chíi con capital en Bagdad que ejercerá de contrapeso al wahabismo saudí y que gravitará en la órbita de influencia de Irán, lo que aunado con el previsible acuerdo iraní en el contencioso nuclear con EEUU, convertirá a Irán en gran potencia regional en clara pugna con Arabia Saudí e Israel. Recordar que Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder en la zona, por lo que ha reafirmado su derecho inalienable a la nuclearización y en el supuesto de lograrse un acuerdo Irán-EEUU,no sería descartable retomar el acuerdo de cooperación energética del 2010 entre Irak, Irán y Siria para la construcción del gasoducto de South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el Mar Mediterráneo permitiría la llegada del gas iraní a la Unión Europea y aliviaría la severa rusodependencia energética europea, relativizando de paso la importancia estratégica de Turquía dentro del Proyecto del Gasoducto Trans-Adriático (TAP) así como el papel relevante de Arabia Saudí y Emiratos Árabes como suministradores de crudo a Occidente, con lo que Obama se granjearía la enemistad de Turquía, Arabia Saudí, Emiratos Árabes e Israel.

Joe Biden, el tapado de la AIPAC

Netanyahu en la AIPAC
Netanyahu en la AIPAC

Joe Biden, de 65 años, llegó al Congreso con sólo 30 años, lo que le convirtió en el quinto senador más joven de la historia de EEUU y ejerció como presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado hasta ser impuesto por la AIPAC como Vicepresidente de Obama en un intento de contrarrestar su juventud e inexperiencia política en el campo de las relaciones internacionales y fundamentalmente evitar posibles desviaciones de Obama en la defensa inequívoca de Israel. Siendo todavía Senador y en una entrevista concedida a la cadena de TV Shalom, una importante red judía de televisión por cable en EEUU, Joe Biden confesó que Israel era “la mayor y única fortaleza de EEUU en Oriente Medio” y se declaró abiertamente sionista “No necesitas ser judío para ser sionista ” , afirmaciones corroboradas por Ira Forma, director ejecutivo del Consejo Nacional Demócrata Judío al afirmar :” Biden es un gran amigo… con sólidos antecedentes pro-Israel”, con lo que seguiría la estela de Lindon B. Johnson, el otro gran tapado de la AIPAC quien según Associated Press tenía una conexión personal muy emocional con Israel que habría quedado reflejada en la confesión a un diplomático israelí tras el asesinato de John F. Kennedy en 1963: “Usted ha perdido un gran amigo, pero ha encontrado uno mejor.”

Tras la aprobación del Congreso y Senado de EEUU de una declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el democráta Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EEUU estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente” y la posibilidad de la firma de un acuerdo del G 5+1 con Irán sobre el contencioso nuclear iraní que no contaría con el visto bueno de Netanyahul , asistiremos al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC) para proceder a la desestabilización de Siria e Irán por métodos expeditivos, no siendo descartable que Obama, (tras la pérdida del control del Senado en las pasadas e lecciones de medio término y en la recta final de su mandato Presidencial), acepte el pulso del lobby judío y adopte una suicida conducta transgresora que podría reconsiderar el tradicional veto de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU ante propuestas “nocivas para el Estado israelí”, con lo que Obama se convertiría en el último obstáculo para diseñar la arquitectura del Nuevo Gran Oriente.

¿Hacia un nuevo Vietnam?

Caso de consumarse el magnicidio de Obama, Joe Biden, el tapado de la AIPAC, se vería obligado a asumir la Presidencia del país y a hacer cristalizar las iniciativas inconclusas de su predecesor en un posterior mandato presidencial (condenando de paso al ostracismo político a un Partido Republicano inmerso en luchas intestinas y lastrado por la nefasta gestión de sus antecesores), aunque su mandato quedará presumiblemente marcado por la Guerra contra Siria e Irán (Guerra de los 6 años). Dicha guerra será un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia e involucrará a ambas superpotencias teniendo como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Egipto, Arabia Saudí e Irán), abarcando el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Libia , Siria y Líbano) hasta Yemen, Yibuti y Somalia y teniendo a Irak como epicentro ( rememorando la Guerra de Vietnam con Lyndon B. Johnson (1963-1.969).

La ausencia de Obama será pues aprovechada por la Trilateral EEUU-Gran Bretaña-Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por los actuales países de Oriente Próximo y Medio y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel (Gran Israel-Eretz Israel), siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales. El Proyecto del Gran Israel (Eretz Israel), sería hijo del atavismo bíblico y bebería de las fuentes de Génesis 15:18, que señala que “ hace 4.000 años, el título de propiedad de toda la tierra existente entre el Río Nilo de Egipto y el Río Eúfrates fue legado al patriarca hebreo Abraham y trasferida posteriormente a sus descendientes”, lo que supondría la restauración de la Declaración Balfour (1.917), que dibujaba un Estado de Israel dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y que se extendía desde el Mediterráneo al este del Éufrates abarcando Siria, Líbano, parte nororiental de Irak , parte norte de Arabia Saudí , la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí en Egipto así como Jordania, que pasaría a denominarse Palesjordán tras ser obligado a acoger a toda la población palestina de las actuales Cisjordania y Gaza forzada a una diáspora masiva (nueva nakba).