Victoria y ¿sus hermanos?

UN GRANO DE MAÍZ | Victoria está por nacer, lo hará en los próximos días, gracias a la tecnología ya la conocemos, le vimos su carita, la nariz es como la del papá y los pies son idénticos a los de la abuela materna. Aquí, en este mundo, la esperan Nicole, Natalia, Mariana, Sebastián y Martín, nacieron con pocos días de ventaja, ya están en el mundo, son habitantes del siglo XXI. El acontecimiento convoca al pensamiento. ¿Cómo será la vida de estos niños? Imaginemos.

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¿Crecerán como hermanos o como combatientes de una guerra individual por la existencia? ¿Tendrán capacidad de entregarse en el amor verdadero, o sus escarceos amorosos serán transacciones comerciales? ¿El cálculo sustituirá al sentimiento? ¿Vivirán en la incertidumbre del mañana, o vivirán en un mundo donde cada cual aportará de acuerdo a su capacidad y recibirá de acuerdo a su necesidad? ¿Podrán caminar por la vida sin el temor de que un humano, al que la sociedad abandonó y le incitó a consumir, descargue su frustración, su odio en ellos? ¿Al caer la noche sentirán miedo, o la felicidad de poder ver las estrellas y la luna llena sin ningún peligro? ¿Podrán estudiar? ¿Tendrán garantizada la comida?

¿La salud para ellos será un bien inalcanzable? ¿Serán buenos humanos, fraternos? ¿Tendrán libertad para desarrollar sus cualidades? ¿Podrán vivir sin la compulsión del trabajo? ¿El trabajo será para ellos una forma de tallarse humanos? ¿Serán cultos o meras máquinas de consumo? ¿Podrán conocer a las abejas? ¿Los conejos, los venados y los peces serán solo visibles en los museos? ¿Verán al cielo azul, o sólo el plomizo de la polución? ¿Quizás nos preguntarán si es verdad que existieron mares en los que se podían bañar, limpios, azules, llenos de peces, bosques tupidos de árboles frondosos que daban sombra fresca a los visitantes arrullados por el trinar de pájaros coloridos? ¿Quizás nos inviten a pasear por las nieves recuperadas de la Sierra Nevada , a bucear en las playas de Oriente cristalinas, cuidadas por la sociedad amante de la naturaleza? ¿Conocerán la neblina de las madrugadas caraqueñas, o vivirán en una desbaratada ciudad por la construcción sin límite?

¿Cómo nos recordarán? ¿Como las generaciones que transamos el futuro por un plato de lentejas, o como los valientes que no hipotecamos el futuro por algunas prebendas en el presente? ¿Nos recordarán con el cariño y el respeto que se debe a los que se importan por el bien social, por la humanidad? ¿O nos recordarán con el desprecio sordo que se ganan los mezquinos?
No sabemos las respuestas a estas incógnitas. De lo que estamos seguros es que intentamos construir un mundo viable, armónico, en el que las respuestas a las incertidumbres de la vida sean positivas. No sabemos aún si tendremos éxito pero en el intento nos va la existencia.

Somos optimistas. Con Chávez, la Revolución Bolivariana se abre la posibilidad de construir ese mundo, esa oportunidad debe preservarse. Victoria, Nicole, Natalia, Mariana, Sebastián y Martín merecen vivir como hermanos.

¡Chávez por los Niños!