Junio, un mes bisagra en Argentina

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JUAN GUAHÁN| Será junio la puerta de entrada a tiempos invernales, fríos y oscuros o el ingreso a reconfortantes momentos asoleados y reparadores. Conste que no estamos hablando del tiempo sino de lo que se resolverá en los próximos días sobre nuestras deudas; también a lo que puede pasar en el Mundial de Fútbol, las incógnitas de sus resultados y sus efectos; a la industria automotriz y sus conflictos.

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HONRAR LAS DEUDAS

Después de los compromisos asumidos la semana pasada con el Club de París, el próximo jueves 12 la Suprema Corte de los Estados Unidos deberá resolver sobre el reclamo de los “fondos buitre”. El gobierno Argentino ha solicitado que intervenga dicho Tribunal a los fines de revisar la sentencia del Juez Thomas Griesa. Dicha sentencia nos obliga al pago de la totalidad de lo reclamado por un grupo de bonistas de una manera que podría cuestionar las liquidaciones a los demás tenedores de bonos (93% del total de la deuda), que ya arreglaron.

En ese supuesto entraría en juego una cláusula, vigente hasta fines de este año, que obligaría a nuestro país a pagarles el 100% a los acreedores incorporados a los Canjes celebrados en el 2005 y 2010. Esta condición y la posibilidad que los fondos pudieran ser embargados, al ser pagados a través del Banco de Nueva York, hace que los pagos futuros pudieran ser de cumplimiento imposible. Con ello se crearían las condiciones para un nuevo “default”. En la audiencia del próximo jueves la Corte estadounidense tiene 3 alternativas: Abocarse al estudio del caso, con lo cual el problema quedaría solucionado porque cualquier respuesta sería el año que viene. También podría postergar la decisión o solicitar alguna otra medida previa, con lo cual también el tema pasaría a resolución futura.

La tercera alternativa es que decida no abocarse al estudio del tema, volviendo el trámite al Juez Griesa para ejecutar su sentencia. Ahí sí estaríamos complicados. A pesar que solo el 5% de los pedidos de intervención de la Corte Suprema de los Estados Unidos es resuelto positivamente, nuestro país cuenta con el beneficio que el propio gobierno de Barack Obama, en contra de la opinión de su Parlamento, apoya al gobierno argentino. En igual sentido se han manifestado el FMI y más de 100 legisladores británicos y muchas entidades financieras. Esto es así dado que un fallo contra Argentina podría ser usado, en el futuro, por los “arreglos de deuda” en otros países perjudicando a otros estados y a entidades financieras menos hostiles que los “fondos buitre”.

También piden que la Suprema Corte se aboque al tema legisladores de nuestro país. Viajan para avalar la posición argentina, además del oficialismo, legisladores de toda la oposición, salvo del Frente Amplio (UNEN) que enviaron un documento (el diputado Martín Lousteau –de ese bloque- lo hace a título personal) y el bloque de izquierda no mandó documento, ni viaja.

Si bien lo más probable “que el agua no llegue al río”, Argentina está elaborando planes alternativos. Uno de ellos es ver si hay condiciones para pagar a los tenedores de bonos que entraron en el Canje evitando los bancos de Nueva York. La otra posibilidad, aconsejada por el estudio de abogados que tiene Argentina en los Estados Unidos, es que decrete un nuevo “default” por el conjunto de la deuda para renegociar todo de vuelta.

Como se puede ver la situación es compleja y ella es consecuencia del principio que se ha impuesto de “honrar la deuda”, sin entrar a considerar su legalidad y legitimidad. Tratándose en muchos casos de lo que innumerables especialistas y el general José de San Martín, cuando gobernaba Perú, consideraron “deuda odiosa” (contraída por gobiernos ilegales y contra los intereses de los pueblos que deberían abonarla) y que no genera obligaciones de pago.

MUNDIAL DE FÚTBOLarg messi y cris

El mismo jueves 12 de junio, que se reúne la Corte de los Estados Unidos, a las 18 horas de nuestro país comenzará a rodar -en el estadio Arena Corinthians de San Pablo- la brazuca (nombre oficial de la pelota del Mundial de Fútbol 2014). Allí Brasil enfrentará a Croacia. Junto con las Olimpíadas, el Mundial de Fútbol es el evento social más globalizado y globalizador del mundo actual y sus sistemas comunicacionales.

Llegan a esta instancia 32 equipos de 5 continentes. El Mundial se inicio en 1930, en Montevideo resultando campeones los locales. Se viene realizando en forma ininterrumpida (salvo 1942 y 1946) cada 4 años. Brasil fue campeón en 5 oportunidades, Italia en 4 y Alemania en 3. Pero el orgullo brasileño está herido desde el “maracanazo” cuando, el 16 de julio de 1950 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro –ante más de 173 mil espectadores-, Uruguay les arrebató (por 2 a 1) una victoria que se transformó en su peor derrota de la historia futbolera brasileña.

