Otro fracaso de la OEA, más sanciones de EEUU: la Constityuyente va/ El paro que no fue

 

Nora Korn|

El gobierno venezolano siguió enfrentando la presión internacional para coadyuvar al derrocamiento de su gobierno constitucional. Estados Unidos anunció sanciones contra otros 13 funcionarios venezolanos, y solo 13 países, de los 34 miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), firmaron una declaración en la que llaman a suspender la elección de constituyentes, el próximo domingo 30.

Los países que firmaron el llamado de la OEA propuesto por Panamá –tercer fracaso en continuado- fueron EEUU, México, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú- por considerar que una Asamblea Constituyente equivale a un desmantelamiento definitivo de la institucionalidad democrática.

La firma de sólo 13 miembros de la OEA significó un nuevo fracaso para el secretario general, el uruguayo Luis Almagro, quien en su batalla diplomática contra la república bolivariana perdió el respaldo de su país. Uruguay, que en marzo se sumó a estas 13 naciones para exigir a Venezuela la liberación de sus presos políticos y la fijación de un calendario electoral, no firmó el documento tras sostener que la Asamblea Nacional Constituyente es un mecanismo previsto en la Constitución venezolana.

El texto, claramente injerencista, fue rechazado de manera abrumadora por la mayoría de las naciones, entre ellas, los miembros de la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) que reiteró la posición acordada por los jefes de Estado del Caribe a principios de julio. Los gobiernos caribeños dijeron sentirse esperanzados en el avance de sus gestiones para apoyar la paz y el entendimiento entre los venezolanos.

Venezuela, que se ausentó del debate en Washington, aprovechó antes de su inicio para repudiar las agresiones sistemáticas de Estados Unidos, al que acusó de liderar una campaña de inteligencia para derrocar el gobierno constitucional de Maduro, en coordinación con Colombia y México.

Más “sanciones” de EEUU

El Departamento del Tesoro anunció sanciones contra 13 funcionarios venezolanos por “quebrantar la democracia”, y amenazó con más penalizaciones si Maduro mantiene sus planes de convocar una Constituyente. Washington acusó de promover la votación y minar la democracia en Venezuela a Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral; el ministro de Educación Elías Jaua; el defensor del Pueblo Tarek William Saab, e Iris Varela, integrante de la comisión preparatoria de la Constituyente.

Entre los sancionados incluyó al ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, así como a tres altos mandos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), a quienes responsabilizó de represión y violencia durante las protestas opositoras iniciadas en abril pasado. Otros cuatro funcionarios, a los que imputaron corrupción, fueron incluidos en la nómina por lo que fueron congelados los activos que tengan en Estados Unidos y se prohibió a todo estadounidense hacer transacciones con ellos.

El senador republicano Marco Rubio afirmó que  “Hoy será un mal día para 13 colaboradores de Nicolás Maduro en su esfuerzo por destruir la democracia en Venezuela (…), más acciones seguirán”, expresó en un tuit. Rubio y el también senadro Bob Menéndez, cabezas del lobby antivenezolano en Washington, pidieron al presidente Donald Trump que sancione a altos funcionarios de Maduro, entre ellos, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Siguiendo el libreto de EEUU, la Unión Europea expresó su preocupación por una escalada de violencia. La convocatoria a una Asamblea Constituyente es controvertida en la sociedad venezolana y por tanto amenaza con exacerbar la polarización y el riesgo de confrontación, señaló.

La afirmación del director de la CIA, Mike Pompeo, de que trabaja con los gobiernos de México y Colombia para asegurar una transición en Venezuela, clásico eufemismo para designar el derrocamiento de un gobierno legítimo, no debiera sorprender. Pompeo, integrante del Tea Party (ultraderecha del Partido Republicano) agregó que estuvo recientemente en la Ciudad de México y en Bogotá para “ayudarlos… a comprender lo que pueden hacer para lograr un mejor resultado para su parte del mundo y nuestra parte …”

La fobia de Washington hacia el proyecto bolivariano llevo a George Bush a apoyar el derrotado golpe de Estado de abril de 2002, Obama emitió el decreto que la declara un grave peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos y la actitud del gobierno de Trump ha sido groseramente intervencionista

Maduro: no debí subestimar la capacidad de daño

“Mi mayor error ha sido subestimar a la oposición, su capacidad de daño, su maldad, su capacidad de violencia. Quizás es el peor error que hemos cometido”, reiteró el presidente en una entrevista con la televisora rusa internacional RT. Para Maduro, en el maremágnun de acontecimientos hay una tragedia transversal incitada por los medios de comunicación hegemónicos: “han vendido en el mundo la imagen de una Venezuela que no existe”.

Por su parte, Maduro repudió la ilegal, insolente e insólita pretensión de un país –Estados Unidos–, de penalizar a otro. No reconocemos ninguna sanción; para nosotros es un reconocimiento a la moral, a la lealtad patria, a la honestidad ciudadana, dijo tras condecorar a los afectados.

