Maradona, capitán de la Patria Grande

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Tomás Franch y Nicolás Retamar|

Revolucionario dentro y fuera de la cancha. Defensor de las causas justas. Enemigo de las injusticias sociales. Capitán de los que menos tienen. Jugador de las canchas en las que lo que se patea es miseria. Amigo de muchos y muchas. Soñador de la Patria Grande. Diego Armando Maradona, el comandante de toda una región.

La primera vez que se vieron con Fidel Castro fue la medianoche del martes 28 de julio de 1987. Fidel lo recibió en su despacho, en frente a la Plaza de la Revolución. No imaginaban Diego ni Fidel que años después Cuba sería su casa, que en otro encuentro Diego le mostraría su tatuaje del Che y del mismo Fidel. “Le agradezco a Dios y a la vida que me haya llevado hasta Cuba para ver de cerca la obra del Che Guevara, mi prócer argentino, este que llevo tatuado en la piel y más todavía en el corazón. Él fue un rebelde. Yo también lo soy”, decía Diego.

Era un rebelde con causa Diego. Nunca se sacó la camiseta de la Patria Grande. Y aunque nadie le asignó un número, la 10 siempre fue de él. En cada uno de los países Diego iba y se paraba en la vereda de enfrente de los poderosos. “Me gustaría ver a Cuba sin bloqueo, a ver qué pasa”, le gritó al mundo. Al mundo, pero principalmente a Estados Unidos, ese país que no le brindaba la autorización para ingresar. Diego, fiel a estilo, salió jugando, gambeteando, haciendo golazos y regalando frases eternas: “Yo quería ir a Estados Unidos, pero el cabeza de termo de Clinton no me deja entrar”.

Declarado antiimperialista cuantas veces pudo, la batalla final contra Estados Unidos la llevó adelante junto a Hugo Chávez y Evo Morales en la Cumbre de los Pueblos en noviembre de 2005. Hasta Mar del Plata, ciudad balnearia ubicada a 400 kilómetros de la Capital Federal, podría haber ido en auto, helicóptero o avión. Sin embargo, partió en el Tren del Alba junto a personalidades políticas, culturales y sociales de la talla del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y Madres de Plaza de Mayo. Allí, en un estadio de fútbol y frente a miles de personas, Chávez llamó al 10 para que diga unas palabras. Maradona agradeció la presencia de la enorme cantidad de manifestantes y gritó “la Argentina es digna, echemos a Bush”.

Por aquellos días, el presidente de Estados Unidos George Bush había llegado a Argentina para ratificar la entrada en vigor del ALCA el Área de Libre Comercio de las Américas. Néstor Kirchner, Lula da Silva, Hugo Chávez, Tabaré Vázquez y Nicanor Duarte Frutos plantaron la bandera de Diego: dignidad, soberanía y respeto. El NO AL ALCA marcó un antes y un después en la integración latinoamericana.

NO AL ALCA selló en Diego la idea de Patria Grande. A partir de allí, Maradona rubricó hasta el último de sus días su relación con Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, Lula Da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, y Evo Morales en Bolivia. Además, el 10 seguiría tirando paredes con otros líderes latinoamericanos.

Diego declaró su admiración por Hugo Chávez cada vez que pudo. Cuando falleció el líder de la revolución bolivariana, “Pelusa” dijo: “Lo que me dejó Hugo fue una gran amistad, una sabiduría política increíble. Hugo Chávez ha cambiado la forma de pensar del latinoamericano, nosotros estábamos entregados a Estados Unidos y él nos metió en la cabeza que podíamos caminar solos”.

Las veces que Venezuela se vio acechada por la derecha nacional e internacional, Diego no dudó y se manifestó públicamente, como siempre hizo, a favor de la dignidad de los pueblos: “somos chavistas hasta la muerte. Y cuando Maduro ordene, estoy vestido de soldado para una Venezuela libre, para pelear contra el imperialismo y los que se quieren apoderar de nuestras banderas, que es lo más sagrado que tenemos. Viva Chávez !!!! Viva Maduro!! Viva la revolución!!!”.

En enero de 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamaba presidente encargado de Venezuela, Diego bancó una vez más a su amigo: “A pesar de los traidores y del imperialismo que quieren gobernar a Venezuela, su pueblo sigue eligiendo como su presidente a Nicolás Maduro. Hugo Chávez nos marca el camino, y ese camino es Nicolás Maduro, que sólo quiere lo mejor para su país. No pudieron con Fidel, no pudieron con Hugo, y mucho menos con vos. ¡Venezuela vencerá! “

 

Con Evo Morales, a quien Diego conoció en aquel noviembre de 2005 cuando todavía el líder del MAS no era presidente de Bolivia, lo unió una gran amistad y la pelea contra el poder. En marzo de 2008, Maradona jugó un partido amistoso contra Evo en el Estadio Olímpico de La Paz. El motivo del encuentro y la presencia del 10 había sido para reclamar que se anule la prohibición de la FIFA de jugar partidos internacionales a más de 2.750 metros sobre el mar. Una vez más, el partido lo ganó Diego y hoy la selección de fútbol de Bolivia continúa haciendo de local en La Paz, a 3.579 ​metros sobre el nivel del mar.