Ahora están confiados que en el mismo y remodelado Estadio Maracaná, el próximo 13 de julio, disputen y ganen la final de esta Copa. Con esa final se habrán disputado 64 partidos durante 31 días, durante los cuales el tema del fútbol será la cuestión absorbente en gran parte del mundo. Bajo el paraguas de una pasión que legítimamente exalta las identidades nacionales se desarrolla un importante negocio que todos los días nos invade por la radio, los diarios y la TV. Resulta expresivo como grandes marcas trasnacionales se visten con la camiseta de diferentes países simulando, en cada caso, su adhesión a cada una de esas diferentes nacionalidades.

La Federación Internacional organizadora (FIFA) repartirá 576 millones de dólares entre los 32 equipos participantes, 35 millones serán para el campeón.

La importancia y el prestigio que, se supone, conlleva la realización del Mundial motiva diversas maniobras y artimañas. En estos días la FIFA debate si anular la sede Qatar para el Mundial del 2022. Se han publicado las cuentas bancarias, por 5 millones de dólares, donde se habría depositado dinero destinado a conseguir votos para tal designación.

Todos los países están interesados en el triunfo. Esta pretensión es particularmente fuerte en Brasil y Argentina. En nuestro país las principales actividades, de todo tipo, tienen un impasse desde el inicio hasta el final del torneo. El triunfo en el Mundial ayudaría a sobrellevar con mejor ánimo las dificultades actuales. Se supone que un rápido retorno tendría un efecto contrario.

En Brasil la situación es aún más grave y compleja. En los últimos meses se han reiterado las críticas y protestas, muchas de ellas cargadas de violencia, contra el Mundial y sus gastos. Si bien es muy probable que los ingresos sean superiores a los gastos, hay conciencia que la mayor parte de los mismos irán a las arcas de grandes empresas de la construcción, el transporte y las comunicaciones.

En Brasil hay dos grandes dudas. Una, si el inicio del Mundial podrá acallar la oleada de críticas y protestas. En un partido preparatorio realizado con Panamá hubo, al comienzo un generalizado abucheo, luego la victoria -de 4 a 0- calmó los ánimos y terminó en aplausos. En segundo lugar, está el temor de una derrota que termine multiplicando las protestas y averiando el futuro político de Dilma Rousseff. Como en otras tantas cosas hay que dejar hablar a la pelota. Porque como dijo el filósofo Diego Armando: “La brazuca no se mancha”


LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ Y SUS CONFLICTOS
arg automotrices

Mientras la Presidenta anuncia una justa moratoria que permite a unas 474 mil personas -que están en edad de jubilarse- cobrar esa prestación, hay un clima enrarecido en algunos sectores industriales.

Desde hace algunas semanas el sector automotriz está ocupando el interés del gobierno. Cae la demanda interna y externa, baja la producción. Las ensambladoras de las grandes marcas comienzan a suspender al personal, las autopartistas hacen lo propio y hay algunos despidos. La fábrica japonesa Honda anuncia la suspensión de la fabricación de automóviles y motos, en las plantas de Campana y Florencio Varela. Esta medida será por un mes (desde mañana hasta el 7 de julio) pagando a sus trabajadores el 100% del sueldo.

El Sindicato –oficialista- pide a las patronales que aguanten hasta Julio que allí comienza la remontada. En el medio crecen los conflictos y se ahonda la distancia entre muchos delegados -identificados con sectores de izquierda- y la conducción gremial. El conflicto de la autopartista Gestamp (ubicada en Escobar) es un reflejo de lo que ocurre. Esta empresa, con un millar de obreros, es la única proveedora de estampados de algunas marcas de Ford, General Motors, Volkswagen, Peugeot-Citroen que, a raíz de este hecho, suspendieron sus actividades por un par de días. El origen del problema fue que, en Gestamp hubo algunas suspensiones. Luego fueron despedidos 69 trabajadores.

Nueve de ellos lograron instalarse en un puente grúa e hicieron paralizar las tareas. La dirigencia sindical, a cuyo frente está Ricardo Pignanelli se indignó y publicó una solicitada -de una página- contra los trabajadores involucrados en ese problema. Hasta la Presidenta les dedicó algunos párrafos críticos y demandó que el gobernador Daniel Scioli interviniera. Primero dictó conciliación obligatoria. Todo debía volver al inicio (antes de los despidos). Los trabajadores acataron, la empresa –con artilugios- no lo hizo. Luego la Provincia anuló su conciliación obligatoria y los despedidos quedaron afuera. Ahora están haciendo los reclamos legales, pero fuera de la planta. Resulta obvio que los despedidos eran molestos a la patronal y al sindicato. Desde los medio sindicales indican que estas maniobras ya se conocieron en las década de los 70.

Más allá de la gravedad de esta situación, no debe olvidarse que nuestra industria automotriz es otra de las bocas por donde escapan los dólares porque los insumos importados nos cuestan más que lo que ingresa por los vehículos terminados. Este sector está a la espera de una profunda reestructuración. Una posibilidad es una progresiva transformación de estas plantas en grandes unidades productivas destinadas al ferrocarril, evitando compras al extranjero por miles de millones de dólares de materiales que hubiéramos podido construir en nuestro país reconvirtiendo este sector.