Los grandes temas globales al inicio del 2012

JUAN GUAHÁN| Los grandes temas globales que sin duda influirán en el dearrollo de las políticas de los países latinoamericanos, tienen que ver, entre otras cuestiones, con el futuro de las revueltas en los países del Medio Oriente, su relación con los riesgos de conflicto militar con las potencias occidentales y la evolución de la crisis económica mundial.
Las revueltas en Medio Oriente se iniciaron (Egipto y Túnez) como rebeliones contra regímenes autoritarios que se venían prolongando en el tiempo. El estancamiento de esos movimientos iniciales y su continuidad (incluidos el apoyo de la OTAN) contra procesos que guardan diferentes niveles de confrontación con el poder imperial (Libia y Siria) obliga a repensar en profundidad acerca del sentido y dirección de esos movimientos.

En este tema las dudas son mayúsculas. Donde no hay dudas es en la intención del imperialismo estadounidense y europeo de apropiarse de los recursos de esos pueblos y de su voluntad de redefinir la situación de Medio Oriente, intentando ponerla al servicio de las necesidades imperiales. Lo que ha pasado con el petróleo de Irak y el “reparto” que están intentando del petróleo y los fondos libios (200 mil millones de dólares) depositados en Occidente, hacen obvio cualquier comentario.

En esta misma dirección la “madre de todas las batallas” parece estar orientada hacia Irán, el país más poderoso de la región. Allí la situación parece encaminarse hacia un futuro muy crítico. No faltan los agoreros que ven en ese conflicto el detonante para que se haga realidad, en este 2012, la leyenda del fin del calendario maya. Hasta ahora, la actitud disuasiva de China y Rusia ha evitado darle legalidad al avance imperial en Siria e Irán. Estas dos potencias parece que comprendieron su “error” de haber permitido que -bajo el paraguas de las Naciones Unidas- Estados Unidos y Europa (con tropas de la OTAN) intervinieran en Libia.

La economía mundial pinta que -para este 2012- continuará su desaceleración, a excepción de la pequeña Islandia donde –después de haber encarcelado a la cúpula de las entidades bancarias- esperan un notorio crecimiento. La recesión en el área del euro hará sentir sus efectos sobre el conjunto de la economía mundial y encierra la posibilidad que algunos países europeos abandonen esa moneda, una de las claves sobre la que funciona la Unión Europea. Canadá, una de las “niñas bonitas” del “capitalismo serio” a escala mundial, procura evitar su entrada en “zona de riesgo”. Para ello disminuyó los beneficios sociales, propuso una generalizada rebaja de salarios y desarrolla un fuerte ataque a las organizaciones sindicales.

La situación económica trae indudables consecuencias políticas. Es tradicional que -en los países centrales- la crisis empuja a sus respectivos electorados hacia posiciones más conservadoras. Ello se está verificando en la política de los países de Europa. Algo semejante ocurre en los Estados Unidos, para quienes imaginaron que el gobierno de Barack Obama adoptaría una política progresista, la realidad actual ha puesto en evidencia ese error. Cada día aparece con más evidencia que Obama, un negro de origen musulmán, es la cara apropiada para los problemas de los poderosos blancos anglosajones que manejan la economía mundial.

De allí que es probable que Obama se suceda a sí mismo a pesar de las dificultades de la economía mundial y de lo que pasa en su propio país. Al respecto Paul Craig Roberts, Subsecretario del Tesoro para Política Económica, en tiempos de Ronald Reagan, acaba de afirmar que “en el curso de una década, Norteamérica dejó de ser una sociedad libre y se convirtió en un estado policíaco. La población, si es que se dio cuenta de lo que sucedió, simplemente aceptó esta revolución desde arriba”. Del mismo modo que tolera que 43 millones de norteamericanos indigentes reciban ayuda alimentaria del Estado.