Once años más tarde, cuando se produjo el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia, Diego se puso la cinta de capitán para defender a su compañero: “Lamento el golpe de Estado orquestado en Bolivia. Sobre todo por el pueblo boliviano, y por Evo Morales, una buena persona que trabajó siempre por los más humildes”.A pesar de la rivalidad futbolística, Diego no miró para otro lado cuando se trató de Brasil y abrazó a Lula da Silva y Dilma Rousseff. Cuando destituyeron a la mandataria del Partido de los Trabajadores en 2016, Maradona publicó en sus redes sociales una foto sosteniendo una camiseta de Brasil con el nombre de Lula y el número 18. Allí, Maradona jugó en el mismo equipo y se declaró soldado del expresidente y la presidenta destituida.

Cuando Lula recibió doce años de cárcel en 2018 por un supuesto caso de corrupción, Diego volvió a manifestarse y, con ritmo de tribuna, escribió “Lula querido, el Diego está contigo”. El 8 de noviembre de 2019, cuando liberaron al exmandatario, Maradona utilizó las redes sociales para expresar su felicidad y, junto a una foto con Lula, manifestó “Hoy se hizo justicia”.

Fue cercano a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández. Cuando falleció el expresidente, Diego sostuvo que “fue un mazazo para todos, no me lo esperaba. Cuando caí que Nestor había fallecido, me pareció increíble. En el momento donde nosotros estamos saliendo y tenemos un batallador que se pelea con Estados Unidos, perderlo es terrible. Argentina perdió un gladiador, nos sacó del pozo. Nestor tenía muchas cosas del Che Guevara”.

También se mostró con Alberto Fernández y con el Ministro de Economía Martín Guzmán. Defendió cada decisión, jugaba para su equipo. No necesitaba una visita a la Casa Rosada o una reunión particular para demostrar su apoyo hacia ellos. Tampoco necesitaba algo para mostrar su posición por ejemplo con el impuesto a las grandes fortunas.

Menos mediáticas fueron sus posturas con Nicaragua y Colombia, donde defendió públicamente y se involucró en el Proceso de Paz. Con la humildad del pibe de Villa Fiorito, Diego participó del “Partido por la Paz” realizado en Bogotá en abril de 2015 en pleno negociación de las FARC y el gobierno colombiano que concluiría en el Acuerdo de Paz en 2016. En ese amistoso, Maradona recibió de manos de Gustavo Petro y Piedad Córdoba la réplica de una balsa muisca, pieza de orfebrería precolombina entre los años 600 y 1600.

“Quisiera agradecer a todos los que hicieron posible este partido, pero el mérito es de ustedes que están en la tribuna y quieren la paz. Nosotros podemos correr detrás de una pelota, pero la paz tienen que ganársela ustedes porque se la merecen. basta de violencia en colombia. Queremos la paz y yo la quiero con todo mi corazón”, gritó Diego una vez más. La semana anterior, Maradona le había enviado una carta al presidente Juan Manuel Santos donde lo invitaba a brindar unmensaje a los participantes del conversatorio “Diego le juega a la paz”.

La relación de Diego con Nicaragua se gestó en La Habana. “Conocí a Daniel en Cuba cuando no era presidente. Cuando fue presidente me hizo sandinista. Ahora que Nicaragua está pasando un momento malo quiero ser más sandinista que nunca”. En 2014, en una visita que duró cuatro días, Maradona se declaró soldado del presidente Daniel Ortega. Dos años más tarde, el 10 se declaró orgulloso de recibir de manos del presidente nicaragüense la Orden Sandinista.

En 2018 en “De la mano del 10”, programa de televisión que realizó junto a Victor Hugo Morales durante el mundial de Rusia para TeleSur, Diego dijo que “Nicaragua está siendo sometida como estaba siendo sometida Venezuela, eso me alarmó mucho a mí, porque lo de Venezuela lo viví muy cerca y ahora quiero saber más cosas de Nicaragua, pero de todas maneras yo soy un sandinista y estoy a disposición maestro, Presidente Daniel Ortega”. Otra vez, Diego era claro y decía sin temor: “Ahora que Nicaragua está pasando un momento malo, quiero ser más sandinista que nunca”.

Tras el mundial de Rusia 2018, Diego tuvo la oportunidad de volver a trabajar como director técnico en América Latina. Su destino fue México y el 7 de septiembre le dedicó unas palabras al presidente electo Andrés Manuel López Obrador: “Le mando un gran saludo al pueblo mexicano, y a su nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien sin dudas trabajará para darle felicidad a su gente. Latinoamérica debe estar unida, y en paz, contra el Imperialismo, que todos los días despliega sus armas para quedarse con todo, a costa del hambre de la gente”.

“Soy completamente izquierdista: de pie, de fe y de cerebro”. Así se definía Diego. Nunca negoció su condición de capitán de la Patria Grande. Un revolucionario y antiimperialista. Luchó incansablemente por una América Latina más justa y soberana. Queda su legado, sus triunfos y sus derrotas, sus sonrisas y sus lágrimas, su amor por todo un pueblo. Hasta la victoria siempre, Diego.

*Periodistas y comunicadores sociales. Retamar es redactor de Nodal.am y colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).