Hizo un llamado explícito a su homólogo, Donald Trump: “Detén la agresión contra Venezuela, Venezuela es una base fundamental de estabilidad de todo el Caribe, de América del Sur (…) Piénsenlo bien los estrategas de EE.UU: Venezuela está en disposición de vivir en paz, de vivir tranquilamente, cesen en sus agresiones.

Venezuela ―sostuvo el presidente― está preparada para cualquier escenario, para el que venga. A mí no me gusta adelantarme, porque estoy dispuesto a resolver las cuestiones de la mejor manera, pero me parece una locura que los extremistas de la derecha estadounidense estén hablando de un bloqueo contra Venezuela”. Dijo estar dispuesto a convocar a una cumbre de los países petroleros dentro y fuera de la OPEP para definir una estrategia que permita la total recuperación de los precios del crudo y la estabilización de los mercados.

También desestimó el paro cívico promocionado por la oposición y reiteró que la elección de la Constituyente se realizará el domingo a pesar de la escalada de las protestas y más amenazas de Estados Unidos. Ha sido derrotado el intento de paro, apuntó y aseguró que a Venezuela no la para nadie.

En el este burgués de Caracas, la jornada transcurrió con poco tránsito de vehículos y transeúntes, además de bloqueos de vías, pero en otras zonas se evidenciaba mayor flujo de personas, en una jornada de violencia que dejó la centésimocuarta víctima en cuatro meses de terrorismo opositor.

Nosotros, los bandidos

El diario estadounidense Chicago Tribune califica de “bandidos” a los terroristas opositores. Bajo el título They all deserve to die: Caracas militants vow to take up arms (Todos merecen morir: militantes de Caracas juran tomar las armas), el Chicago Tribune presenta la cara violenta de la oposición en Venezuela, después de meses de una feroz campaña mediática diseñada por los grandes círculos del poder informativo y reproduce voces de líderes de la ultraderecha opositora, que reconocen que esa violencia desmedida se le ha ido de las manos, aceptando de plano que la emplearon como un método de presión para echar a andar su maquinaria golpista, que dejó hasta ahora más de un centenar de víctimas fatales.

Ramón Muchacho, alcalde del municipio Chacao, centro neurálgico de las protestas antigubernamentales, y uno de los principales instigadores de estos grupos vandálicos, opinó al Chicago Tribune que la acción  de estas bandas agresivas ‘ya ha ido demasiado lejos’, generando ‘un elemento de anarquía’. El diputado Ángel Alvarado, de Primero Justicia, afirmó que ‘no sabemos exactamente cómo controlarlos y tenemos miedo de que se puedan salir de las manos y dañar nuestra lucha (…) Estos muchachos radicales son un peligro’, comentó.

La periodista Noris Soto, corresponsal de Bloomberg, que firma la nota publicada en el Chicago Tribune, señaló que “en un sótano húmedo del noroeste de Caracas, docenas de jóvenes se sientan en el suelo y ensamblan sus armas. Vierten asfalto, gasolina y pintura en botellas de cerveza, y atan nudos en tiras de tela para hacer mechas”, dispuestos a matar.

“Todos merecen morir”, respondieron escuetamente a la reportera, refiriéndose a los chavistas  y a los cuerpos de seguridad que intentan proteger a la población civil de estos desmanes. “Los activistas enmascarados -agrega el artículo- lanzan sus bombas caseras, rocas, jarras llenas de heces fecales, cualquier cosa que puedan conseguir. Han asaltado edificios de oficinas, destruido las ventanas de las tiendas y bloqueado los caminos”.

Chicago Tribune también cita a un comerciante, Fernando Fernández, dueño de una tienda de licores en Caracas, afectado por estos grupos violentos. “Son iguales a los saqueadores que usan máscaras cuando saquean tiendas. Son delincuentes explotando el caos en la calle, dijo Fernández, quien agregó que una docena de ellos rompieron la vidriera de su negocio y se llevaron el licor. “No eran la resistencia, eran matones’.



Crónica del paro que no fue

Marco Teruggi| Caracas iba a amanecer como ciudad sublevada. Eso se podía imaginar al leer las declaraciones de los dirigentes de la derecha. Era el día uno del paro de 48 horas, una medida destinada a escalar la presión de calle para impedir las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente del próximo domingo 30 de julio. La realidad fue otra: Caracas se pareció a un día feriado en algunas zonas.Foto

Al menos así lo fue en horas de la mañana. El este de Caracas, donde reside la mayor parte de la base social de la derecha, hubo poco movimiento. Negocios cerrados, autobuses a cuenta gotas, y una multiplicidad de trancas, tanto en urbanizaciones, como Boleíta, como en autopistas, como Prados del Este. Con un detalle: eran más escombros, basura, troncos, alambres, que gente. En algunas eran dos o tres personas, otras estaban desiertas. La sublevación prometida era en la práctica un juego de calles cerradas sin nadie.

El oeste de la ciudad presentó otra cara desde el inicio del día. Con menos actividad que de costumbre, lejos de parecer una ciudad en paro. Transportes, negocios, en su mayoría abiertos, circulación de gente, de una normalidad caraqueña en esta situación de conflicto prolongado.

Eran como dos ciudades, de espaldas una a la otra. El corte, como es habitual, era de clases.

Así transcurrió la mañana y el mediodía, en una calma que antecede la tormenta. Fue en horas de la tarde donde el escenario cambió, y entraron en escena los dos niveles de violencia que tiene organizada la derecha. El primero se desarrolló en Bello Campo, donde grupos de choque -“escuderos” bendecidos por curas y dirigentes como Freddy Guevara- fueron a buscar el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. El objetivo era generar el hecho mediático, la imagen que luego sus medios se encargarían de invertir y de presentar como una “arremetida del gobierno” contra ellos. En los hechos las líneas de choque organizadas actuaron con piedras, bombas molotov, morteros, y -lo que nunca reconocerá la derecha- como gente armada que disparó desde el techo de un edificio.

El otro nivel se activó en otros puntos de la ciudad, como en Petare y Macaracuay. Sin cámaras, ni construcción épica en torno a los “escuderos”. Se trató de la activación de grupos que atacaron armas de fuego a las fuerzas de seguridad del Estado. En uno de los casos de Petare, las células atacaron primero desde barricadas entre los edificios, para luego meterse barrio adentro y disparar desde escaleras, techos. Todo ante el paso de vecinos de la zona, niños, trabajadores de regreso a sus casas.

Algo similar ocurrió también en otros puntos del país. En el estado Lara, por ejemplo, grupos de la derecha atacaron e incendiaron la alcaldía de Duaca. Fue presentado como una arremetida de las fuerzas de seguridad del Estado. Siempre, suceda lo que suceda, aunque la evidencia sea innegable, el esquema es el mismo: poner como víctimas a quienes atacan, disparan, queman.

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La derecha anunció el éxito total de su medida. Así como la había hecho la semana anterior, así como la hará en cada acción. Si se mide con respecto al paro del pasado jueves, el resultado no fue bueno. Ya se había visto aquel día que la medida no había contado con el respaldo de los trabajadores -únicos en poder paralizar un país- ni con la totalidad de los empresarios. Esto último lo había subrayado el mismo J.J Rendón desde Miami en una entrevista el domingo: una parte del empresariado no había acatado la medida, en particular las grandes industrias. Lo mismo sucedió este miércoles. El paro se sintió aun menos.

Si se lo piensa en términos de consenso en la población, la respuesta tampoco es positiva. Una de las imágenes que más se vio en el este fue la de gente esquivando barricadas -sin nadie- y caminando para ir a sus lugares de trabajo. El paro no sumó, las trancas no sumaron. Fueron los mismos, incluso menos, y sin respaldo de la mayoría de quienes viven de su trabajo.

En cuanto a pensar el paro como una medida en escalada hacia el domingo 30, el balance tampoco es favorable. Se esperaba una ciudad sublevada y fue un paro solo en algunas zonas de Caracas. Quedan tres días antes del domingo. ¿Tienen una carta escondida que jugarán de imprevisto? Lo que es seguro es no lograron avanzar en el movimiento de acumular fuerza movilizada para presionar al gobierno y forzarlo a cambiar de rumbo.

La única forma de pensar la medida como no-negativa, es si se proyecta el conflicto de manera prolongada -con la estrategia del doble gobierno- donde el 30 será el inicio de una nueva fase de la escalada. En ese sentido el paro se proyectó hacia el frente internacional, y mantuvo una actividad para su base social, para los comerciantes y transportistas descontentos con el gobierno -aunque no todos los que cerraron y pararon lo hicieron por voluntad propia: muchos fueron amenazados, como lo muestran los carteles- Así entonces se puede pensar que el paro resultó relativamente.

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La derecha mantiene una proporción que casi nunca falla: apela a la violencia y el frente internacional cuando desciende su capacidad de convocatoria. Pasó nuevamente este miércoles, y nuevamente los números no resultaron: la Organización de Estados Americanos no tuvo el respaldo buscado por los Estados Unidos para escalar la presión diplomática sobre Venezuela.

Por su parte el chavismo está ante un desafío central: lograr una alta participación en las elecciones del domingo, un hecho que daría una legitimidad necesaria a la ANC. Este jueves, mientras se desarrolle el segundo día del paro, tendrá lugar el cierre de campaña en Caracas. El cuadro de violencia impuesto por la derecha podría resultar beneficioso para el chavismo: agudiza la confrontación política y, como se sabe, el chavismo se hace fuerte en el debate, la polarización, y, sobre todo apuesta -como la mayoría de la sociedad venezolana- a la resolución democrática de los conflictos.

El escenario golpista, planteado por la derecha con el plan del gobierno paralelo y la violencia, parece a todo o nada. Cada día, entonces, es clave.